Las horas previas al "no" a la represa que iba a ser la obra del siglo para los mendocinos. Es una crisis, pero abre oportunidades.
En detalle: Así fue la traición de Alberto a Mendoza por Portezuelo del Viento
Fue a traición. Un sablazo por la espalda. La semana apenas empezaba cuando el ministro de gobierno de Mendoza Víctor Ibañez recibió un llamado de José Lepere. Es un desconocido del gran público, pero este bonaerense de 46 años es el Secretario del Interior de la Nación, que en la estructura del ministerio del Interior opera como el número dos de Eduardo "Wado" De Pedro. Militante de La Cámpora en Almirante Brown, Lepere es el que está en contacto con los funcionarios de las provincias. El llamado a Ibañez fue para pedir una tregua en las peleas por Portezuelo del Viento, al menos hasta el viernes 13 de este mes. Ese día, se reúne el Consejo de Gobernadores del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado, organismo que comparten el gobierno nacional, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Río Negro y la provincia de Buenos Aires, para tratar temas diversos. Es el lugar en el que el peronismo dio vuelta la historia de Portezuelo del Viento, hasta volverla contra Mendoza.
"Nosotros no vamos a tratar Portezuelo en la reunión del viernes... por favor, no lo hagan ustedes... esperemos el laudo..." habría pedido el Secretario del Interior al ministro mendocino. Pero un día después, ayer, en La Pampa, el presidente Alberto Fernández "se habló encima" y adelantó un laudo negativo que en la práctica da por tierra con la obra. Portezuelo se iba a financiar con recursos cien por ciento mendocinos, los 1.023 millones de dólares que Nación va girando en remesas trimestrales, como producto de un acuerdo de resarcimiento por los años de extensión por decreto de la promoción industrial, y cuando Nación estaba a punto de perder un juicio histórico contra la provincia, por un reclamo que en Mendoza fue "Política de Estado". Del total, ya hay en poder del gobierno de Mendoza cerca de 423 millones de dólares.
Luego de aquella conversación entre Lepere e Ibañez, los contactos entre mendocinos y el gobierno nacional se redujeron a "cero".
En La Pampa, el presidente fue especialmente despectivo con Mendoza. Cuando dijo que el río Colorado era de todos y no "de uno solo" y lo comparó con el reparto desigual de la riqueza, les dijo a los argentinos que Mendoza estaba intentando quedarse con algo (el agua) que pertenece a cuatro provincias más "y a todos los argentinos". Fue en territorio pampeano y delante del gobernador Sergio Ziliotto -no debe haber podido creer semejante regalo-, donde Alberto Fernández adelantó que el laudo sería negativo y que pedirá un nuevo estudio de impacto ambiental de toda la cuenca. Ello podría llevar años, y La Pampa aún así seguirá bloqueando la obra. Es una cuestión dogmática. Les enseñan a sus niños que Mendoza les roba el agua del Atuel, por ejemplo. Claro, el "aviso de laudo" de Alberto, fue absolutamente carente de argumentos técnicos.
Así las cosas, Portezuelo "ya fue"
La noticia cayó como una bomba en el gobierno. Rodolfo Suarez se enteró cerca de las tres menos cuarto de la tarde, y optó rápido por la prudencia. En el pedido de laudo que motivó antes una fuerte polémica entre Nación y Mendoza -y que arrastró también al peronismo local al barro- Suarez pidió cambiar el objeto del acuerdo por los 1.023 millones de dólares y poder hacer otras obras, en caso de una decisión negativa, o que a La Pampa se le ocurriese que le dieran un lote en la Luna. Un estudio de años y muy millonario en dólares de toda la cuenca para reemplazar los que ya existen en el expediente de Portezuelo del Viento, sería más o menos equivalente a una pretensión intergaláctica.
Pese a la sorpresa y de encontrarse con que un funcionario de La Cámpora pide una cosa y el presidente hizo otra, el gobierno local apostó a la moderación, aunque legisladores de Cambia Mendoza, pero especialmente radicales, intendentes, funcionarios, referentes varios, se hicieron un festival contra Alberto Fernández en las redes sociales. Las críticas al presidente se extendieron incluso al peronismo doméstico, que sin empacho disparó contra Alberto. El PJ mendocino vivió todo el debate por Portezuelo con muchísima incomodidad desde que Suarez es gobernador, se fue Macri y cambió el signo político nacional. Pasaron de hablar veladamente en contra de la obra, antes de las elecciones del año pasado, a criticar al gobierno provincial por aquella famosa pelea del laudo, respecto a si estaba bien pedido o no, y luego a darle duro a Alberto Fernández, al que de todos modos el kirchnerismo vapulea sin piedad todos los días. En el medio pidieron incluso que Suarez adjudique, aunque no fueron los únicos. Hay quienes dicen que esa decisión que habría costado un depósito inicial de 102 millones de dólares, se habría revelado hoy como un error gigantesco, ante la parálisis de Portezuelo del Viento.
Suarez tendrá hoy dos actividades que tienen que ver con el agua. Primero, tendrá una reunión por zoom con técnicos y funcionarios israelíes. Intentan diseñar un plan estratégico y ver qué obras harán falta para ganar hectáreas de tierras productivas y riego en nuestra provincia. Pero que nadie se haga los rulos demasiado pronto. La idea sería que el "nuevo riego" que se construya aun con el dinero de Portezuelo, para impermeabilizar canales, sobre todo, sea destinado a plantaciones de productos que están funcionando muy bien en el mundo. Hablan de pistachos, nueces, y almendras. Claro que para eso antes hay que convencer a Alberto Fernández de modificar el convenio original, que sólo permite obras hídricas o equivalentes. "Nadie dijo que el Plan B iba a ser para plantar más viñas..." dijo una fuente del gobierno, ayer, cuando ya se sabía que Alberto había decidido enterrar Portezuelo. La otra actividad que tendrá el gobernador será un acto en el Dique Cipolletti, a las 10:30. Sergio Marinelli asumirá allí su segundo período como Director General de Irrigación. Es el organismo que mayor cantidad de planes ejecutivos de obras tiene en carpeta, por más de 200 millones de dólares. Al igual que los funcionarios del Ejecutivo, incluso Suarez, Marinelli no cree que las eventuales nuevas obras del Plan B deban ser para regar cualquier planta. Más de una vez avisó que si se caía Portezuelo, las obras de riego que pudieran hacerse, serían en función de los mercados. Más claro, imposible. El gobernador utilizará el acto en Irrigación para hablar del "laudo de palabra" (definición genial del colega Jorge Fernández Rojas), de Alberto Fernández.
La historia de Portezuelo parece estar llegando al final, con un último portazo de Nación y las provincias peronistas y sus aliados en el COIRCO. Habrá unas 48 horas de indignación, tal vez más, y luego empezará una durísima pelea de lobbies e intereses por la "torta" y por qué hacer con el dinero, que se está acumulando en el fideicomiso. Al mismo tiempo habrá que convencer a Alberto Fernández de cambiar el destino del resarcimiento a Mendoza. Reina el escepticismo. El senador y ex gobernador Alfredo Cornejo lo expresa muy bien. Cree que del gobierno nacional no cabe esperar nada, ni siquiera un eventual cambio de objeto del acuerdo para destinar el dinero a otra cosa. Y que habrá que conformarse con que sigan mandando los dólares.