En qué pensamos los mendocinos cuando vamos a votar

¿Cuántas veces habremos votado desde 1983? ¿Cuáles han sido nuestras motivaciones para elegir a quién luego sería nuestro representante? ¿Cuánto cambiamos como votantes desde hace 38 años, los que llevamos en esta etapa democrática?

De acuerdo a los sondeos previos a las campañas electorales en Mendoza los encuestadores encuentran un parámetro común, donde por lo menos 51 por ciento de los votantes mendocinos tiene su decisión definida "dentro de la grieta", es decir adhieren a una de las dos opciones que tironean el voto para algunos de los extremos donde en Mendoza se encuentran -por un lado- dos referentes radicales: el gobernador Rodolfo Suarez junto a su antecesor Alfredo Cornejo; y por el otro: Anabel Fernández Sagasti como delegada del peronismo y/o del kirchnerismo nacional, aliada alperonismo territorial.

Dentro del 49 por ciento restante se encuentran quienes no tienen preferencia entre los extremos y hasta podrían combinar boletas de ambas facciones en pugna y no definen su voto hasta último momento. Y también se encuentran quienes nunca votarían a ninguna de las opciones del gobernante Cambia Mendoza o al desafiante Frente de Todos. Esta porción representa una décima parte de la masa de votantes y es el electorado por el cual pelean los frentes y partidos que quieren convertirse en la tan mentada "tercera fuerza". Mientras que hay un 15 por ciento que en tiempo anterior a las campañas no responde a la consulta.

Este escenario con distintos vértices de observación y estudio, es donde se mueven las encuestadoras en Mendoza según las consultas que el POST encaró para este informe donde buscamos un perfil del votante de estas tierras, sin dejar de lado el contexto de la pandemia de coronavirus en nuestra población como posible condicionante.

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Camila Guevara directora Técnica de la encuestadora Mediciones Mendoza, Martha Reale titular Reale Dalla Torre Consultores y Roberto Stahringer titular de Sociolítica Consultora son quienes aportaron sus miradas profesionales sobre qué votamos cuando votamos.

Camila Guevara

· Gestión y fidelidad. "No se trata de un voto partidario, porque los mismos partidos o frentes no presentan perfiles ideológicos homogéneos. Se trata de un voto situado en un contexto. En ese sentido el votante mendocino es más fiel a la gestión de acuerdo a la aprobación o no de quien gestiona o sea de los poderes ejecutivos".

· Moderación y acción. "El votante mendocino apuesta a los perfiles políticos más moderados, es decir quienes muestran capacidad de gestión pero sin caer en la tibieza o la exageración. En definitiva, un candidato debe mostrar su perfil político y su gestión, si ha tenido oportunidad de ejercerla.

· Volatilidad en crecimiento. "Las elecciones de medio término es cuando la ciudadanía se anima a votar por expresiones minoritarias para repartir más la representación en los parlamentos. Es posible entonces que tengamos un poco más volatilidad del voto como característica de este tipo de elecciones, aunque esto se está tratando de contrarrestar por lo menos en el caso de Cambia Mendoza (argumentan que esta elección plebiscita la gestión de Suarez)".

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· Mientras más cerca más vale. "A nivel nacional entran a jugar otros factores para definir el voto, que son las variables económicas, la distribución de recursos federales y la opinión sobre temas nacionales de esos dirigentes candidatos para cargos nacionales. La cercanía que tiene el mendocino con la gestión provincial hace que la valore más respecto de la nacional".

Martha Reale

· Certeza y laxitud. "Hay el mismo porcentaje de fidelidad partidaria en Mendoza que en la Nación. Hay un 85% del electorado que es fiel a su criterio, sobre saber a quién no tiene que votar. Pero el 15 por ciento es el electorado fluctuante y es que el que termina definiendo una elección. Es verdad que en las elecciones legislativas el voto es más laxo. Pero también es cierto que al elegirse senador nacional para Mendoza la elección es más estratégica para el electorado anti K que está ansioso por obturar el poder del kirchnerismo".

· Bronca de urna. "El votante usa el voto castigo como se vio en 2015 cuando se cansó del kirchnerismo. Pero el votante castiga a quien cree que hace una mala gestión como en cualquier democracia liberal".

· Definición límite. "Generalmente el elector es informado pero le presta atención al proceso faltando diez días para la elección. Por eso los estudios de opinión electoral son más certeros en la medida que nos acercamos a la fecha de votación. El elector no sigue el día a día de los candidatos eso sólo lo hacen quienes están interesados en las marchas de los procesos conocido como círculo rojo".

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· Mendocinidad al palo. "El dato más importante a analizar es qué le importa al votante mendocino. Qué prioriza al votar: ¿la nación o la provincia? Hasta hace unos siete años, el mendocino miraba más hacia la nación, siempre premio o castigo al gobierno nacional. Pero desde 2015 se ha revertido ese punto de vista electoral y ahora la mendocinidad es la prioridad de quien vota. Eso se ha dado en un escenario más crítico hacia la Nación".

· Te conozco. "La ciudadanía mendocina define su voto en base a la experiencia que ha tenido con el dirigente o con un sector político".

Roberto Stahringer 

· El virus vota. "Creo que la pandemia sí va a marcar la decisión de la gente, pero no por una cuestión sanitaria. El electorado no va a evaluar cómo se gestionó la pandemia, sino cómo se gestionó en pandemia. Es algo que los gobiernos también han entendido, por esto también ahora, de golpe, llueven flexibilizaciones y un proceso de aceleración hacia una normalidad, si es que tal cosa existe. La percepción es más importante que la realidad diría J. Napolitan".

· Voto futuro. "El votante es fiel a sí mismo, a sus intereses y, como mucho, a los de su entorno. No se verifica una lógica de afinidad ideológica hacia un frente político. Al menos no de forma significativa. Por lo tanto no creo que se trate de perdonar al gobierno que se equivocó, sino que se asiste como mucho a una posibilidad de olvidar o dejar atrás. Y si  hoy el candidato de una fuerza, otrora dañina, mejora mis condiciones de vida... podrá ser una opción a tener en cuenta seriamente. Igualmente, los dos frentes tradicionales permanecen dominando ciertos aspectos de la atención del electorado".

· Votante avispado. "Son muy pocos los que saben bien de qué va la labor legislativa y menos aún las relaciones entre el legislativo y el ejecutivo. En cuanto al contenido de las propuestas, al menos sabe lo que no quiere. No quiere más mentiras, más gente que se enriquezca, que haga poco o nada por la gente de a pie. No hay que subestimar al electorado, será esencial poder comunicar de formas precisas. Si bien en muchos casos dicen no importarle la política, sí entiende que la política es capaz de mejorarle o empeorarle la existencia, por eso hay que comprender la diversidad de las racionalidades y las afinidades, eso requiere de estudios profundos y sostenidos en el tiempo".

· De pura cepa. "Al mendocino le importa más Mendoza que la Nación, por una cuestión de proximidad, por una cuestión de apropiación simbólica, tangible, cognoscible. Tiene un ojo en nación, y es difícil no tenerlo con la invasión mediática y de redes, pero tiene el otro y, sobre todo el cuerpo, acá en Mendoza. Por lo que quien trabaje mejor el sentido colectivo del ser mendocino tendrá unos segundos más de atención".

Boca de urna

Dentro de las prioridades de acuerdo a los sondeos cuando se consulta qué es lo que más le preocupa al votante, la respuesta emerge rápidamente: lo caro que le cuesta vivir, cada vez más, y eso incluye el empleo y en tercer plano, la salud y dentro de esto la pandemia.

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Por eso se entiende que los candidatos busquen llegar a incidir en la economía nacional y también resaltan el espíritu localista (sin tanta convicción) y la mirada optimista (aunque desacomodada a la realidad del votante) junto con la inspiración liberadora ante un presente restrictivo.