Una semana de choque político y social en el que el radicalismo demostró que está para todo. El extraño caso de los diputados desmemoriados y los hilos tras bambalinas.
Pan y circo de la UCR en el Congreso: diputados conversos y senadores K
Los mastines Milton, Murray, Robert y Lucas, bajo las órdenes de Conan "las fuerzas del cielo", conducen al Presidente en el entrevero que marca la agenda política. Mientras tanto, luego del éxito de la Casta de Gran Engaño, buscan nuevos formatos, aunque la realidad no les da respiro.
Después del papelón de la semana pasada, haciendo escándalos con el traje de An Cap, el Presidente vistió sus mejores galas. Milton, Murray, Robert y Lucas también. Conan habría preferido ir a la ópera, pero esta vez era el turno de un espectáculo más popular: hoy era noche de circo.
La UCR tenía preparada una función imperdible y la familia de las Fuerzas del Cielo, ocuparon el palco principal. Las luces se apagaron y sobre la arena del circo aparecieron cinco acróbatas en sus monociclos, haciendo cabriolas en el aire con blisters de Aliskiren, Midodrine y Trifusal, remedios a los que el PAMI les quitó el 100% de la cobertura.
Primer acto: el bloque cortado
Los diputados Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier, Mariano Campero y Pablo Cervi se colocaron en círculo y se mantenían pedaleando sobre el monociclo que los balanceaba para adelante y para atrás, según la necesidad gravitatoria del instante. Quedaron vacíos los lugares de Roxana Reyes y Gerardo Cipolini que, a pesar de haber votado en junio por la ley jubilatoria, les diagnosticaron frío en el pecho y se quedaron haciendo reposo.
Las gradas estaban llenas, el público ovacionaba y los chicos aplaudían y estornudaban. Es que en el ingreso, el payaso Luis Alejandro Rolle les pintaba una boca roja, les colocaba una nariz del mismo color y les rociaba gas pimienta en la cara.
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El primero en pasar al centro de la arena fue el tucumano Mariano Campero que, con un megáfono en mano daba saltos en el aire con el monociclo y anunciaba, como lo hacen los vendedores de huevos en la calle, que "es un honor que desde este bloque haya surgido la idea de poner en la agenda nacional el sistema previsional. Hoy estamos dando un gran paso en este recinto en pos del objetivo de darle a los jubilados la valoración que les corresponde, honrando a nuestros abuelos y apostando a la calidad de vida real que tienen que tener nuestros jubilados", mientras besaba en la boca a ancianos que se encontraban en la primera fila, como hacía la familia Corleone. Pero luego, llegó el momento esperado, el gran truco.
Hubo una explosión que nadie esperaba, un cañón disparó a la mujer bala: Pato Bullrich salió eyectada y en una acrobacia límite se sostuvo de una cuerda y bajó exultante, con una mano en la cintura sobre la malla enteriza de cuero y unas botas de caña alta. En el otro puño sostenía un látigo. El ruido y la confusión era total. Pato rodeó a los cinco diputados, los acarició con la punta del látigo, uno por uno, con movimientos que recordaban a Michelle Pfeiffer en "Batman Regresa" y luego los metió a todos en una caja para hacer el famoso truco de los "radicales cortados" que acompañaron el veto al aumento de los jubilados.
Es que Pato Bullrich era la artífice de la traición de ese grupito de diputados que antes habían bancado el aumento jubilatorio y ahora votaban a favor del veto. Les debían un favor porque varios de ellos habían llegado al Congreso por su gestión. El caso más evidente era el de Campero cuyo mentor fue Damián Arabia, el hombre que armaba para Bullrich en Tucumán durante la campaña. De todos modos, ya eran "libertarios curiosos", sino, no habrían votado a favor del DNU por los cien palos para la SIDE.
Segundo acto: los senadores
Eduardo Vischi, jefe de la bancada radical en el Senado, lucía un traje de lentejuelas blancas que hacía tono con la galera roja. Corría por el perímetro de la arena aplaudiendo y arengando a la gente que no entendía bien de que se trataba el truco. Hasta que se detuvo en el centro, pidió silencio con el dedo índice sobre los labios y con un micrófono que sacó de la galera comenzó a saludar a los espectadores en todos los idiomas existentes. Era realmente admirable el hombre políglota que hablaba con todos los dialoguistas. Hablaba con Luis Juez del PRO, Juan Carlos Romero de Cambio Federal, Camau Espínola de Unidad Federal ... y mientras su hacía su gracia, un asesor repartía entre el público la foto de Vischi en la Rosada.
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Luego, la música cambió y Vischi desapareció unos segundos en las sombras. Los redoblantes anunciaban que algo nuevo venía y cuando volvió a la escena, el radical lucía una máscara de Leandro Alem, tocaba el bombo y cantaba la marcha peronista. Es que los senadores del partido centenario ahora se unieron a la moción del kirchnerismo para pedir que se debata en la sesión del jueves el DNU sobre los fondos de cien millones a la SIDE. Tras bambalinas saben que este pacto entre los K y la UCR va a voltear el decreto 656/24.
La cara oculta de este acuerdo es que la UCR necesitaba los votos peronistas para sancionar la ley que resguarda el financiamiento a las universidades, una lucha histórica de los radicales. Pero, a juzgar por lo que ocurrió en Diputados con el veto a la ley jubilatoria, por estos días el partido tiene graves daños estructurales.
Al cierre, y entre piruetas los radicales conversos y polifuncionales saludaron al público exultante mientras una voz en los parlantes avisaban que no tiraran la entrada. El domingo a la noche, en el Congreso, había una nueva función ...
Continuará ...