La Casta de Gran Engaño está que arde. Hay dos bandos ya definidos y se juegan a todo o nada en un partido de fútbol en el que nadie quiere dar ventaja.
Las fuerzas del cielo vs. Las fuerzas de la tierra: ¿quién ganará el partido?
Pasaban los días y la votación era muy pareja. Karina "el jefe" y Mónica la pobre estaban nominadas a dejar la Casta de Gran Engaño, pero en los votos ninguna se sacaba ventaja. "Las fuerzas del cielo" habían armado un enorme aparato. Un ejército reclutado en un call center tuiteaba sin parar. Editaban videos con fotos viejas del Facebook de Mónica la pobre y los viralizaban. Mónica al lado de una pelopincho tomando un priteado con sus primas, con el techo de lona de su casilla, en el fondo de la imagen: ahí la tienen ¡escabiando con la tuya!; Mónica viendo una novela turca en un sillón hecho con cajones de fruta: ¡pero bien que para Direct TV si tiene!; Mónica con un corte de pelo nuevo: ¡planera!; Mónica comiendo un asado en la vereda: ¡choriplanera! y así un largo etcétera.
Lo de Mónica la pobre en cambio era tan primitivo como efectivo. Sus primas de Rufino habían subido un reel a Instagram haciendo un arroz con pollo para ver la gala de La Casta de Gran Engaño y hacerle el aguante. No era más que unas pechugas cortadas en cubo con un tramontina sin filo, sal como para reventar a un hipertenso, un kilo de queso rallado porque ese día habían cobrado y un arroz apelmasado. Reían, en una casa dónde la loza del techo estaba a la vista, le mandaban buenas vibras a su prima y avisaban que Rufino iba a copar Capital Federal para apoyarla. Ese video había tenido más reacciones, comentarios y reproducciones que todas las fake news elaboradas por las fuerzas del cielo.
Había una arteria popular, barrial dentro de la Casta que mantenía la tensión y atrapaba a todos los televidentes del país. Chiquito Romero, un líder nato, se había hartado del magro presupuesto que tenían entonces tomó un rollo de servilleta, lo cortó en rectángulos y creó su propia cuasimoneda: los goalkeeper, una chicana a Karina "el jefe" y a Omar de La Unión Mendoruina que pedían toilet paper cuando iban al baño. Dos goalkeeper valía un kilo de yerba Tucangua. Con la plata que tenían en la tarjeta que les daba Gran Engaño no compraban ni un cuarto.
La iniciativa no cayó nada bien en la producción y Marcelo Adorno, vocero de la organización les avisó que podían hacer lo que quisieran pero si se les complicaba, Gran Engaño no iba a hacer nada por ellos.
Ese fue el primer coletazo de una revuelta que se estaba curtiendo en la Casta: la lucha de las fuerzas de la tierra contra las fuerzas del cielo.
Fue así que decidieron resolver el entuerno entre Karina "el jefe" y Mónica la pobre con un partido de fútbol.
La formación de las fuerzas de la tierra:
Con la 1 en el arco, Sergio "Chiquito" Romero; el Negro tecla de lateral derecho; Iñaki, el pibe que cambiaba los carteles de los precios de YPF en el medio campo y Mónica la pobre, con la 9, muerta de ganas de llenarle la canasta de goles a las fuerzas del cielo.
La formación de las fuerzas del cielo
Miguel Adorno al arco; Omar de La Unión Mendoruina, dónde caiga la pelota; Luis el chacarero, también; Karina "el jefe", con la 9, muerta de ganas de llenarle la canasta de goles a las fuerzas de la tierra.
Era una gran final porque no se definía solo la continuidad de Mónica la pobre o Karina "el jefe". Si ganaban las fuerzas de la tierra Gran Engaño tendría que:
- Mantener el 33% de las retenciones a la soja y reducir a cero los derechos de exportación a las economías regionales, que en el proyecto original se elevaban al 15%. Cuando escuchó esta propuesta el Negro Tecla caló un melón y lo ahogó en un sauvignon blanc que le compró en cuotas a Omar.
- Mantener el paquete de empresas públicas sujetas a privatización exceptuando a YPF, que seguiría siendo una sociedad anónima de propiedad mixta con participación mayoritaria estatal. Iñaki, el pibe de los precios de YPF, lo celebraba. Estoy cansado, jefe, repetía.
Lilia Lemoine dio el pitazo inicial. La pusieron a dirigir el encuentro porque daba vueltas en la producción y no sabían bien que hacer con ella. Karina "el jefe" recibió de espaldas cerca de la media luna, giró y sacó un zapatazo endiablado que Chiquito Romero descolgó del ángulo, volando como el urubu misionero. El arquero jugó rápido de contra y la tiró larga para que Mónica la pobre, a la carrera, la domara en el aire con el empeine, dejándo despatarrado a Omar con un quiebre de cintura para sacar un remate de zurda que le rompió el arco a Marcelo Adorno, marcando el 1 a 0.
Lilia Lemoine pitó y anunció el final del primer tiempo. Los equipos se fueron al descanso, pero las fuerzas de la tierra sonreían por lo bajo: estaban con ventaja y habían visto recular en chancletas a las mismísimas fuerzas del cielo ...
Continuará ...