La necesidad de diversificar la matriz productiva y preparar la transición hacia las energías limpias ponen otra vez en debate el desarrollo minero en nuestra provincia. Se verá cuando llegue el próximo proyecto de exploración a la Legislatura
Mendoza acelera para entrar en la "era del cobre"
Todavía están frescas las opiniones de los dos gobernadores que administraron Mendoza en épocas de crisis entre 1995 y 2003. El viernes 18 publicamos la mirada crítica de Arturo Lafalla quien dijo que en nuestra provincia no se puede hablar de minería. Y la observación la refrendó en ese mismo informe su colega Roberto Iglesias.
No me cabe ninguna duda que el tema a debatir es la minería. Yo sé que a muchos no les gustará, pero me parece que es una cuestión que tenemos que dar debate fuertemente a la sociedad. Mendoza tuvo una ventaja comparativa y quizá fuimos medio pedantes, siempre veíamos a los sanjuaninos, a los puntanos, a los riojanos, un poco desde arriba, ¿no? La realidad es que en Mendoza la diferencia fundamental comparativa era que teníamos petróleo.
El diagnóstico del dirigente radical, dicho coloquialmente, reabre la instancia de análisis y discusión sincera en un territorio habitado por personas criadas con algunas imágenes fuertes como es el cuidado del agua de deshielo y que el producto emblemático de este lugar es el vino y por ende nuestra "industria madre" es la vitivinicultura.
Ver: El Gobierno quiere impulsar otro proyecto minero, similar a Cerro Amarillo
Para entender mejor el postulado del ex jefe de Estado provincial, recordado por su gestión durante de la debacle socioeconómica argentina de 2001, habría que prestar atención a su síntesis, resultado de su camino recorrido como gobernante.
Iglesias recordó que siempre el petróleo "resolvía" los problemas de los otros sectores económicos, porque la producción dejaba grandes márgenes en regalías hidrocarburíferas y las petroleras eran principales contribuyentes de impuestos provinciales que sostenían buena parte del funcionamiento del Estado mendocino.
Pero "cuando el petróleo empezó a caer entonces vimos cómo estaba la matriz económica de Mendoza", resumió el ex mandatario, sin olvidarse de valorar el esfuerzo que hace la sociedad en su conjunto y en otros sectores como el agro y el turismo. Evidentemente esta realidad pone en relieve los que todos los sectores económicos involucrados ya saben: no alcanza con lo que se produce para sostener la vida en desarrollo en esta región, donde además ya se soporta una sequía estructural de más de una década, un rastro profundo, indeleble, que va dejando el Cambio Climático en este lugar donde seguimos viviendo.
Por eso aprovechamos el desempeño como consejeros ad hoc de Lafalla e Iglesias para el POST para justificar este nuevo informe sobre un par de hechos ocurridos entre el martes 22 y ayer miércoles 23.
En un mismo escenario montado en el hotel Cóndor de Los Andes de Guaymallén se sucedieron dos foros: "El rol de las provincias en el desarrollo minero argentino" y el de "Metalmecánica, Petróleo y Gas".
Tiempos cúpricos
En ese contexto de exposiciones y análisis de potenciales producciones mineras hubo algunos anuncios desde la gestión oficial. El director del Minería Roberto Zenobi advirtió que antes que termine el año el Ejecutivo enviará a la Legislatura para que avale un nuevo proyecto de exploración. Y en esa descripción el titular de la empresa estatal Impulsa, Emilio Guiñazú completó el panorama cuando aseguró que se avanza en la consolidación del llamado "Distrito Minero Malargüe Occidental".
Ambos aspectos esbozados por el funcionario y el ejecutivo de la empresa estatal están vinculado por la potencialidad de extraer cobre, uno de los minerales más requeridos en la industria, aún más que el litio el material estrella de esta época de incipiente conversión energética.
Hay un escenario más extendido si se consulta al sector privado minero que ve con expectativa el desenvolvimiento de la construcción de una unidad productiva regional para focalizar en un mismo territorio la potencia de extracción del mineral. Desde ahí ven negocios en ciernes si se avanza con el primer paso que es la exploración.
Comenzarían a ingresar inversiones con las empresas de primer grado en el proceso, las llamadas empresas "junior", que por envergadura realizan los estudios de hallazgos en las áreas demarcadas por la prospección con movimientos que demandan inversiones promedio de hasta 5 millones de dólares. Detrás de esto están Zenobi, pero más Guiñazú que con Impulsa también involucra capital inicial para motorizar proyectos de compañías nacionales e internacionales.
Se entiende que dentro de lo que delimita la ley 7722 estos estudios técnicos se pueden realizar, ya que la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que debe tener el aval parlamentario cada proyecto es de posible resolución dado que estas acciones no tienen altas incidencias en los ambientes que envuelven al subsuelo que contienen los filones de cobre.
El lugar es Malargüe
Por eso el optimismo privado, porque garantizan que hay por lo menos unas 40 carpetas con pedidos de DIA con los estudios correspondientes y con posibilidades de presentarse en la Legislatura, previa firma de las áreas de Minería y Ambiente de la Provincia. Por lo tanto todo marca que está señalado, en este último tramo de la Administración de Rodolfo Suarez, el punto de partida para un periodo de análisis técnico y político de varios proyectos de cobre en la zona con más expectativa de producción, coincidente geográficamente con el yacimiento de cobre El Teniente el más grande del planeta ubicado en el subsuelo de la Cordillera de Los Andes del lado chileno.
Como última mirada de este repaso, merecemos tener en cuenta estos movimientos para entender la importancia de ensayar una proyección que supere nuestras propias vidas para suponer el desarrollo vital de este espacio y prepararlo, por ejemplo para la conversión a energías limpias donde el cobre es un elemento central en la producción tecnológica de estas fuentes energéticas como la construcción de baterías o aerogeneradores o parques fotovoltaicos.
"La minería cuprífera es fundamental para la descarbonización, las baterías de almacenamiento, los vehículos eléctricos, las ciudades inteligentes y la comunidad rural", señalan los informes técnicos de los entes reguladores.