La semana anterior, Giancarlo Calla y Wendy Sulka, líderes del Partido Libertario Peruano, ingresaron a la Casta de Gran Engaño. Pero faltaban más sorpresas.
El "presidente" entra al juego y la visita militar pregunta por Rosario
"Tal vez sea el destino (...) y ustedes lucharán una vez más por la libertad. No de la tiranía, la opresión o la persecución. Si no de la aniquilación. Lucharemos por nuestro derecho a vivir, a existir. Y debemos ganar hoy. No entraremos en silencio hacia la noche y no moriremos sin pelear. Vamos a vivir, a sobrevivir. Hoy celebraremos nuestro Día de la Independencia". La voz del "presidente" sonaba amplificada: salía con fuerza del televisor y a la par, el mismísimo Bill Pullman repetía su famoso discurso de la película en la que el mundo se enfrenta a la amenaza extraterrestre.
Conan y el resto de los mastines daba vuelta alrededor de él moviendo la cola desesperados, ladrando locos de felicidad. Murray no se contuvo y le orinó los pantalones al actor, el jugador sorpresa que se iba a incorporar a La Casta de Gran Engaño.
El movimiento lo venían tramando desde hacía meses. Conan ya había depurado su estrategia "distractivista" y había encontrado un punto de fuga que le permitía ganar tiempo y espacio de movimiento. Fuga, esa era la clave, construir hacia afuera. Sembrar alguna discordia en casa para mantener la conversación lejos de la coyuntura y tejer lazos internacionales. Algunos, les servían para maquillar el interés con "la región", como la incorporación a la casa de Giancarlo Calla, fundador del Partido Libertario Peruano. Pero lo que excitaba a Conan eran las palmaditas en el lomo que Estados Unidos les propiciaba.
Uno de los primeros gestos había sido la compra de los 24 aviones daneses por 650 millones de dólares, por pedido de EE.UU. Un gasto curioso en el relato de "no hay plata". Por otro lado, esta semana los mastines compraron en un grupo de Marketplace un vestuario réplica de Top Gun y lo mandaron a achicar para que le quedara al cuerpo a Gran Engaño. Ya con el outfit listo, junto a Luis el chacarero se reunieron con Laura Richardson, la Jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos en Ushuaia . La sargento quería saber como marchaba la reforma legislativa que empuja el oficialismo para habilitar a las Fuerzas Armadas a realizar tareas de seguridad interior en el marco de su llamada "lucha contra el narcoterrorismo", con la mira puesta en Rosario que siempre estuvo cerca.
Ver: Petri defendió el "coqueteo" con EE.UU. pegándole a Alberto Fernández
Nada es casual. Richardson le rascó detrás de la oreja a Milton, el más naif de los mastines y este le enseñó un borrador del proyecto legislativo que escriben Petri y Bullrich y que llamativamente aún no fue presentado en las comisiones de Seguridad Interior y de Defensa de Diputados. Mientras Gran Engaño le mostraba su traje militar a Richardson, en simultáneo, Bullrich se reunía en Capital Federal con Pullaro, en un nuevo encuentro del Comité de Crisis de Rosario, en el que interviene también las Fuerzas Armadas. La patria de Olmedo y Fontanarrosa es clave en el vínculo con el país del Norte porque, hace rato, Conan quiere llenar de militares las calles de Rosario para frenar a los narcos. Esto es un pedido constante de la Jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y hacen lo posible para que sus deseos sean órdenes.
En este contexto esclarecido es que Las Fuerzas del Cielo prepararon el nuevo ingreso a la Casta de Gran Engaño. Bill Pullman, un poco más viejo, tomó el handy y comenzó a decir su célebre discurso como presidente de Estados Unidos en el Día de la Independencia, mientras el portón se iba abriendo lentamente.
Mientras pronunciaba ustedes lucharán una vez más por la libertad. No de la tiranía, la opresión o la persecución. Si no de la aniquilación ya estaba pisando el pasto del patio y Chiquito Romero lo miraba sin dar crédito a sus ojos: el mismísimo Bill Pullman, el que había comandado la batalla en la que Estados Unidos libraba al planeta Tierra de los malos era ahora un competidor, una amenaza. Lo tenía en casa.
Chiquito era rápido, inteligente. Lo miró de cerca, le convidó un mate, un gesto carísimo por lo que había aumentado la yerba y le dijo marcando el acento provinciano: "a vos te pasaban siempre los sábados a la tarde en el canal 2 de Misiones". Bill sonrió sin entender ni una palabra, le devolvió el mate sin probarlo y empezó a recitar nuevamente su discurso, pero esta vez, hacía pausas para que Wendy Sulka (que había ingresado la semana anterior como miembro del Partido Libertario Peruano) les tradujera en castellano a los demás. El compañero de Wendy, Giancarlo Calla, giraba alrededor de Bill gritando "¡Viva la libertad carajo!", en una notable crisis de su síndrome de Tourette libertario. Mónica la pobre, que estaba podrida de los peruanos que habían entrado a la casa, lo frenó de un topetazo en el pecho y le dio la pastilla que calmaba sus arrebatos.
Mientras todo esto ocurría, Conan y los mastines repasaban el documento que impulsaba la construcción de una base naval integrada junto a Estados Unidos, la cual se convertirá en el puerto militar más próximo a la Antártida. Porque Richardson, no había viajado hasta Ushuaia solo para preguntar como andaba todo por Rosario.
Continuará ...