Inseguridad, pobreza marginal, y ojitos de vidrio

El gobierno no pierde la calma pese a la violencia de los nuevos delitos. Reuniones urgentes, nuevo plan de inteligencia criminal y mayor visibilidad. Las estadísticas. El caso Emiliano Fernández/Héctor Maravilla. ¿Por qué estaba en libertad este presunto asesino precoz?

Inseguridad, pobreza marginal, y ojitos de vidrio

Por:Ricardo Montacuto
Director Periodístico

Días atrás, muy cerca de la Comisaría 34 de Godoy Cruz, una mujer de sesenta años fue asaltada cuando regresaba a su casa. Fue a las cuatro de la tarde. Le rompieron la mandíbula, y está internada en terapia intensiva esperando la prótesis. En la madrugada del sábado 5 de este mes, en el Barrio Bancario unos delincuentes cruzaron un alambre en plena calle para robarle a quien pasara. Le tocó en desgracia a Gonzalo Martín Vera -"Gonza", o "Gordo" para los amigos- a quien veían pasar en ese momento en su motocicleta. El golpazo tuvo consecuencias terribles. Varias costillas fracturadas y un pulmón perforado. La motocicleta apareció dos días después. Vera aún pelea por su supervivencia, con pronóstico reservado, internado, grave, y sus amigos han llenado su muro de Facebook con frases de aliento. Dos días antes de esa atrocidad, el destino resultó infinitamente peor para el joven comerciante venezolano Jean Carlos Sosa. Le pegaron un tiro para robarle el auto en la Cuarta Sección de Capital. Tenía 26 años y había llegado a Mendoza seis años atrás, escapando de la violencia en su país. El jueves pasado en la calle José María Godoy de Las Heras, a las cuatro de la tarde, unos delincuentes le dieron un puntazo en el abdomen a una maestra que tuvo la pésima idea de defenderse del robo de su celular, que apareció un rato después tirado en una calle junto a tres teléfonos más. La docente terminó internada.

El lunes de esta semana, un asesinato terrible generó conmoción. Todos vimos en el video que dio la vuelta al país, como un joven de 20 años -presumiblemente el detenido Héctor "Pitay" Maravilla- le partió la cabeza -literalmente- con una piedra a un trabajador de Cuyoplacas, para robarle la bicicleta. La violencia y la determinación con la que Maravilla decidió atacar a Emiliano Fernández (37) resultó conmocionante y aterradora. Las pericias dirán cómo murió Emiliano, pero en el video se ve que cae inconsciente al suelo, en Acceso Norte y Pedro Pascual Segura. No lo vio venir. No alcanzó siquiera a alzar las manos para defenderse. El 19 de febrero, Thiago Melchori (5) jugaba en la vereda con su familia en el barrio Pedro Molina, de Guaymallén. Recibió un balazo en el tórax y murió. A Mario Enrique "Champol" Flores (23) lo detuvieron enseguida y está imputado. Nadie sabe por qué disparó.

Una de las capturas del video en el que se ve a "Pitay" empezar la huida.

Estos últimos crímenes se resolvieron en horas, con detenidos e imputados, y una cantidad de prueba indubitable. Muy probablemente los autores de los últimos asesinatos en Mendoza recibirán prisión perpetua. Pero para las familias, no hay consuelo posible.

La conmoción que generaron estos asesinatos es lógica y no se calma con las detenciones. Se sabe que grupos de ciclistas intentan, por estas horas, organizar una marcha pidiendo justicia por el asesinato salvaje de Emiliano Fernández, el empleado de Cuyoplacas. Parte del problema es la marginalidad. Si mañana mismo abrieran diez fábricas nuevas en el Gran Mendoza, es probable que ni "Pitay", ni "Champol", ni los que mataron al comerciante venezolano Jean Carlos Sosa, conseguirían allí un trabajo. Están afuera del sistema. Excluidos totalmente. Son casi analfabetos funcionales que desprecian su vida y las de los demás, capaces de asesinar por una bicicleta módica, un celular, o una billetera. Héctor Maravilla sesgó una vida con un piedrazo terrible en la cabeza de otro ser humano que iba a trabajar. En Mendoza hay 450.000 pobres. Es obvio que no todos van a salir a matar. Pero el gobierno, la justicia y la policía se están encontrando con un tipo de delincuente absolutamente marginal, totalmente excluido, probablemente muy ignorante, y muy violento. La pregunta es qué respuestas tiene el sistema político para esto.

Qué hará Seguridad

El gobierno no pasó ni cinco minutos de perplejidad luego de la conmoción por el asesinato de Emiliano Fernández. La difusión a esa altura viral del video con el ataque aceleró todo. El jefe de policía Marcelo Calipo buscó a todos los policías de Investigaciones que tenía, no sólo de Homicidios sino incluso de Automotores. En menos de dos horas tuvieron el nombre del probable criminal y en su casa hallaron la bicicleta de Emiliano Fernández. Más tarde el ministerio de Seguridad ofreció una recompensa de $750.000 por cualquier dato que llevase al asesino. Recibieron cientos de llamadas telefónicas. Y una fue certera. Más tarde, lo encontraron a "Pitay" en el barrio 17 de noviembre, donde tendría una tía. La policía entró con todo lo que tenía luego de que una jueza autorizara el allanamiento. Fue tan rápido que no les tiraron ni una piedra, algo habitual en esa zona de Guaymallén. Al "Pitay" lo sacaron a cara descubierta. Aún tenía puesta la campera con la que iba a la mañana, en el momento en que asesinó a Fernández de un furioso piedrazo en la cabeza. 

La detención y el traslado de "Pitay" Maravilla.

"Todos los hechos, los últimos, los hemos resuelto en menos de 24 o 48 horas" dicen los funcionarios, ante los reclamos de vecinos y de la oposición por los casos de inseguridad. Luego, empiezan las facturas cruzadas. El crimen de Emiliano Fernández podría haberse evitado, si Héctor "Pitay" Maravilla no hubiese salido libre con una caución de 20.000 pesos el 15 de febrero, un mes atrás, luego de un intento de robo agravado con escalamiento. Cuando lo detuvieron iba armado de un revólver Bagual cal.22 cargado con dos proyectiles. Fue cerca del lugar donde este lunes asesinó a Emiliano Fernández de un piedrazo. Antes tuvo causas por robo, robo agravado, hurto, y amenazas. ¿Es posible prevenirse de un ataque como el que perpetró Maravilla, un golpe bestial y certero, de desprecio total por la vida? Esa pregunta tiene múltiples respuestas, o ninguna. Probablemente no debió estar libre. Y es posible que un intenso patrullaje en la zona habría ahuyentado a este joven delincuente de su zona de confort, y sólo lo hubiese corrido a robar y matar a otro lado.

Marginalidad

Ayer al mediodía hubo una reunión de esas urgentes entre el gobernador Rodolfo Suarez, el ministro de Seguridad Raúl Levrino, y los funcionarios de seguridad y de la Policía de Mendoza. "El problema que tenemos es el de la enorme marginalidad, de pobreza con exclusión, que nos enfrenta a un nuevo tipo de delincuentes que desprecian su vida, y la de los demás... Es imposible prevenirse de un ataque como el de ayer..." reflexiona uno de los funcionarios.

Las muertes como las ocurridas este año generaron inquietud en la gente, muchas quejas por la inseguridad, y demanda de respuestas. El peronismo además está pidiendo la renuncia de Levrino y del jefe de policía Marcelo Calipo. Pero el gobierno no les va a conceder esas piezas. Sí irán a la Bicameral de Seguridad muy probablemente el miércoles de la semana que viene. Irán allí por un tema que está fenecido -el Caso Munives- pero la política general de Seguridad será tema de discusión.

En el gobierno sienten que los atacan sin razón, sobre todo porque las estadísticas que muestran les favorecen. Los homicidios bajaron hasta el 3 de marzo de este año, un 6,3 % respecto de 2020 y un 37,5 % respecto de 2021. La tasa de homicidios cada cien mil habitantes fue bajando progresivamente desde el 8,0 en 2016, a 4,2 el año pasado. Lo mismo con los robos agravados por uso de arma cada cien mil habitantes. Pasaron de 464,6 en 2016, a 165,3 el año pasado. Estas cifras son relevantes. Habría que ver qué pasa con los hurtos -el más común de los delitos- o cuánto ocurre que no se denuncia, y que aunque no figura en las estadísticas contribuye y mucho a la sensación de desprotección que sufre la comunidad cuando hay un crimen resonante, o dos, o tres, como llevamos en unas pocas semanas.

Ministro Levrino y Director de Policías, Marcelo Calipo.

En el gobierno creen que la prevención marcha bien, a pesar de la violencia inusitada en algunos delincuentes. Hay unos 11.000 policías en la provincia, no todos son "operativos", pero son casi seis policías cada 1.000 habitantes. Aunque esa tasa ya no se usa para medir la cobertura policial, sigue siendo casi el doble que en muchas regiones de América Latina. No obstante, redoblarán los esfuerzos. Otra cifra relevante es que desde 2019 se han retirado unas 12.000 armas de la calle. "Eso es lo que contribuye a bajar el delito" dicen los funcionarios. Además, habría en marcha un plan para ampliar la Inteligencia Criminal de la Policía, del que no hay mayores datos. A los investigadores se los denomina "Ojitos de vidrio", es una jerga policial antigua, pero en las calles hay cada vez más. Van a reforzar fuerte esa área. "En las ciudades modernas, en las zonas conflictivas no tenés que mostrar mucho a la policía, porque entonces los delincuentes van a otro lado" dicen los funcionarios, y apuestan a la investigación, patrullaje de las unidades "profesionales" como la UMAR y a policías más formados, vocacionales. Hasta hace pocos años, se podía ingresar al Instituto de Seguridad Pública con 35 años de edad, sin secundario completo y sin mirar mucho los antecedentes de los postulantes. Ser policía era una suerte de salida laboral. Durante el gobierno de Cornejo y luego Suarez, las exigencias para ser uniformado aumentaron. Se bajó la edad tope de ingreso, y luego hay una suerte de prueba de un año antes de ser confirmados.

El costado político

El PJ viene reclamando la renuncia del ministro Raúl Levrino desde hace meses. Y el funcionario se mantiene en bajo perfil y sin replicar las demandas frecuentes de la oposición. Ello respondió a una estrategia política. "Preferimos hablar de turismo y de economía. Con las cifras de delito en baja, hacer hablar todo el tiempo al ministro o tenerlo en la vidriera, es dar a un problema una importancia que en realidad no tiene" dice un funcionario. Esta lógica se hizo añicos con el crimen conmocionante y virtualmente televisado de Emiliano Fernández. Hiela la sangre ver cómo el tal "Pitay" Maravilla -cuyo padre está preso por femicidio- va trotando, gira sobre sí mismo desde atrás de un árbol, y le aplasta la cabeza de un piedrazo al trabajador de Cuyoplacas, que no lo vio venir. Luego, tironea de la bicicleta ante el cuerpo inerte de su víctima y completa la fuga. Alguien lo había reconocido cuando instantes antes intentó robar en otra empresa y lo sorprendió la alarma. Por eso, los investigadores contaron rápido con su nombre.

Así es que ahora, Levrino tendrá mayor presencia pública para hablar de la política de seguridad, e intentar poner en el centro de la escena a la pobreza con exclusión, como motivo central de la mayor violencia que se ve en las calles. Luego, el miércoles de la semana que viene, irá a la Bicameral de Seguridad junto al jefe Marcelo Calipo.

El PJ pedía esta mañana renuncias de Calipo y Levrino.

Hay una pata más en todo esto, que es la justicia. Las reformas que se impulsaron durante el gobierno de Alfredo Cornejo, muchas, apuntaron a que los jueces protejan a las víctimas y encarcelen a los delincuentes. No siempre ocurre. Héctor Maravilla tiene 20 años. El 2 de febrero lo metieron preso, cuando andaba con un arma cargada intentando robar. Un vecino lo reconoció. Ya tenía antecedentes. El 15 lo liberaron con una caución de 20.000 pesos. El lunes salió a robar bien tempranito. Y Emiliano Fernández, de 37 años, trabajador, está muerto.

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