Por qué no se investiga otra hipótesis para dar con el asesino de Mariana Domínguez, la joven que falleció la noche de Navidad al recibir un impacto de bala en el patio de su casa. Qué recuerda la madre cuando vio caer a su hija por la bala "perdida".
A 5 meses del crimen: ¿la bala que mató a Mariana pudo venir de otro lado?
Parece difícil que la Justicia se ponga en el lugar de Inés Quispe y Marcelo Domínguez, madre y padre de Mariana Domínguez respectivamente. Y más si el Estado no tiene la capacidad de interpretar una tragedia como la que ha sufrido esta familia mendocina al perder a una joven de 28 años por una bala "perdida".
El sábado 25 se cumplieron 5 meses de este crimen en pleno festejo navideño: ocurrió después de la cena de Nochebuena en el patio de la casa familiar en Villa Hipódromo. Allí se produjo el asesinato de Mariana. Alguien no identificado disparó al aire y esa bala 9 milímetros perforó la cabeza de la joven por la nuca, detrás de la oreja izquierda y se alojó por detrás del ojo derecho.
Desde ese momento todo se nubló en la investigación, no hay certezas aparentes de quién y cómo cometió el crimen, o por lo menos indicios seguros que hayan trascendido desde el despacho del fiscal Gustavo Pirrello a cargo de esclarecer el caso. Y cuando no se encuentran respuestas a las preguntas, es porque quizá hay que reformular esos interrogantes.
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Quizá no se está investigando bien, correctamente. Son dudas válidas que Inés y Marcelo se hacen a 5 meses de la muerte violenta de su hija.
De hecho, la madre de la diseñadora tiene su propia composición del hecho, y nadie le pregunta. La mujer, que se sobrepone de una afección compleja, ha comenzado a ver y rever detenidamente el suceso que terminó con la vida de Mariana y que cambió para siempre la suya.
El asunto es que ella como Marcelo participan de la causa como querellantes particulares y sospechan que no se está observando bien lo que pasó aquella noche de verano. No se ha hecho bien la reconstrucción del hecho realizado por un perito oficial que dichos sea de paso es ingeniero electrónico. Estas dudas le "comen" la cabeza a Marcelo y se evidencia en su estado de ánimo. Su necesidad de que se lo escuche se notó en su voz cuando habló del crimen diciendo "¡no hay nada de nada! Lamento decirlo". Fue ayer, lunes 27, bien temprano en el programa Jornada #6a7 (Radio Jornada 91.9). El padre de Mariana también señaló que junto a Inés mantuvieron una reunión con el procurador de la Corte, Alejandro Gullé. "Solo nos dijo lo que queríamos escuchar", sentenció de ese encuentro en el despacho del jefe de los fiscales en el Polo Judicial.
¿De dónde vino la bala?
Esa es la pregunta nuclear de este caso. Entonces la situación se torna más de precisión, de ángulos y directrices que pueden marcar el punto de salida de la bala, el lugar donde se encontraba la persona que gatilló y mató Mariana.
Esa idea le consume mucho tiempo a Inés. Su pensamiento como testigo del asesinato la ha obligado a "reconstruir" mentalmente, y en el mismo patio de su casa junto a su hermana, el momento en que su hija cayó sin entender por qué se desplomó. Entonces revisa en su recuerdo y ha comenzado a entender que no se están haciendo bien las proyecciones del disparo y que solo se toma como referencia un agujero en la tela media sombra que cubre el espacio como indicio de dónde llegó el balazo.
Pero la ubicación del cuerpo de Mariana antes de recibir el impacto y la ubicacion de la cabeza de ella en el momento en que el proyectil perfora su organismo hacen dudar de aquel ensayo pericial que ya forma parte del expediente judicial.
Mariana tenía su cuerpo erguido de frente hacia el norte y su cabeza girada, inclinada levemente hacia el este, cuando fue impactada, repiten sus padres, y esa posición modifica los cálculos hechos por la primera y única reconstrucción del homicidio.
Esta sospecha hizo que la abogada de la querella Elena Quintero buscara una criminóloga experta en análisis complejos como postulante para que sea perito de parte para que haga una nueva reconstrucción escuchando a los padres de Mariana y especial a Inés que vio a su hija caer por el balazo.
Pero todo conspira en contra, hasta la extendida huelga de los empleados judiciales ha atrasado lo que se podría plantear como alternativas a este nudo que hoy es el caso del asesinato de Mariana a cinco meses de sucedido.
Deberíamos empezar a hablar con más propiedad para caer en cuenta de lo que realmente está pasando con este caso.
Primero deberíamos aceptar que el sistema judicial tal como está es impotente y sin articulaciones flexibles para atender la demanda ciudadana. Por algo todavía sigue la protesta de los empleados que paraliza su funcionamiento. Lo que se ve es solo la punta del témpano, hay una crisis en el sistema cada vez más evidente y allí están entrampados los padres y los amigos de Mariana.
Segundo deberíamos decir que la bala perdida que mató a la chica de Villa Hipódromo más bien fue "hallada" en su cabeza y que lo que se puede perder es la justicia porque el caso puede terminar impune si no se reformulan las preguntas de quienes investigan el crimen.