Lágrimas de bros, un libriano de manual y la furia contra el "presidente Miguel"

La realidad se hace un banquete con la ficción. ¿Un bobo?, ¿un estafador? Pan, circo y escándalo para rato.

Lágrimas de bros, un libriano de manual y la furia contra el "presidente Miguel"

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

Se levantó a las 4 de la mañana y se metió bajo un chorro de agua helada en la ducha. Después caminó descalzo por el pasto. Meditó diez minutos. Leyó un capítulo del Padre Rico, Padre Pobre y se preparó un desayuno con seis huevos fritos y un bife de hígado. Frente al espejo, con el torso desnudo y la piel helada ensayó poses para ver hasta donde asomaban sus músculos laxos. Después, junto con el desayuno, arrancó a tuitear con su cuenta que dice "economista".

Había nacido el 22 de octubre de 1970 bajo el signo de Libra. Motivo más que suficiente para: hacer un ayuno de 48 horas y romperlo comiendo garbanzos de una lata; subir un video haciendo bar muscle up en los caños del columpio de una plaza; masticar con la boca llena en la cara del cajero de un supermercado; contarles chistes de pobres a pobres; mirar una maratón de Sharknado con mente de tiburón y tuitear: "¡La Argentina Liberal crece! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos. El mundo quiere invertir en la Argentina".

Los trader son en su mayoría una generación de varones entre 18 y 30 años que se caracterizan por el culto al dinero fácil, las redes sociales y el cuerpo. 

 La L cursiva de la memecoin que el asesor televisivo tiene tatuada en el brazo, pasó de valer fracciones de centavo a alcanzar los 4.97 dólares por unidad para después desplomarse hasta los 0.19 dólares. ¿Y por qué? Porque las memecoins no tienen respaldo, solo capitalizan el entusiasmo que se genera en torno a un influenciador y eso es tan volátil como aburrirte en una fiesta.

El curioso tatuaje de Santiago Caputo.

 El tecnoptimista estaba en el momento más masivo de un criptoboy. El problema es que algo pasó, algún teléfono descompuesto hizo que retrocediera sobre sus pasos y la Libra se llevó puesto miles de dólares de todos aquellos tiburones de alcantarilla que ante lo efímero del estímulo son implacables minando cripto y levantando mancuernas, pero en el fracaso reaccionan llenos de ira, siguiendo la lógica de la masculinidad patriarcal. 

Ver: El tecno optimista que está aprendiendo a ser presidente

Tal como le pasó al influencer norteamericano Ape que puso mucha plata en Libra, perdió un millón de dólares y se grabó furioso como un Hulk de mesita de luz, mientras gritaba "¡Presidente Miguel!" y rompía una pantalla con su cara.

Los mastines no lo podían creer. Varias veces intentaron clavarle las fauces al asesor oscuro que tenía la L de Libra tatuada en el brazo. En una maniobra del desenfreno de la jauría, mientras lo correteaban por el jardín de la Rosada, Murray logró morderlo en la pierna y Karina le pellizcó los testículos al perro para que lo soltara. Miltón le orinó los pies. Perros, asesor y Secretaria General de Presidencia, terminaron exhaustos en el piso, babeados, transpirados y sin saber que hacer. Al final, consultaron en la guía telefónica quienes eran los operadores que estaban de guardia y marcaron el número del lechoso Johny. Pero eso también salió mal porque alguien amplió el cuadro, se vieron los hilos que sostiene a la marioneta y chau carrera de Johny y credibilidad de la gente. Según una encuesta de Zuban-Córdoba acerca de las consecuencias del "criptogate" se le preguntó a los encuestados si había existido una estafa detrás de todo esto, y 6 de cada 10 personas respondieron que sí.

Es que andaba tan alterado el círculo rojo, que no advirtieron que SATSAID, el gremio de la televisión, es filokirchnerista profundo y no es descabellado pensar que se encontraron con un banquete servido en bandeja para pasarle factura a Johny y dar un golpe maestro. Quién sabe...

Lo cierto es que al "presidente Miguel" lo mandaron a Estados Unidos con una motosierra para ver si Elon Musk lo salva del embrollo. Hasta ahora, si la inflación retrocedía y las inversiones venían, la "batalla cultural" contra el wokismo y la reivindicación de la dictadura era un tema menor que no cambiaba el pulso de la opinión pública. Pero las aguas se empezaron a filtrar y hasta los acérrimos empezaron a preguntarse quién está del otro lado, ¿un estafador?, ¿el hombre más bobo del mundo? El tiempo lo dirá ...

Continuará ...