Empezó recorriendo fincas junto a su esposa, para electrificar pozos de agua. El valor de la educación y del trabajo. Falleció el domingo pasado.
Juan José Porretta, partió un emprendedor irrepetible
Los pueblos, las comunidades, los países, se arman con los rebeldes. Con los hacedores, emprendedores que no aceptan ya sea el destierro, o las tiranías, o el entorno, o el contexto, a los mandatos familiares y sociales, o la pobreza, o someterse al desierto como en el caso de Mendoza, esta tierra amada por propios y extraños que nació de entre las piedras. El domingo pasado, partió Juan José Porretta (79), uno de esos emprendedores irrepetibles que ha dado Mendoza. Había nacido el 15 de marzo de 1942 y era un lujanino "de pura cepa". Alguien que entendió desde muy chico que el estudio, la preparación, el esfuerzo y el trabajo le darían los frutos que soñaba para su vida. Su "rebelión" fue la de estudiar mientras trabajaba con su padre Felipe en los colectivos de la transportadora "Hispano Argentina" de entonces. Así se hizo ingeniero electromecánico, recibido en la sede San Juan de la Universidad Nacional de Cuyo.
Los comienzos fueron de mucho esfuerzo. Se casó a los 30 años con su única novia y después esposa, Amalia Furiasse. Fue el 14 de noviembre de 1970 y Amalia fue su compañera de toda la vida. El año pasado se cumplieron las Bodas de Oro. Luego vinieron los tres hijos, Carina, Fernando y Federico Porretta.
Don Juan José, muy querido siempre por quienes le conocieron y -especialmente- trabajaron con él, empezó de abajo. Con sus hijos muy chiquitos aún, los dejaban en casa de algún amigo en Tupungato y salían con su esposa Amalia a recorrer fincas, para electrificar pozos de agua. Hizo una pequeña empresa, que llamaron él y Amalia "Juan José Porretta Electrificaciones", poniendo energía eléctrica para el progreso allí donde no la había. En algunas fincas del Valle de Uco aún está la chapita con el nombre y el teléfono. Registros históricos de la modernización de los pozos de agua para riego.
Luego, con esfuerzo, los Porretta fueron creciendo. Vinieron los primeros trabajos en obras, luego la construcción en sí, y con el tiempo nació CEOSA, Construcciones Electromecánicas del Oeste SA, que ya tiene más de 40 años. La constructora familiar se transformó en una de las empresas del rubro más importantes del país. Infraestructura vial e hidráulica por toda la geografía nacional, y también en Mendoza, dan testimonio de todos aquellos años de trabajo.
El espíritu emprendedor de Don Juan José Porretta se multiplicó hacia sus hijos, que tomaron los caminos de la ingeniería, la abogacía y la enología, todos vinculados a los emprendimientos familiares. El ingeniero Porretta los llevaba de chico a sus campos, a la empresa, a hacerles "mamar" desde pequeños la importancia de dos valores fundamentales: Educación, y trabajo.
Hubo tiempos complicados. Los hacedores, los inquietos, saben que en toda crisis hay una oportunidad. Pasada la debacle nacional de 2001, había que decidir qué hacer con los gastos, y muy probablemente desvincular empleados. Y en una charla familiar surgió la idea de aprovechar unas instalaciones en una propiedad familiar, y levantar una bodega desde cero, para evitar el despido de personas que ya llevaban más de 20 años trabajando con los Porretta. Así fue que nació Staphyle. Sus vinos son mejores cada año.
Tras el fallecimiento de Don Juan José, el domingo, la Bodega que él soñó lo despidió con palabras que no podrían ser más justas:
"Emprendedor obstinado, que pensó nuestra bodega décadas atrás. Padre generoso, que supo transmitir la pasión y el compromiso por el trabajo a sus hijos." "Visionario, convencido que el suelo mendocino es el más fecundo para el desarrollo de su gente... Don Juan José Porretta nos dejó físicamente este Domingo 19 de Septiembre de 2021. Pero vivirá en el corazón cada uno de los que trabajamos junto a él estos años, y se lo recordará cada brindis que un Vino Staphyle provoque! Salud, Don Juan".