El primer año del presidente y el sueño del topo que rompe el Estado

El Presidente cumplió el primer año de gestión. El odio al Estado y los datos de la era libertaria en el poder.

El primer año del presidente y el sueño del topo que rompe el Estado

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

 Los mastines Milton, Murray, Robert y Lucas, bajo las órdenes de Conan "las Fuerzas del Cielo", conducen al Presidente en el entrevero que marca la agenda política.

El primer cumpleaños siempre es especial. Los mastines habían preparado la fiesta con especial esmero. Limonadas con lágrimas de zurdo, piñatas con la cara de Lali y galletitas con la cara de Conan. Todo alrededor estaba decorados con frases como "agenda asesina del aborto", "estoy entre sus sábanas", "el socialismo es cáncer" y tantas otras megalomanías que había repetido a lo largo del año.

Uno de los jardines de la Rosada había sido decorado para la ocasión. Los invitados eran muchos: Karina y 365 perros, uno por cada día de presidencia. El Gordo Dan había salido durante la noche anterior con la patrulla y había levantado a los callejeros que deambulaban por ahí. Con un poco de comida, los había traído mansitos al cumple del Presidente

La fiestita era un descontrol. Más de trescientos perros corrían por el pasto, hacían caca, se peleaban en la galería del jardín por la comida, intentaban copular en el Patio de las Palmeras que en los días del kirchnerismo había sido "el patio de la militancia". Milton fue elegido para mantener el órden . De pésimo humor, repartía sus ladridos paralizantes de mastín enojado, pero no alcanzaba, era una danza sin música y, entre ellos, rodaba por el suelo el Presidente. Cubierto por una capa de pelos aglutinados por la baba de los caninos que lo lamían, él vivía un día feliz. Su primer cumpleaños como mandatario.

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Pero los mastines habían preparado una sorpresa más. En el sector trasero del jardín había una especie de carpa que se abrió y dio paso a una transportadora que traía el gran regalo: un Estado para destruir.

"Estado" era un pelotero dentro de un castillo inflable. El desafío era derribar sus columnas hasta vencer la estructura y liberar las pelotitas para sus invitados caninos. Karina tuvo que sosegarlo unos instantes. Era un perro más, babeando, jadeando bajo los hechizos de Pávlov. Días antes había sido invitado al streaming de la libertaria norteamericana Bari Weiss. Allí había dicho: "Amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro". Sus fantasías se hacían realidad. Fue corriendo a ponerse el traje de topo, con las orejitas redondeadas y las enormes garras mercantilistas.

El aire había sido reemplazado por la fetidez tibia del aliento de los 365 perros que ladraban al mismo tiempo. Se abrió camino entre ellos y se tiró de panza en el interior del pelotero, reptando con movimientos absurdos para poder incorporarse. Apenas pudo erguirse, fue a clavar sus zarpas en la columna de las jubilaciones. La nueva fórmula de movilidad jubilatoria que actualiza los haberes por inflación perjudicó a quienes reciben el haber mínimo y no se presentó una alternativa a las moratorias para quienes no llegan a los 30 años de aportes, ni se plantearon acciones para el ordenamiento de los regímenes de excepción. La columna desgarrada hizo una explosión.

La estructura ya había sufrido un daño notorio y comenzaba a resquebrajarse. Conan y el resto de los mastines miraban todo desde el balcón. Una masa mestiza de pelos duros y sucios se balanceaba alrededor del Estado que estaba siendo amasijado. 

La columna del salario recibió dos garrotazos ciegos justo en la base y comenzó a perder aire con fuerza al tiempo que se iba plegando como un acordeón hacia abajo. El equivalente del salario en dólares pasó de US$ 500 en noviembre de 2023 a US$ 1.100 en septiembre de 2024 (último dato). En septiembre de 2024 los sueldos medidos en dólares podían comprar la misma cantidad de bienes y servicios que en noviembre de 2023. Es decir, no existió un aumento.

El 10 de diciembre se cumplió el primer año de la gestión.

Las pelotitas desbordaron por el pasto, los animales saltaron al inflable, y de repente un banquete de mamíferos, los perros y el hombre topo, se embadurnaron de jarabe estatal, chupando recortes hasta dejarlos descartables, desmembrando las formas hasta dejarlas tan solo sustancias, pecados capitales de lujuria y gula. 

De los 14.476.462 de votantes, hubo muchos que en verdad creyeron que la motosierra iba dirigida a la cabeza de los asesores de diputados, preservando el armado de un país que necesita estudiar, vacunarse, evitar que se embaracen los adolescentes, viajar en colectivo para ir a trabajar y tener una vejez apacible sin estar diluyendo el ibuprofeno en agua para hacerlo durar más. Los crédulos se decepcionaron.

Caía la noche. El festejo había sido un éxito. El Presidente se había quedado dormido rodeado de perros, con pedazos de Estado entre sus fauces. De la estructura solo quedaban retazos desperdigados por el pasto. Una sola columna se mantuvo erguida. Un rato después llegó el servicio doméstico a limpiar el desorden. Alguien preguntó que hacían con la única estructura que había quedado en pie. Karina fue tajante. "Ni se les ocurra tocarla", sentenció. El espacio quedó impoluto. La enorme torre que decía "casta" amaneció inalterable con los primeros rayos del sol.

Continuará ...