Luego del final de la Casta de Gran Engaño, los mastines preparan su nueva apuesta, con la certeza de tener siempre algo que mostrar. Ahora, ante el público: la baja de la inflación y el gasto público. Pero hay internas.
"Chanchito" y "Coloso", a la carga para domar la inflación
Había que pensar en lo que venía. Se había cumplido el ciclo de la Casta de Gran Engaño y los mastines barajaban nuevas estructuras para seguir adelante. Eran días de meditación, de no apresurarse, de medir, sopesar, evaluar y tomar decisiones con mucha precisión.
Una de las principales conclusiones a la que habían llegado los mastines con la Casta de Gran Engaño era que necesitaban mostrarle algo a la gente. Mónica y Karina tirándose de las mechas. Laura la monotributista estirando el shampoo con agua. El Negro Tecla tocando una versión cumbia de la marcha peronista. Ahora, lo que mostraban era la inflación descendiendo. Hoy era el estandárte, pero ¿cuántos otros factores fluctúan para sostenerlo?, ¿por cuánto tiempo se puede sostener?
Para distender, los mastines organizaron un baile de disfraces. Al ex Gran Engaño le encantaba poner apodos y cada uno de los invitados fue disfrazado con el mote adjudicado. Toto Caputo fue el primero en llegar disfrazado de Chanchito de Yeso, así lo llamaba el Presidente "porque era muy difícil sacarle un billete"; Guillermo Francos entró envuelto en un merengue blanco: era lo más parecido a un Rulo de Estatua como le decían; Victoria Villarruel ingresó galante luciendo sus ocho patas, sus antenas amarillas, un cuerpo viscosos y un llamativo zizeo entre sus pequeños colmillos que le valían el mote de Bicho Cruel; el último en entrar fue Sturzenegger disfrazado de sachet de limpiador de pisos con la marca Coloso, tal como lo apodaban.
En medio de la fiesta, mientras Bicho Cruel coqueteaba con Rulo de Estatua, los mastines anunciaron que había juegos. El desafío era una carrera de embolsados y la meta era bajar la inflación y recuperar la economía por obra y gracia de la fuerza del libre mercado.
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La propuesta tenía un motivo. Hacía días que los mastines tenían en su poder un informe de la consultora Dynamis que detallaba: "a lo largo del último mes otros dos temas comenzaron a generar ruido en el mercado: 1) la menor capacidad de acumulación de reservas por parte del Banco Central y 2) vinculado a ello las críticas realizadas por el FMI hacia la política cambiaria y monetaria del gobierno".
Y agrega: "El FMI ha sido particularmente crítico del ritmo de ajuste del tipo de cambio oficial y de la tasa real negativa que mantiene el Banco Central. El Gobierno por su parte teme que un levantamiento prematuro del cepo ponga en riesgo el único logro que puede mostrar ante la sociedad: el descenso de la inflación. El problema es que, sin un nuevo arreglo con el FMI y sin certezas respecto del levantamiento del cepo, parece difícil que se sostenga la baja en el riesgo país que el Gobierno necesita para recuperar el acceso al crédito internacional y poder despejar las dudas sobre una eventual reestructuración de deuda en 2025", y advierten sobre el incremento de la brecha entre el dólar financiero y los paralelos del 20% hace tres meses al 50% actual.
Los participantes se pusieron en la línea de largada. Chanchito de Yeso, Rulo de Estatua y Coloso, uno al lado del otro. Los escudaban Bicho Cruel y El jefe. Milton ejecutó el disparo de largada y rápidamente se pusieron en ventaja Chanchito y Coloso.
Iban codo a codo, se miraban de reojo mientras saltaban con los pies juntos dentro de un saco de harina. A Coloso se le complicaba más porque su disfraz era un sachet y tenía que hacer doble esfuerzo por no caerse. Además, aunque aparentaban simpatía, todos sabían que entre ellos había una marcada enemistad.
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Las presunciones sobre la "mala onda" entre ellos se remonta a la época de Mauricio Macri. Coloso vio la mano de Chanchito de yeso en el negro 28 de diciembre de 2017, cuando el Banco Central cambió sus metas inflacionarias, bajó la tasa de interés y perdió independencia.
Ahora, la bandera blanca está delimitada por las áreas de trabajo bien específicas que tiene cada uno, aunque los temores persisten.
Por otro lado, el malestar con Chanchito de Yeso se notó cuando, semanas atrás, dio una conferencia de prensa con el director del Banco Central, Santiago Bausili bajo la mirada de Santiago Caputo. Allí no hablaron ni del cepo ni de la suba del dólar oficial sino del traspaso de la deuda del Banco Central al Tesoro, un paso previo al levantamiento de control del dólar, según había dicho el Presidente.
Sobre esto, el informe de Dynamis destacó "la disyuntiva que enfrenta el gobierno entre: a) sostener el actual esquema cambiario a riesgo de no acumular reservas y demorar la recuperación económica; y b) salir del cepo, lo cual traería aparejado un rebote en la inflación (que para algunos economistas sería moderado debido al ancla fiscal) y un probable costo en términos de aprobación".
Mientras tanto, la inflación de junio fue del 4,6%, un pelito arriba de mayo que registró 4,2%. En el frenesí, Chanchito de Yeso le sacó una nariz de ventaja a Coloso que viendo a su rival adelantarse, lo rozó apenas para desestabilizarlo. Sin embargo, en la maniobra él también se fue de bruces y ambos terminaron cayendo uno encima del otro sobre la gran piñata que decía inflación y que explotó con el peso de los dos hombres encima.
Desde arriba, en el comando central los mastines miraban preocupados: a toda costa debían seguir mostrándole a la gente que la inflación bajaba y que el gasto público se achicaba, aunque puertas adentro, el cuello de botella se achicara cada vez más ...
Continuará ...