Hay cuestiones que resultan inentendibles y que a todas luces muestran una falta de rumbo en la conducción o la presencia de un doble timón. En el medio, y como siempre, los perjudicados de siempre tienen que seguir sufriendo a la clases dirigente.
Muchos jefes, muchas señales contradictorias y ninguna brújula
Los ciudadanos argentinos libres de militancia activa sufren a la clase dirigente de la Argentina. Las decisiones que se toman y que tienen efecto directo en la vida de la gente común son inentendibles y muestran la falta de un plan claro y definido hacia donde quieren que vaya el país. Lo que vemos es una falta de conducción o, en su defecto, un doble timón que un día nos lleva a un mar en calma y al día siguiente toma rumbo directo a la tormenta.
Esta semana nos encontramos con señales que resultan "inentendibles" para quienes no son parte de la militancia (el que está adentro justifica y repite el discurso aunque tampoco lo entienda), porque pareciera que vivimos en un mundo paralelo en el que somos los únicos a los que nos parece que no se están haciendo las cosas bien.
Por un lado Martín Guzmán abandonó su ilusa meta de inflación del 29% y la subió a un menos iluso, pero iluso al fin, del 33%. Sin embargo, esa meta fue derribada de inmediato por el fuego amigo de Cristina y Massa que aumentaron un 40% los salarios en el Congreso. No se trata de una acción aislada, porque ellos saben que están fijando una base sobre la cual -seguramente- se moverán los sindicatos y que va a complicar la intención del cada vez más desgastado ministro de Economía de evitar que las paritarias se disparen por encima de sus pronósticos.
Pero eso no es todo, porque por el lado de la economía los mensajes siguieron siendo contradictorios.
Hace apenas una semana se reglamentó la baja de Ganancias y celebraron dos millones de asalariados. En ese momento todos pensamos que por fin caía una buena, pero en un abrir y cerrar de ojos la AFIP nos hizo recordar que no estamos en un país normal. La entidad se fue encima de 4 millones de monotributistas a los que les aplicó la recategorización que tenía que hacerse efectiva en febrero. Además, les cobrará el retroactivo, pero con cariño, porque será con un "cómodo plan" de 20 cuotas.
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