Detrás del acto de capitalización de la tecnológica mendocina IMPSA hay historias particulares que justifican la operación de rescate de la Nación y la Provincia.
Los secretos de las turbinas y el mensaje del Fernández metalúrgico
Luis usaba unos pequeños binoculares con lentes fucsia, enfocaba para divisar al presidente Alberto Fernández que se encontraba junto al gobernador Rodolfo Suarez en el escenario montado en uno de los extremos de la principal nave industrial de IMPSA, allí en carril Rodríguez Peña.
"No sé si era la mejor salida, creo que era la única para volvernos otra vez competitivos. Recuerdo que Enrique (Pescarmona) cuando nos reunía en aquella nave cada fin de año nos insistía: tenés que ser grande, porque si no, no existís. Y viendo esto, creo que tenía razón".
El trabajador recordó al histórico dueño de la empresa que se desarrolló globalmente en las últimas dos décadas del siglo pasado y que ahora necesitó de la asistencia financiera del Estado Nacional y Provincial para quedar en condiciones de competir internacionalmente en licitaciones de equipamiento energético para aprovechar una estructura industrial que siempre impresiona y así evitar que no terminara como un elefante vencido en un zoológico abandonado.
Suarez confirmó al director de IMPSA por Mendoza
Lo formal lo conocimos de antemano. La Nación inyectará 1.362 millones de pesos y se queda con el 63,7 por ciento de las acciones y la Provincia aportará 454 millones de pesos lo que le vale controlar 21,2 por ciento del paquete accionario. El 15,1 por ciento restante, quedará en manos privadas, (9,8 por ciento para un grupo de bancos y un 5,3 por ciento para la familia Pescarmona).
Intéprete y cronista
Lo que me confió Luis me pareció revelador bajo el sol otoñal del mediodía del jueves 3. Él es uno de los muchos técnicos que trabajan en el predio de la zona industrial de Maipú donde se levanta la metalúrgica más grande del país y de Latinoamérica que se encuentra en estado latente porque hasta ahora todas esa maquinaria que impresiona por su tamaño se mueve a media marcha.
Luis resultó ser un traductor de lo que el CEO de IMPSA Juan Carlos Fernández resumió cuando le tocó hablar. Este Fernández tiene más de 40 años en la empresa, estuvo en todos los países donde IMPSA montó equipos energéticos, y hace unos días reunió a los empleados como lo hacía Pescarmona, y tranquilizó a sus compañeros más antiguos y a sus conducidos más jóvenes en este proceso.
Les aseguró que en la realidad no será una estatización porque la organización industrial debe seguir sostenida en la capacidad de ingenieros, técnicos, oficiales en todas sus categorías para ganar licitaciones y cumplir fabricando piezas para hidroeléctricas o cualquier sistema de generación de energía.
Símbolos
Como monumentos de algo que no fue, una turbina "Francis" y las aspas de otra "Kaplan" sobresalían detrás escenario montado para el acto de capitalización de IMPSA. Esas piezas gigantes deberían estar instaladas en una generadora hidroeléctrica de Venezuela. El país caribeño nunca las pagó esas construcciones de acero inoxidable industrial y que ahora son un memorial de una experiencia agria para la empresa.
A unos metros, unos soldadores que observaban la escena señalaron que lo más importante era conseguir la garantía de la continuidad del funcionamiento de la industria.
Así fue el paso de Alberto Fernández por Mendoza
Íntimamente reconocieron que quizá hubo errores cometidos en los negocios en Brasil, aludiendo a la operación frustrada de la construcción de los aerogeneradores que fue la señal de la caída de IMPSA en el país vecino y que mencionó Fernández en su discurso público.
El necesario recambio para el "falcon"
Los compañeros de Luis coincidieron en que para mantener los rangos de calidad en los trabajos hace falta formar nuevo recurso humano, o sea el recambio porque los más nuevos tienen entre 10 a 15 años de experiencia y los más antiguos rondan las cuatro décadas entre los metales y son los más preocupados por la renovación generacional. Coinciden que será una tarea y una inversión que deberá atender esta gestión estatizada.
Cómo recibió Suarez a Fernández en la segunda visita presidencial
En ese sentido avalaron la designación de Pablo Magistochi, que preside a la estatal EMESA, como representante de Mendoza en el directorio y también de Mario Esnal el empresario filoperonista que es uno de los mencionados como posible delegado de la Nación en la compañía rescatada. Ambos tienen un pasado común como ex "impsas", por lo que dan por sentado que "saben del oficio".
Fernández, el CEO, les transmitió a los empleados de la oxigenada IMPSA, que hay que verse en el espejo de la también nacionalizada YPF y su rendimiento como una petrolera privada. Un modelo sostenido desde que española Repsol fue expulsada del control empresarial.
El presidente esquivó a la prensa y a manifestantes en Ciudad
Ante el presidente, el gobernador y el ministro nacional Matías Kulfas remarcó que el 80 por ciento de los productos de la empresa son para el exterior. Y valoró a "la gente que es lo mejor que tiene IMPSA, sus 720 trabajadores y la tecnología, todos los éxitos se basan en ello. Hoy la compañía empieza un nuevo proceso que nos llevó mucho tiempo, en especial en el último año, y todo el proceso lo hicimos en silencio. Yo confío en el futuro de IMPSA".
"Tenemos un Ford Falcon bien parado pero para que rinda lo tiene que manejar Schumacher", advirtió Luis sobre el estado actual de la empresa como un exégeta del gerente metalúrgico.