El empresario mendocino fue quien no dejó entrar a políticos a su restaurante "La Marchigiana" en momentos del "que se vayan todos". Veinte años después reflexionó sobre lo ocurrido y aseguró que "no todos los políticos son iguales".
Fernando Barbera: "Hoy me pasó algo parecido al 2001 con un cartonero"
En 2001, en plena crisis política y social en Argentina, el restaurante "La Marchigiana" de la familia Barbera prohibió ingresar a todos los políticos por 45 días a su local en Mendoza.
A 20 años, de aquel acontecimiento, su propietario, Fernando Barbera dialogó con el programa Te digo lo que pienso que conduce Ricardo Montacuto por Radio Nihuil de lunes a viernes de 10 a 13. Afirmó que con el tiempo transcurrido ha entendido que "el que se vayan todos los políticos no sirve".
Para el empresario, " la sociedad tiene que ir por otro camino". Dijo que es necesario cambiar el sistema para que realmente llegue gente que quiera y pueda trabajar. "Hay que terminar con el "Barril sin fondo" que es el juego electoral para llegar al poder hizo que los partidos políticos se conviertan que empresas electorales que necesitan mucha plata para ganar las elecciones. Habría que cambiar la ley de financiamiento de campaña o realmente replantearnos si es necesario que los concejos deliberantes sean pagos si en definitiva los intendentes tienen mayoría y las únicas ordenanzas que sales son del poder ejecutivo. Se generan puestos de trabajo innecesarios con asesores que no le agregan valor a la sociedad".
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Reflexionó: "creo que todavía no encontramos la salida porque seguimos discutiendo cuestiones ideológicas. Discutimos si la salida por derecha o por izquierda y yo insisto con que hay que trabajar primero el tema de la partidocracia. Si no resolvemos primero eso entre todos no vamos a poder salir adelante con políticas públicas que generen calidad de vida y dignidad para todos".
"Hoy me paso algo parecido al 2001"
Durante la entrevista con Montacuto, Barbera contó: "me estaba yendo al punto limpio a llevar mis bolsas con botellas plásticas y me encuentro a un reciclador urbano. Le pregunto: ¿te sirven las botellas de plástico? y se las pasé. Me dijo "muchísimas gracias". ¿Se entiende?, mi basura es un insumo de trabajo para otro. Me agradece que yo le regale mi basura. Una sociedad así, es una sociedad que no tiene mucha solución, si no nos preocupamos por el otro".
"En 2001, con nuestra decisión, surgió el banco de alimentos, que este año por ejemplo repartió un millón 250 mil kilos en los comedores comunitarios. Cuando siento que no hemos logrado mucho, que estamos perdiendo por goleada en cuanto al incremento de la pobreza, el banco de alimentos por lo menos me da un poco de calma al saber que por lo menos un niño tuvo su plato de comida en la mesa, pero con eso no alcanza. Hay que hackear el sistema". finalizó.
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