La pileteada del Presidente, los austeros y los que toman sol extranjero

Estalló el verano y en la Rosada tuvieron una idea brillante para vacacionar y mantener la línea de austeridad solicitada a los funcionarios. Pero las cosas no salieron como lo planearon y algunos se rebelaron.

La pileteada del Presidente, los austeros y los que toman sol extranjero

Por:Florencia Silva
Secretaria de redacción

 Los mastines Milton, Murray, Robert y Lucas, bajo las órdenes de Conan "las Fuerzas del Cielo", conducen al Presidente en el entrevero que marca la agenda política.

Había llegado el momento de relajar. Un pequeño oasis en medio del caos que les permitía bajar un cambio y renovar energías para un ciclo pesado. Este año había elecciones legislativas que pondrían a prueba la solidez de los proyectos nacionales como así también la chapa de los gobernadores. 

Desde la residencia veraniega presidencial avisaron que todo estaba listo. Karina le comunicó que Chapadmalal lo esperaba, pero hubo un cambio de planes. Él se probó el patito de hule y las antiparras, estaba entusiasmado, pero cuando le dijeron a dónde se iba a ir de vacaciones, se encaprichó. Él no iba a levantar sus castillos en arenas peronistas. Ese principado del turismo social armado por Juan Domingo el innombrable había sido construido en los inicios de los años cincuenta para que los obreros conocieran el mar. Hoy, bajo su reinado, prefería colocar membrana en un techo en San Juan a las tres de la tarde, antes que descansar en ese lugar. No. Era un rotundo no. Se quedaría en la Quinta de Olivos con el aire acondicionado, viendo los Bañeros Locos.

No era solo una aversión al simbolismo nacional y popular. La carpetita del Presidente también se nutría de un pasaporte que amaba llenarlo de sellos de otros países. Ahora se venía: la asunción de Trump en EE.UU; el Foro de Davos en Suiza e Israel. 

Había un tema que sí le preocupaba y era el hecho de imponer la austeridad. No quería que su gabinete se diera grandes lujos, había surcado un primer año de gestión discreto y quería mantener el perfil. Tuvo una idea brillante: la escuela de verano La Libertad  En Tanga.

Pato, a Disney.

En el patio del Centro Cultural Haroldo Conti montaron tres piletas pelopinchos. Para ello, el 2 de enero informaron el cierre del lugar que funciona en la ex ESMA, argumentando que "ahora la Secretaría de Derechos Humanos impondrá una visión transversal de los derechos fundamentales". Los trabajadores recibieron un Whatsapp el 31 de enero que decía: "El Secretario de Derechos Humanos (Alberto Baños) hace saber a todo el personal del Centro Cultural Haroldo Conti que se procede al cierre del mismo a partir del día 2 de enero de 2025. Ello a efectos de velar por una adecuada reestructuración interna, rearmado de equipos de trabajo y análisis de la programación del año entrante. El personal queda EN GUARDIA PASIVA en sus respectivos domicilios, atentos a convocatorias que se cursaran por etapas a los fines aludidos. Muchas gracias". Después, los mastines se dieron cuenta que les faltaba personal para limpiar los baños químicos de La Libertad en Tanga y les ofrecieron la changa.

El Presidente lucía grasoso por el efecto del protector solar que Karina le había colocado para protegerlo de las quemaduras. Caminaba con el torso desnudo, las antiparras y una malla igual a la que usó Balboa en Rocky 5. Los invitados no llegaban. El primero en rebelarse al pedido de austeridad fue Manuel Adorni que se excusó diciendo que aguardaba un vuelo internacional y argumentó que "hacía diez años vacacionaba en el mismo lugar". El Presidente fue montando en furia.

Adorni se rebeló y avisó que vacacionará en una playa "del exterior".

Unos días antes, Yanina Martínez, ahora exsubsecretaría de Turismo, Ambiente y Deporte, fue despedida por irse de viaje a Londres. Si bien envió el mail formal a la administración de Recursos Humanos de su cartera, no le avisó a sus superiores y su jefe, Daniel Scioli, le pidió la renuncia. Al Presidente no le iba a temblar el pulso si lo dejaban colgado con La Libertad en Tanga.

Al rato los mastines recibieron otro WhatAapp. Era Pato Bullrich que enviaba una foto con unas orejas de Micky Mouse avisando que se iba a Disney con los nietos, que si no llegaba, arrancaran sin ella. El Presidente lanzó un grito en el cielo, pero Karina le puso una mano en el hombro. Días antes, Pato le había pedido permiso a ella. Había argumentado que era una promesa pendiente que tenía con sus nietos, que "venían ahorrando dinero desde chiquitos". 

Finalmente llegaron los primeros invitados: Sandra Petovello, amiga y ladera del Presidente, llegó con un pareo bahiano, una torre de panqueques y dos Manaos, una de pera y otra de mandarina. También trajo unos bocaditos de atún y pancitos de mandioca que le habían quedado de algunas de las cajas de mercadería que había acopiado Capital Humano en los galpones de Tucumán y se les había olvidado entregar. El ministro de Salud, Mario Lugonese, llegó en cueros, con un parlante y un juego de tejo. 

De todos modos, la convocatoria fue un fracaso. Francos no viajó pero tampoco quiso socializar y se quedó en su casa de Nordelta. Los Caputo, Toto y Santiago, se fueron a la patria del PRO en Cumelén, cerquita de Villa La Angostura. De todos modos, se quedaron esperando hasta último momento para ver si llegaba Werthein. El ministro de Relaciones Exteriores tenía un escollo que resolver con el gendarme Gallo detenido en Venezuela, aunque lejos de acertar, la reunión con el líder de la oposición a Maduro complicaba más el panorama. De todos modos, Werthein estaba sobrado para llegar a la colonia de vacaciones o volar a donde se le cantara: había desplazado a Cúneo Libarona como el funcionario con más plata de todos. Ante la Oficina Anticorrupción declaró un patrimonio de 85.553 millones de pesos. De paso, Cúneo reportó que canceló su viaje a Europa, pero se quedó atrapado en la cola de autos en el Cristo Redentor, esperando cruzar a Chile. 

El Presidente estaba molesto, pero Sandra Pettovello y Mario Lugonese lograron que se le pasara el malhumor a fuerza de torneos de saltos bombitas en las pelopincho del Centro Cultural Haroldo Conti devenido en colonia de verano. Pero tarde o temprano el enojo resurgiría, él ya había demostrado ser un rencoroso y la motosierra también aplicaba a los que no se alinearan a él.

Continuará ...