El mundo comienza a mirar La Casta de Gran Engaño. En Perú hay furor y ese dato se convierte en un factor clave para mantener la tensión.
El efecto contagio, el precio de la yerba, del vino y los jugadores inesperados
Conan no podía dormir. Llevaba días sin descansar su espectro en el más allá debido a la preocupación. No obtenía los resultados planificados y se empezaban a notar los hilos de la marioneta. La estrategia que habían decidido con los mastínes se llamaba escándalo. Una provocación por cada entuerto. ¿Gremios que quieren parar? Proponen que la bandera argentina deje de ser celeste y blanca y sea amarilla; ¿pacientes oncológicos sin remedios? ponen un Mc Donalds en una sede de Abuelas; ¿jubilados aburridos? les pagamos en dos veces para que se entretengan viendo como llegan a fin de mes. Y así, mientras trolls y tuiteros se matan a piedrazos, pasa discreta la compra de 24 aeronaves danesas F-16 por 650 millones de dólares para "reforzar las fuerzas armadas", que están en desuso y vienen pelados, sin ningún tipo de equipamiento. De eso se encargará Estados Unidos, un regalo de 40 millones de dólares del tío Biden. Los merenderos tienen más espacio vacío en las alacenas pero ¡vamos! los chicos verán en el cielo a aviones viejos haciendo piruetas en el aire.
En una de esas noches de insomnio, mirando reels de Instagram, Conan descubrió algo que le devolvió el entusiasmo. El mundo estaba mirando La Casta de Gran Engaño.
Resulta que en la calle Jr. Sangarara N° 156 del distrito de Lince en Lima, Perú, hay un edificio. Las paredes de ese edificio son amarillas y tienen imágenes de un león hechas con serigrafía. Es la sede del Partido Libertario Peruano y cada noche, a la hora señalada, se reúnen los miembros para ver La Casta de Gran Engaño. Son fanáticos, toman nota y pregonan las doctrinas. Sueñan con esparcirlas en su país y teñir todo de amarillo.
La genésis fue parecida a la de acá. Un grupo de estudiantes que se reunían en 2017 a leer a autores libertarios comenzó a salir a la calle durante la pandemia en protesta por la extensión de la cuarentena. El triunfo de Pedro Castillo sobre Fujimori en 2021 fue el momento clave del ingreso de estos limeños en la política y desde ese momento la predica va en ascenso.
Conan tuvo una epifanía. Envió un Whatsapp y se durmió.
Eran las 9 de la mañana y el portón de la Casta de Gran Engaño se abrió. Un hombre moreno, robusto, vestido con una camisa amarilla entró gritando "¡Viva la libertad carajo!". El Negro Tecla que tomaba mates en el patio dio un repingo. Pero no fue el grito lo que lo sacó de sus pensamientos, fue la sorpresa al ver a la joven que acompañaba al nuevo jugador de la casa: Wendy Sulka.
Atrás había quedado la época de la nena viral de YouTube. Ahora era una mujer. Una mujer libertaria que venía a jugar fuerte.
El Negro Tecla no tardó ni diez minutos en enchufar el teclado y empezaron a cantar "cerveza, cerveza", el hit de Wendy. Mientras tanto, Chiquito Romero, Mónica la pobre y Laura la monotributista miraban con recelo al varón recién llegado. Era Giancarlo Calla, fundador del Partido Libertario Peruano. Karina el jefe y Toto se miraron con complicidad. Se sentían más robustos.
Mientras Wendy y el Negro Tecla armaban una fiesta en el patio cantando "la tetita" (Conan era un ortodoxo: distraer, distraer, distraer), Giancarlo se acercó al resto de los jugadores, les extendió la mano y gritó histérico ¡Viva la libertad carajo!, a diez centímentros de la cara de Chiquito que ya quería darle un bife. Volvió a gritar. Otra vez y una más. Wendy frenó el recital, le dio unas pastillita y les explicó que Giancarlo sufría una variable del síndrome de Tourette en la que gritaba compulsivamente VLLC, a menos que se medicara.
Cuando se serenó Giancarlo dijo que traía mensajes de Gran Engaño, algunos anuncios. Todos pusieron cara de alerta. El peruano les dijo que el lunes empezaba la cosecha gruesa de yerba mate en las provincias productoras y, con ella, la desregulación de esta industria, por primera vez en 22 años. Hasta ese momento el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) regulaba el precio. Desde este lunes más de 10 mil pequeños productores tendrán que elegir si aceptan el precio que les ofrece la industria o no cortan hojas de yerba hasta que haya una oferta que les cierre. Chiquito se acordó de su infancia en Misiones, de sus tíos que vivían de lo que les daba un pedacito de tierra y tuvo aún más ganas de darle un bife, pero se contuvo.
Pero la yerba no era la única sacudida. Wendy Sulka le dio un vaso de agua a Giancarlo, le secó el sudor de la frente y tomó ella la palabra. Les contó que Grupo Peñaflor resolvió comprar 5 millones de litros de vino tinto de Chile e importarlo por intermedio de la frontera (algo que había flexibilizado Gran Engaño). ¡Qué calentura había con esto! Los del sector decían que Peñaflor sabe que es el grandote del barrio y se aprovecha para influir en el precio del vino.
Ver: Polémica: una bodega decidió importar 5 millones de litros de vino de Chile
Resulta que Peñaflor está dentro de las 10 principales empresas productoras de vino en el mundo y exporta por un valor de 200 millones de dólares al año a más de 95 países. Tienen miles de hectáreas en Mendoza y San Juan. En menor escala, también tienen tierras productivas en Salta, Catamarca y Buenos Aires.
Ver: El Gobierno sigue postergando la quita de subsidios a la luz y al gas
Después, Wendy sacó su celular y leyó un Whatsapp de un alto mando de la Coviar: "Estamos de acuerdo con la apertura de las importaciones, pero de vino fraccionado, no a granel porque es un problema para nuestra industria".
Todos interpretaron a la perfección el mensaje que traía "el nuevo de la casa", el peruano libertario con Tourette y su compañera, la ex nena viral. Y como todos entendieron, todos miraron en silencio hacia el mismo lugar: la despensa. El vino y la yerba parecían brillar, parecían valer mucho más. ¿Quién tolera la vida sin mate en la mañana y una copa en la noche? Los ánimos en Casta de Gran Engaño iban a ponerse aún más tirantes. Conan, lo sabía. Karina estaba frenética, le pedía ayuda a los mastines para contener la inestabilidad de Gran Engaño pero estos le decían que "era la construcción de su estilo". Claro, total la que se lo fumaba era ella.
Toto, casi en las sombras, no paraba de darle a la calculadora. Por más vueltas que le daba, sabía que la yerba, el vino alcanzaba cada vez para menos. Pero también la luz, el gas, el agua ... al menos estaban encerrados y por ahora, no pensaba ni en la nafta que subía otra vez este lunes ni en el transporte público. Era momento de cranear una nueva provocación ...
Continuará ...