Asumió el nuevo ministro de Economía. Si bien presentó un plan, no existieron anuncios relevantes ni explicaciones que renueven las expectativas de lo que pueda venir.
Comenzó la era Massa y con él el "plan aguantar"
Asumió finalmente Sergio Massa como el nuevo Ministro de Economía de la Nación y tal cual lo previsto, realizó una conferencia de prensa donde dio a conocer las primeras medidas económicas que dan el puntapié inicial a su gestión.
En sus primeras palabras agradeció al Presidente de la Nación. Lo concreto es que los anuncios tuvieron muchos sin sentidos y algunas definiciones de menor cuantía. Dentro de las cuestiones más relevantes, se transmitió el compromiso de cumplir las metas con el FMI. Además el ministro puso énfasis en cumplir con lo dispuesto por Silvina Batakis en relación al congelamiento de la planta de empleados públicos y con alguna especie de auditoria de planes sociales.
Uno de los grandes temas que tiene que enfrentar la cartera económica son los vencimientos de deuda. Solo en agosto los mismos alcanzan los 600.000 millones de pesos y en septiembre los mismos superan el billón de pesos. Massa dijo que ha propuesto el canje voluntario de dichos vencimientos y que logró una adhesión del 60%. Omitió decir que buena parte de estos vencimientos está en manos del propio Estado, lo que implica de por si una "adhesión automática".
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Otro de los ejes fueron las reservas del Banco Central de la República Argentina y el objetivo de engrosarlas rápidamente. El foco estuvo puesto en tres pilares: créditos de organismos internacionales, adelanto de exportaciones e incentivos para exportar. Parece que el ministro pretende conseguir en adelantos de exportaciones unos 5.000 millones de dólares con lo que dijo "logrará engrosar las reservas", pero se ve que no consideró que el país además de exportar, importa, actividad ésta que se encuentra virtualmente congelada por la falta de dólares. Nadie parece hablar del tipo de cambio atrasado, la brecha cambiaria y las retenciones.
Hubo más temas que rozaron la más absoluta superficialidad: subsidios energéticos, orden del gasto público y persecución a importadores sospechados de irregularidades.
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Más de la mitad del gasto público corresponde a jubilaciones y pensiones. El ministro informó su deseo de mantener el déficit fiscal en torno al 2,5%: cinco minutos después anuncia un refuerzo en las jubilaciones.
Poco dijo sobre uno de los grandes flagelos que sufren los argentinos: el nivel inflacionario. Una verdadera oportunidad perdida en pos de entender hacia dónde estamos yendo a partir de ahora.
No existieron anuncios relevantes ni explicaciones que renueven las expectativas en lo que pueda venir. Hoy se ha lanzado el "plan aguantar", con muchas dudas de que pueda tener algún tipo de éxito en una Argentina que no da más.