El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y Arzobispo de Mendoza analizó su nueva función como jefe de la Iglesia Católica en el país y marcó que la agenda vaticana complica la posibilidad de la visita de Francisco al país.
Colombo avisó que el Papa tampoco vendría a Argentina en 2025
Desde mayo de 2018 es Arzobispo de Mendoza. Marcelo Colombo ahora dio un paso más en su trayectoria eclesiástica. Desde el martes 12 es el presidente de Conferencia Episcopal de Argentina (CEA).
Ocupa el cargo más representativo de las jurisdicciones de la Iglesia Católica en el país y es el sucesor de monseñor Oscar Ojea, quien cobró protagonismo hace unos meses cuando denunció los alimentos retenidos en los depósitos oficiales que debían llegar a los sectores más necesitados.
Colombo secundó a Ojea en la CEA y su llegada a la titularidad del órgano católico es una consecuencia lógica por la decisión del Papa Francisco de continuar con el mismo perfil crítico en un contexto difícil en lo social y profundizado por la política restrictiva del actual gobierno de Javier Gerardo Milei. Pero si hacemos un repaso de los títulos periodísticos, desde 2022, de las entrevistas al obispo de Mendoza que reflejó este medio, veremos que su perspectiva crítica se ha sostenido en medio de una crisis socioeconómica permanente.
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En esta ocasión en una entrevista radial en el programa #De6a7 , ya como máxima autoridad católica, Colombo consolidó esta postura y además avisó que por la agenda vaticana (en 2025 se celebrará el Jubileo) hay que descartar que el papa argentino visite el país, sin contar que el año próximo habrá votaciones legislativas y sabemos que Jorge Bergoglio quiere evitar los contextos electorales.
Colombo también habló de la CEA y su función, su misión al frente del organismo y la defensa de las capas sociales más vulnerables de la población argentina.
Qué es la Conferencia Episcopal
Tenemos una organización, los obispos en la Iglesia, que nuclea precisamente las jurisdicciones de cada país en torno a una conferencia. Esta conferencia anima, coordina los servicios de la iglesia en general y también ofrece estos espacios de reflexión común, de organización, para tener también una mirada de conjunto de toda la Iglesia. Esta es mi misión, acompañar como arzobispo de Mendoza, sí, pero también como presidente de la Conferencia, el camino de la iglesia en la Argentina.
La voz de Ojea
(El reclamo por la liberación de los alimentos para los más pobres) fue parte en estos últimos meses, uno de los temas que él abordó, por supuesto ha sido un impulsor muy grande de todo lo que es la presencia de la Iglesia en los ambientes y sectores más populares y desprotegidos, ha sido también un infatigable trabajador en el mundo de Cáritas, antes de ser presidente de la Conferencia fue presidente de Cáritas Argentina, y sobre todo un hombre de diálogo, de mucha cercanía a todos los obispos y búsqueda así desde su lugar de ofrecer espacio a la iglesia de la Argentina para estar presente en los mundos que a veces no parecen contar para los sistemas.
Una Iglesia "federal"
Nosotros como iglesia, en primer lugar, tenemos una misión evangelizadora y no queremos soslayar nunca esa importante misión que nos dio Dios, la de evangelizar y acompañar el anuncio de un mundo nuevo, un mundo que Jesucristo vino a presentar a los hombres como una posibilidad, no como una utopía. Y después, sobre todo, hacerlo en un espacio de una iglesia sinodal, es decir, una iglesia que reflexiona, junta, donde todas las voces, donde todos los sectores internos son importantes. Por último, también valoramos en esta nueva integración la composición de la ejecutiva con regiones del país que siempre son espacios muy importantes para hacer presente a la iglesia, no tan distantes como pueden ser Salta, Jujuy, Córdoba, Mendoza, respecto de los centros, pero que cuentan tanto para la vida en la Argentina, lo que se llaman las regiones pastorales. Que sea fuertemente integral de toda la Argentina, esto para nosotros es muy importante y esto ha sido un poco el sentido de la conferencia en esta nueva composición.
El camino (político) está marcado
(El nombramiento como presidente de la CEA) también en una continuidad y una profundización del camino que llevábamos, porque al formar parte de las comisiones anteriores, al estar en momentos tan particulares como fueron la pandemia o momentos de recambio institucional en dos periodos presidenciales, uno también podía acompañar esta reflexión de la iglesia y ahora, en este servicio, profundizarla.
¿Qué le preocupa a la Iglesia Católica?
La preocupación siempre son los sectores más desprotegidos, lo que significan muchas políticas que naturalmente buscan optimizar la eficacia de la economía, pero que queremos que no se olviden de los más pobres, sino que por el contrario, que piensen en ellos no sólo asistencialmente, sino el modo de poderlos ayudar a superar una situación de estancamiento tan difícil, tan dura. Fundamentalmente pienso en toda la sociedad y en todas las dirigencias, porque cada una en su espacio puede hacer tanto por eso. Por supuesto la política económica global corresponde a quienes actualmente detentan las máximas autoridades del Estado, pero eso también nos involucra a todos en nuestro lugar, a buscar, procurar con todos los medios que nadie se caiga del sistema. El país crece con todos adentro, porque queremos a cada persona, todas las personas adentro.
Qué hacer en un escenario de ajuste
Si uno piensa más recortado o piensa en las cosas, digamos, más chiquitas, puede pasar que se olvide a dónde quiere llegar. Es el camino. Y no queremos que, de verdad, que en el mientras tanto, la gente se nos quede afuera. Es decir, no queremos que haya excluidos o que crezca el número de situaciones de desamparo. Por el contrario, nos comprometemos como Iglesia a todo nuestro esfuerzo para seguir haciendo lo nuestro y también estando presentes en esos mundos tan difíciles.
La relación con Milei
El diálogo es imprescindible en todos los espacios institucionales. Por eso creo que, en este caso nuestro, nosotros tenemos, naturalmente, los caminos institucionales para dialogar y siempre estamos a disposición de lo que necesiten todas las autoridades. No dejo de pensar en mi propia provincia, no dejo de pensar en los municipios cercanos, los departamentos y, en todo caso, en cada lugar donde estemos, siempre dialogar es fundamental. Nosotros hemos tenido un encuentro (con Milei) a comienzos de año, que fue un poco el saludo de Navidad postergado por las razones de que, al comienzo, el señor presidente tenía una agenda supercargada. Pero después nos reunimos, fue una reunión importante, donde pudimos hacer también nuestro aporte y fuimos bien recibidos. Fue un diálogo que se desarrolló en carriles muy interesantes, de mucha empatía. Sobre todo creo que hoy a nosotros nos urge seguir haciendo nuestro trabajo y con esta sensibilidad que no queremos de ninguna manera dejar de ejercitar porque nosotros estamos para la gente.
El Papa en un mundo hostil
Somos personas de esperanza, de manera que mi compromiso es con todo lo que tenga que ver, con horizontes nuevos y posibilidades nuevas para todas las personas, y creo que en eso Dios nos impulsa y nos empuja. Yo estuve con él este último mes de octubre porque tuvimos el sínodo de los obispos y lo vi muy atento, muy comprometido, sobre todo con la paz mundial, pero una paz declamada, si no una paz concreta, de llamadas febriles a distintas autoridades, de intercambios permanentes, de pareceres con especialistas. Él está muy comprometido con la paz y a eso le está dando todas sus energías. En ese sentido, creo que es testigo de un mundo lacerado por el dolor y por el sufrimiento y la guerra, pero sigue sosteniendo lo inclaudicable de la paz.
Jubileo mata visita a Argentina
Miren, estábamos en ese sendero este año, cuando nos fue animando y entusiasmando. Hoy la realidad nos hace pensar que tiene esa agenda tan exigente y va a ser difícil (la visita) por el Jubileo, porque el año 2025 es el Jubileo, pero la verdad es que nunca dejamos de esperarlo como hijo de esta tierra.