En momentos en que se investiga la veracidad de la denuncia de Bolivia del envío de material bélico argentino a ese país tras la destitución de Evo Morales, vale recordar otro carril de colaboración política con recursos del Estado argentino hacia un partido en aquel país. Lo que dice un documento desclasificado de la CIA sobre 1951.
Aportes secretos argentinos a la insurrección en Bolivia
Las relaciones cruzadas entre partidos políticos y gobiernos entre Argentina y Bolivia no son nuevas. Ahora que se investiga la veracidad de un documento revelado por el gobierno del presidente Luis Arce al que le dio crédito el mandatario argentino, Alberto Fernández, en torno al envío de armamento al gobierno de facto de Jeanine Añez tras la destitución de Evo Morales, surgen nuevas discusiones históricas.
Desde el gobierno boliviano y el Frente de Todos se acusa al gobierno de Mauricio Macri de proveer de armas para la represión al gobierno militar. Pero los protagonistas de aquellos días lo desmienten: ponen tanto en duda la credibilidad de la documentación esgrimida, como el objetivo del material, al que etiquetan como antidisturbios y no de combate, y lo señalan como destinado a proteger la embajada argentina en La Paz, en donde inclusive se encontraba protegido el destituido Morales.
En tiempos de relaciones controvertidas y beligerantes entre la política de los diversos países latinoamericanos, con el pueblo de Cuba levantándose contra el régimen comunista y el estallido social en Colombia, sumado a la dramática situación que sufre el pueblo y las instituciones de Venezuela, surgió además una defensa de la "autodeterminación de los pueblos", para evitar y soslayar las condenas de organismos internacionales.
Sin embargo ese supuesto respeto a lo que cada pueblo decida puertas adentro de sus países se ha usado como escudo o como arma, de acuerdo a la conveniencia de los gobiernos a lo largo de la historia.
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