Los gravísimos incidentes en Chubut ponen al rojo la grieta minería-antiminería que también divide internamente al peronismo. La trama fina de los incidentes. Y los kirchneristas involucrados.
La "cama" antiminera que le hicieron a Alberto Fernández
48 horas antes de los gravísimos incidentes y del ataque a piedrazos al presidente Alberto Fernández ocurrido el sábado en la comarca andina chubutense, arrasada por siete incendios forestales que consumieron más de 300 viviendas, 7.00 hectáreas, miles de animales y dos vidas humanas, los teléfonos del peronismo de aquella provincia empezaron a explotar en sus contactos de la Casa Rosada. Tenían dos pedidos: Que el gobernador Mariano Arcioni no apareciera por la zona de los incendios, y si era posible, suspender el viaje del presidente. El diputado nacional kirchnerista Santiago Igón, oriundo de Esquel, el intendente kirchnerista de Lago Puelo Augusto Sánchez, el intendente peronista de Comodoro Rivadavia Juan Pablo Luque, el propio presidente de la Nación, el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, el asesor presidencial Julián Leunda, el gobernador Arcioni, y hasta Fernando "Chino" Navarro, participaron de este largo teléfono descompuesto, que terminó depositando al presidente en una zona que estaba al rojo no sólo por el fuego, sino por la minería y la protesta antiminera.
Tal como ocurrió en Mendoza a fines de 2019, el gobierno de Chubut con el apoyo de Fernández trata de avanzar este año en una ley de zonificación minera que habilitaría sobre todo al proyecto Navidad, una mina de plata en la meseta chubutense perteneciente a la canadiense Pan American Silver, con una reserva que se calcula en más de 30.000 millones de dólares en metales. Esa ley tiene estado parlamentario, pero cada vez que intentan tratarla, aparecen los violentos, y los incidentes.
Chubut y Mendoza son hermanas en la política antiminera. Ambas provincias dieron a luz sus leyes antimineras (la 7722 aquí, la 5001 en Chubut), en 2003 bajo la presión de fuertes protestas sociales y ambientales. Sólo que con el paso de los años, casi veinte ya, las formas de explotación minera cambiaron, lo mismo que la resistencias sociales. Sobre todo en aquella provincia, donde las protestas no tienen el volumen que sí consiguieron en Mendoza, cuando las movilizaciones frenaron al gobierno de Rodolfo Suarez, que con apoyo del peronismo logró aprobar la minería a fines de 2019 pero debió dar marcha atrás por la presión popular. Sí hay un núcleo de antimineros de matriz parecida, tanto en Mendoza como en Chubut. Antimineros jurásicos de raíz autoritaria combinados con expresiones de la izquierda más radicalizada, anarquistas, y autoconvocados de distinta índole que suelen arrastrar a diversa cantidad de gente auténticamente preocupada por el agua y el ambiente. En el caso de Chubut, también hay en esos grupos algunos militantes de la RAM, la Resistencia Ancestral Mapuche que reporta a Facundo Jones Huala. Los mismos que cortaban la ruta cuando Santiago Maldonado se ahogó escapando de la gendarmería, el 1 de agosto de 2017.
La iniciativa pro minera del gobernador Mariano Arcioni, que ganó las elecciones en 2019 con un amplio frente de ADN panperonista luego de suceder al fallecido Mario Das Neves en la gobernación, contaba con el apoyo de Alberto Fernández. Y antes, de Mauricio Macri. Pero al actual presidente le apareció una negativa impensada. Cristina Fernández de Kirchner habría ordenado al kirchnerismo chubutense resistir el proyecto minero, para no correr el riesgo de perder senadores en las elecciones de este año. Por esas alquimias de la política y de los "saltos en garrocha" de un partido a otro, los tres senadores nacionales de Chubut reportan al kirchnerismo. Las elecciones siempre pesan. Un año y meses atrás, el kirchnerismo apoyó la minería en Mendoza. Pero 2021 es año electoral. Por lo tanto, en aquella provincia del sur -que atraviesa una larga crisis económica, financiera y social- el peronismo está partido entre mineros y antimineros. En ese cóctel, es que el presidente fue depositado el sábado por la mañana sin custodia suficiente, sin un operativo de evacuación, y sin registro real de los antimineros que habían viajado a Lago Puelo incluso desde otras zonas de Chubut y de Río Negro, a amargar la visita presidencial. Fernández llevaba varios millones de pesos en ayuda a los damnificados reales por los incendios.
Los incidentes
En el vuelo de regreso a Buenos Aires, la comitiva presidencial que debió abortar la visita luego de que la Traffic de Parques Nacionales que transportaba a Alberto fuese atacada a piedrazos, trasladaron a modo de suvenir uno de los cascotes que ingresaron por los vidrios traseros del vehículo, que además fue abollado a patadas. Como se puede ver en la foto que sigue, la piedra tiene el tamaño de una lata de bebidas de 330 cm3. Podrían haber matado al presidente, a su pareja Fabiola Yáñez o a alguno de los funcionarios:
Los incidentes fueron propios de "No habrá más penas ni olvido", aquel inolvidable retrato argentino y peronista escrito por Osvaldo Soriano y hecho película tiempo después por Héctor Olivera. Los peronistas chubutenses cuentan que hicieron gestiones hasta último momento del viernes para que Arcioni, enfrentado en su provincia al Frente de Todos pero alineado con Alberto (y Cristina) a nivel nacional, no fuese a la recibir al presidente en Lago Puelo, advertidos de una protesta antiminera incipiente. Sazonada además por el atraso salarial que aún persiste en algunos sectores del Estado, aunque Arcioni puso el mes pasado 9.000 millones de pesos para achicar la deuda y garantizarse el inicio de las clases. La ley minera que intentan discutir agrandó las diferencias entre el gobierno chubutense y el peronismo local. Todos los bloques legislativos, de oficialismo y oposición, se fracturaron por la minería en estos meses en aquella provincia.
En las gestiones para dejar caer la visita, alguien cometió el error de subestimar la capacidad de violencia rápida de los grupos antimineros. El presidente habría tomado la decisión de ir a la Patagonia el mismo viernes, y habría encomendado a Sergio Massa la misión de frenar a Arcioni. Massa y el chubutense son amigos desde hace muchísimos años. Pero el gobernador sureño habría desoído la "recomendación".
Cuando Alberto aterrizó en helicóptero en una cancha de césped sintético de Lago Puelo, el clima ya no era el mejor. Un grupo de mujeres resultó premonitorio con uno de sus cánticos, exhibiendo la grieta minera kirchnerista. "¡No a la minería, queremos a Cristina!" gritaban. La salida de Alberto Fernández de ese lugar fue tumultuosa. Entre los gritos de aliento de sindicalistas de la UOCRA que apoyan la minería, y antimineros rabiosos que amagaron con desatar lo que ocurriría después, el presidente partió en su itinerario. Para ese momento, en el gobierno chubutense ya habían advertido que la dirigencia kirchnerista intentaba dejarlos afuera de la gira presidencial y de la "foto oficial" de la ayuda. Juan Vitobello, mano derecha del presidente, nunca habría entregado al gobernador Arcioni la agenda ni el recorrido presidencial y avisaron de la visita apenas horas antes. De hecho, más tarde, la custodia presidencial no quería dejar entrar a Arcioni al centro cultural Lago Puelo, donde se firmaron acuerdos. Debió intervenir protocolo. Horas después de los incidentes, el ministro de seguridad chubutense Federico Massoni acusó al kirchnerismo antiminero local de entregar "un falso itinerario" del presidente, de modo de arrojarlo a una "boca de lobo" donde ocurrieron los ataques. Juan Cabandié, el ministro de Ambiente de la Nación, le respondió con un "vi poca policía chubutense" en el lugar. El jefe de la custodia de Arcioni declaró en un informe reservado que la custodia del presidente a cargo de la Casa Militar, no los dejó intervenir hasta que la situación se desbordó.
En verdad, la comitiva que trasladaba a Alberto debía dirigirse a la Escuela 108 de Lago Puelo, donde gremialistas promineros y militantes antimineros ya intercambiaban gritos, cánticos y algunos sopapos en un clima de tensión. También esperaban allí el periodismo y funcionarios del gobierno de Chubut. Pero en medio del trayecto, la Traffic que trasladaba al presidente se desvió al Centro Cultural Lago Puelo, y la Policía Federal bloqueó el paso de cualquier otro vehículo. No hubo caso. La policía local no pudo intervenir en el operativo, hasta que la seguridad presidencial se vio totalmente desbordada. A la salida de Alberto, el ataque a pedradas fue fuerte. Con un cordón humano lograron meterlo en la Traffic. El vehículo resultó abollado y con las lunetas rotas, y finalmente lograron evacuar al presidente hacia el helicóptero que lo llevaría a El Bolsón y Bariloche, y desde allí a Buenos Aires interrumpiendo el resto de la visita. A Arcioni lo despacharon en otro vehículo rumbo a El Bolsón, desde donde regresaría a la capital provincial Rawson. La visita presidencial se había visto interrumpida de la peor manera.
Las operaciones estuvieron a la orden del día. Un supuesto informe de Inteligencia que circuló ampliamente en medios kirchneristas y al que el periodista Horacio Verbitsky dio crédito en su sitio El Cohete a la Luna, advertía que los agresores del presidente habían escapado en una Renault Duster que estaba registrada a nombre de la Brigada de Investigaciones de Esquel. Y que muy probablemente los agresores habían sido miembros de la UOCRA. Sitios K, luego afirmaron que los tira piedras eran policías, algo que el gobierno de Chubut negó. La Duster fue reconocida por ambientalistas locales, y le destrozaron el parabrisas.
Hay ocho personas identificadas por el ataque al presidente y algunos más por instigar la violencia. Entre ellos, un ex director de tierras de Lago Puelo, un funcionario del gabinete municipal de Lago Puelo, un docente con horas cátedra en el gobierno de Chubut, un agitador conocido como "El Uruguayo", en total cinco hombres y tres mujeres, entre los 80 aproximadamente que atacaron a piedrazos y patadas logrando estropear la Mercedes Sprinter que trasladaba a Alberto Fernández. Ninguno era policía, ni militante de la UOCRA. Sí había entre los que intentaron bloquear la salida de Alberto, empleados estatales.
Más de este tema: Minería: la contradicción del Presidente, tras su paso por Chubut
El juez federal de Esquel Guido Otranto ya cuenta con informes de la policía local, la Federal, con una denuncia del gobierno por el ataque al presidente, y hay declaraciones de diversos custodios. Es el mismo juez que interviene en la causa por los incendios, y además, el que intervino en algunos pasajes del Caso Maldonado en 2017.
Entretanto no hay datos firmes -a pesar de las sospechas- que puedan determinar si los incendios fueron intencionales, salvo en uno de los casos. Luego, habrían intervenido la fatalidad y la desidia. Calor extremo, viento, y frondosos ramajes boscosos enredados en cables de alta tensión y sin el adecuado mantenimiento, habrían hecho el resto, ante brigadas de incendios forestales mal equipadas y con pocos recursos.
El presidente dejó la Patagonia el sábado, y le habrá quedado el regusto amargo de la grieta que divide al propio Frente de Todos en varios temas. La minería, es uno más. Ni el peronismo ni el kirchnerismo de Chubut lograron proteger al presidente de la violencia antiminera. Por pujas locales y por la disputa por la ley minera, lo entregaron virtualmente a los manifestantes, que superaban en número a la custodia a cargo de la Casa Militar. El presidente del PJ de Chubut, el ex intendente kirchnerista de Comodoro Rivadavia Carlos Linares, llamaba por teléfono desde Buenos Aires preguntando qué había pasado.
Nadie supo frenar la locura a tiempo.