El presidente Milei nos dio a los argentinos la pastilla roja para salir de la Matrix. No hay libertad sin verdad.
Sobre las "verdades incómodas" de Javier Milei
"Prefiero una verdad incómoda antes que una mentira confortable", dijo Javier Milei a las cientos de miles de personas que se reunieron el domingo colmando la Plaza del Congreso y las calles aledañas para celebrar el cambio de gobierno.
La frase con la que el presidente Milei anticipaba a los argentinos que las medidas que debería tomar iban a ser un golpe fuerte nació en un contexto muchísimo peor que una crisis económica: pertenece al periodista estadounidense Edward Murrow, aquel conocido por terminar sus emisiones en la cadena CBS despidiéndose con un "buenas noches y buena suerte".
Murrow fue uno de los primeros reporteros en ingresar al campo de concentración de Buchenwald, en Alemania y lo que vio allí lo dejó "sin palabras", tal como él dijo. Sin embargo, hizo una exposición "suave", si es que se podía, de la masacre que había encontrado. Tal era el horror que tuvo que relatar que pidió disculpas por si sus palabras ofendían, y luego djo "prefiero decir una verdad incómoda antes que una mentira confortable".
Salir de la Matrix
La mayoría de los argentinos que fueron a celebrar la asunción de Javier Milei no conoce el origen de la frase, pero nunca les fue ajeno el significado. Todos sabían que, cuando se revelara la verdad del estado en que se encuentra el país, iba a ser aterrador. Nadie agitó la bandera argentina en el Congreso esperando que el cambio de gobierno significara que el aguinaldo se cobrara en dólares o que Javier Milei y toda la mística de las Fuerzas del Cielo, como se hacen llamar sus más fieles seguidores y colaboradores, transformaran el paisaje de villas miseria y gente durmiendo en la calle en una foto de Dubai.
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Todos sabían que el cambio de gobierno significaba dejar de vivir en el relato para vivir en la realidad. Milei ofrecía en su campaña, la pastilla roja para salir de la Matrix y, aún así, casi el 56% de los votantes eligieron la verdad. La verdad incómoda, la dolorosa. La verdad que nadie quiere decir ni escuchar pero que, como dijo Jesús "os hará libres".
No existe libertad si no hay verdad, y no existe verdad sin responsabilidad. Muchos dijeron durante los últimos 40 años de democracia que teníamos una democracia joven y tal vez por esa juventud la Argentina prefería vivir en la mentira confortable, en la verdad a medias o en "el relato" de que las cosas estaban mal, pero no tan mal o, peor aún, que estaban mal porque estábamos "creciendo", como dijo el absoluto prescindible de Alberto Fernández.
Ahora sabemos que la verdad es mucho más dura de lo que pensábamos, pero Javier Milei ganó preparándonos para el golpe, y duele menos. O ya crecimos y somos capaces de enfrentar los golpes.
Escuchar al ministro Caputo decir "de los últimos 123 años, Argentina tuvo déficit durante 113" es, tal vez, la realidad más dura que tenemos que terminar de entender. Ahora nos toca pagar 113 años de despilfarro y todos sabemos que, si no empezamos ahora, no habrá ningún futuro para nuestros hijos y nietos que la absoluta pobreza.
Después llegará la hora de que paguen los responsables de haber convertido un país desarrollado, pujante y próspero, en un nido de "pobres de toda pobreza", como dice el pediatra Abel Albino.
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