Tres delincuentes la sorprendieron a la jubilada mientras dormía, y tras el ataque la mujer está internada y en grave estado.
Torturaron a una anciana de 93 años para robarle
Tres delincuentes ingresaron a través de un pequeño tragaluz a una vivienda de Bernal y atacaron de forma salvaje a una jubilada de 93 años. La torturaron durante una hora y media para robarle sus pertenencias, y la mujer, llamada Zara quedo internada en grave estado.
El asalto ocurrió a las 4 de este viernes y se extendió hasta las 5:30 de la mañana en Cerrito y Dardo Rocha, en el barrio de Bernal donde Zara tiene su casa y en el mismo terreno, la fábrica que montó en 1955 junto a su marido, en la que producen el tejido para las bolsas de cebollas.
"Mi mamá está delicada, luchando por su vida, tratando de recomponerse de los golpes que recibió en la nuca y la cabeza, las patadas en el abdomen y en las piernas. Fue atada, asfixiada con un brazo para que diga dónde estaban los supuestos dólares que no existen, se llevaron unos pocos pesos y unas cositas de oro torturando a una persona de una manera que no se ve ni en una película de terror", relató con angustia Alejandro, el hijo de la víctima.
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Según explicó el hombre, los tres delincuentes saltaron el portón y entraron a la casa a través de un pequeño ventiluz que rompieron para lograr ingresar por un espacio ínfimo a la casa de la jubilada. "Es una zona de mucho tránsito, blindamos la puerta, pusimos cámaras afuera y en la fábrica y estábamos tranquilos", reconoció Alejandro.
La sorprendieron mientras dormía a la madrugada, la sacaron a los golpes de su cama, la ataron con cables y la amenazaron con prenderla fuego si no les daba dinero. "La tiraron al piso, le pegaron patadas y ella se orinó encima", contó su hijo en diálogo con TN.
Tras revolver toda la casa la llevaron a la fábrica que está pegada a su casa y la siguieron torturando. Zara tiene tres mascotas y los delincuentes amenazaron con matarlos.
Resignada tras más de una hora de torturas, golpes y miedo, la jubilada les dijo que ya no tenía más nada para darles, ellos subieron la amenaza y le dijeron que le cortarían tres dedos. "Ella les dijo que si querían la mataran porque ya no le importaba, estaba entregada pero que no le hicieran nada a los empleados que llegaban a las 6 de la mañana, y ahí se fueron", aseguró el hijo de la víctima.
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