El policía Franco Cuello dijo que estaba limpiando el arma en su casa del barrio La Gloria, de Godoy Cruz, que su hijo la tomó y se percutó, dando el proyectil en la cara de su esposa, Valeria Ramírez. Además del peritaje, el pequeño contó lo que pasó.
El relato del niño al que su padre policía acusó de matar a su madre
Valeria Ramírez (26) recibió un balazo en el rostro, le perforó la cara y le salió por la espalda. Murió. El proyectil provino del arma reglamentaria de su pareja, el policía Franco Nicolás Cuello (29). Esto ocurrió en la habitación que la pareja tenía en la vivienda que compartían con la familia de la víctima en el barrio La Gloria, de Godoy Cruz. El uniformado dijo que estaba limpiando la pistola 9 milímetros y que su hijo de 4 años la accionó, la bala salió y dio en la joven. Sin embargo, el niño relató un episodio desgarrador sobre lo que había sucedido.
Científicamente la versión de Cuello se cayó para la Fiscalía de Homicidios este domingo, siendo que el disparo fue recibido por Valeria Ramírez alrededor de las 22.30 del viernes en su casa, y falleció en el Hospital Central a las 2 del sábado. El peritaje fundamental para descartar que el niño había disparo fue que el pequeño no tenía rastros de pólvora en sus manos y en cambio su padre, sí tenía en las extremidades y en el cuello.
Es complejo imaginar que un padre involucre a un pequeño niño en un crimen y para colmo, que se trate del asesinato de la madre. Así lo considera la fiscal Claudia Ríos. Acusó a Cuello por el delito de homicidio agravado por el vínculo, por alevosía, mediado por femicidio, por el uso de arma de fuego y por pertenecer a las fuerzas de seguridad. Es calificación tiene como pena única la prisión perpetua.
Además del barrido electrónico que determinó que el policía tenía pólvora en su mano, brazo y cuello y el niño no tenía rastros, hay otros detalles que hicieron caer la versión del detenido. Si un niño tan pequeño disparara una pistola 9 milímetros, "la patada" que le daría el arma lo habría empujado sentado más de un metro hacia atrás.
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Los investigadores también tomaron las dimensiones de la habitación que utilizaba la pareja en la casa, que fue donde se produjo el disparo. "A los pies de la cama había sangre, por lo cual se supone que Valeria estaba sentada allí cuando recibió el disparo. Entre esa parte de la cama y la puerta hay muy poco espacio y es difícil suponer que él estaba parado limpiando su arma sin apoyarla en ningún lado", le confió al POST una fuente de la pesquisa.
La suposición sobre que la víctima estaba sentada se debe a que el disparo le fue efectuado a desde una distancia de 20 a 60 centímetros, de arriba hacia abajo con orificio de entrada por la fosa nasal derecha, destrozándole el paladar, parte del cuello y le salió por la espalda. Por lo tanto, la Fiscalía ubica a Franco Cuello como el asesino a pesar que él sostiene que fue su hijo, de 4 años, quien al tomar el arma de una mesa le se percutó. Si esto fuese así, desde la altura de una mesa la bala debería haber hecho una parábola primero ascendente y luego descendente, en apenas pocos centímetros, para ingresar por el rostro de la joven y salir por la espalda.
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De todos modos, hay un testimonio desgarrador sobre la presunta autoría de Cuello en el femicidio de su esposa Valeria Ramírez. Las palabras que le habría dicho niño al personal del ETI (Equipos Técnicos Interdisciplinarios -ex OAL-) que lo abordó ante tremenda situación, su madre muerta y su padre preso, son muy duras.
Qué dijo el chico
Una alta fuente del ETI le confió al POST que el pequeño de 4 años les contó a los profesionales qué había hecho él cuando ocurrió el disparo. "Me escondí en el baño porque el papá mató a la mamá", habría manifestado el pequeño.
De todos modos, en la familia de Valeria Ramírez creen que se trató de una fatalidad avalando la versión de Franco Cuello. Según le dijo una hermana de la víctima a diario El Sol, fue un accidente terrible y tienen detenido a un inocente, que debería estar con sus hijos luego de haber perdido a la madre.