Rosa Gulino (62) ganó un juicio por estafa contra un abogado que le vendió un terreno de 3 millones de dólares, ubicado en Guaymallén, haciéndole firmar un poder, según denunció. El letrado apeló en Casación y la ratificación o rechazo puede tardar tres años, pero ella podría morir antes.
"La vida se me escapa", dice una mujer terminal que espera un fallo de la Corte
"Yo no puedo esperar ese tiempo, la vida se me escapa día a día". Esta frase pertenece a una mujer de 62 años que está muy enferma, denunció que fue estafada en 2015 por un reconocido abogado en Mendoza. Luego de ocho años, un juez falló a favor de ella, condenó al letrado a tres años de prisión en suspenso, seis por inhabilitación para ejercer su profesión y la inhibición de sus bienes. Pero, la defensa del acusado, Miguel Ángel Abasolo pidió que la sala de Casación de la Corte local resuelva debido a que el Código Penal establece que para que una condena sea válida debe ser dictada por al menos dos jueces.
La Casación puede demorar entre tres meses y tres años en resolver la sentencia, según le indicaron a Rosa Gulino, la mujer que está enferma y quien dice considera que no tiene ese tiempo para esperar, en una visita que hizo a la Corte.
A mediado de diciembre de 2023, ella le dijo al Post: "Se hizo justicia", cuando Abasolo fue condenado. Pero, ahora Rosa deberá volver a esperar. Esta apelación del hombre que fuera su amigo está ajustada a derecho.
Sucede que Rosa Gulino ya esperó mucho tiempo. Aunque todo comenzó cuando murió su padre en 2012, recién en 2015 cuando advirtió que algo no estaba bien y que parte de la herencia de su padre, según ella, había desaparecido. A partir de esta situación, su salud comenzó a empeorar, ella era una mujer sana que trabajó 38 años para la empresa Telefónica; sin embargo, tantos trámites y sinsabores la enfermaron. Aguardó ocho años más para una sentencia favorable y ahora, parece, que deberá continuar la espera hasta que los jueces supremos Dalmiro Garay, Mario Adaro y Omar Palermo resuelvan. O, quizá, muera antes.
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Están por cumplirse nueve años del inicio de un viaje de enfermedad y angustias para esta mujer. De acuerdo a lo que ella relató y consta en los expedientes, ella y sus dos hermanos no lograban acordar sobre la herencia de su padre que consistía en una serie de propiedades, entre ellas un terreno de 5 hectáreas (51.324 metros) más otros 2.000 metros cuadrados ubicado en Carril Godoy Cruz esquina Sánchez de Rodeo de la Cruz. Este terreno fue valuado hace más de diez años en 3 millones de dólares, 13 millones de pesos de aquel momento.
Los tres hermanos iniciaron la sucesión y el abogado Abasolo representaba a la hermana de Rosa. Acordaron en el Juzgado Civil N° 3 en repartirse las propiedades. "Este terreno (el de Rodeo de la Cruz) me quedó a mi", recordó Rosa.
Posteriormente, inscribió esas cinco hectáreas en el Registro de la Propiedad. A los pocos meses, de acuerdo a lo que declaró ella en el juicio civil, el abogado Mguel Ángel Abasolo comenzó a buscarla para ofrecerle un negocio. "Me dijo que era un buen negocio lotear y vender las parcelas. Pero me averigüe y salía muy cara la urbanización". Mientras tanto, durante el tiempo siguiente, ella, su marido, Abasolo y la esposa de éste habían iniciado una amistad, por lo cual, la confianza había crecido.
Durante la internación de la hija de Rossa Gulino en marzo de 2015, que ella estaba abocada a su cuidado, Abasolo le hizo firmar un poder para poder ofrecerle el terreno a un oferente de AFA que estaba interesado. Le aclaró, según ella, que para poder ofrecérselo debe viajar a Buenos Aires con los papeles. "Yo estaba con la cabeza en mi hija y no advertí, porque además ya éramos como amigos. Entonces, un día me busca y me lleva a una escribanía -detalló la víctima- y el notario me asegura que no es para venta. Con la confianza que teníamos, firmé un poder como representante, es lo que me dijo, pero en realidad era un poder general". A partir de este momento, el valioso terreno heredado de su padre ya no fue más de ella.
Cuando ella recibió una oferta por esta propiedad comenzó a llamar a Abasolo para pedirle los papeles, pero él comenzó darle respuestas evasivas, poner excusas, dejar pasar el tiempo hasta que no le contestó más las llamadas. Esta situación hizo que Gulino se presentara en el Registro de la Propiedad y es donde se enteró que su terreno había sido vendido en abril de 2015, mientras su hija estaba internada y a los pocos días de haber firmado ese poder. Un escribano conocido de ella verifica que ese terreno había sido casi reglado, fue vendido en 1 millón 600 mil pesos por mi terreno.
La mujer entró en depresión, para ella había sido estafada. Buscó en un sitio de avisos el nombre del comprador y en su muro lo estaba ofreciendo lotes más pequeños a la venta. Lo llamativo es que era un changarín quien, supuestamente, fue quien adquirió esa propiedad.
Todo indica que Rosa Gulino deberá seguir esperando para que la sentencia quede firme. El punto, según ella, es que no pueda estar viva cuando ese trámite finalice en la Suprema Corte de Justicia de Mendoza.
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