En una nueva jornada del juicio por jurados contra el israelí, un psicólogo de la cárcel de San Felipe señaló algunos rasgos de la personalidad del acusado de doble homicidio.
Juicio a Gil Pereg: "Es común que en la cárcel exageren los síntomas"
Terminó la primera semana del juicio por jurados contra el israelí Gilad Pereg en Mendoza. Fue una nueva rueda de declaraciones testimoniales. Está acusado de homicidio agravado por el vínculo por la muerte de su madre, Phirya Saroussy; y homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por la muerte de su tía, Lily Pereg.
El jurado popular que la próxima semana deberá emitir un veredicto escuchó las declaraciones de un psicólogo de la cárcel de San Felipe, un periodista que abordó el caso en un programa radial, una vecina de Gilad Pereg, la administradora del cementerio ubicado frente a la casa del imputado y un hombre que dijo tratarlo "como a un hijo".
Como ha ocurrido en todas las audiencias de este juicio, la jueza técnica Laura Guajardo ha dispuesto el ingreso de Gilad Pereg a la Sala 15 -donde se desarrolla el juicio-. Consultado por su defensa, el imputado ha preferido quedarse en un recinto del circuito de circulación de detenidos, observando todas las instancias a través de un circuito cerrado de TV.
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Las entrevistas psicológicas
El jefe del Departamento de Tratamiento del penal San Felipe, relató al jurado popular sobre las entrevistas que mantuvo con Gilad Pereg, desde que ingresó a la cárcel.
"La primera entrevista la hice el 30 de enero de 2019, a días de que ingresó y luego comencé a verlo todas las semanas. Ingresó y tenía un mutismo absoluto. Luego, en ese primer encuentro, pude completar toda la entrevista con preguntas pautadas y abiertas. Tuvimos un dialogo fluido", comenzó relatando este profesional.
Consultado por un posible diagnóstico, este testigo presumió una definición: "trastorno de la personalidad, una esquizotipia". Y luego se refirió a las derivaciones de Gilad Pereg al hospital neuropsiquiátrico El Sauce. "Se resistía al esquema de medicación y vimos necesaria la intervención de una institución con más recursos para el tratamiento. Pero en El Sauce le daban el alta porque no había criterio para internación. Su permanencia allí está siendo voluntaria, porque él no quiere estar en la penitenciaría. Prefiere estar en El Sauce; preferiría estar en su casa, pero no puede.
Finalmente, y luego de describir la relación con los gatos y con su madre, el especialista hizo alusión al comportamiento del israelí de 40 años. "Es común que en la cárcel haya pacientes que exageren los síntomas. La idea es mostrarse más enfermo de lo que uno está. Podríamos pensar que Pereg tenía fines gananciales. Desde tener una mayor cantidad de comida -recibía una ración de comida más que el resto de los reclusos-, un espacio exclusivo y hasta pidió que le trajéramos a sus gatos", contó.
El caso en los medios
La aparición de un perito convocado por la defensa técnica -ejercida por Maximiliano Legrand y Lautaro Brachetta- en un programa de radio local fue también motivo de análisis y ofrecido como prueba ante el jurado. El audio de esta nota fue reproducido ante la sala ante el jurado y en ella se pudo oír parte de una entrevista que un reconocido psiquiatra realizó a Gilad Pereg, y las opiniones del propio especialista.
En este contexto, por primera vez el jurado pudo oír las palabras de Gilad Pereg. "Estoy en una situación catastrófica, porque yo soy un gato. En algún momento decidí que no puedo vivir en el mundo de las criaturas de dos patas (los humanos). Nunca tuve amigos, compañeros o novias", se lo oye decir a Pereg en ese encuentro que fue parcialmente publicado en un medio local.
Al respecto, el psiquiatra que lo entrevistó señala en ese audio: "Pereg es lo que se llama un caso de parafrenia. Un ser que se considera animal por una transformación. Tiene alterado su sentido de realidad, pero mantiene indemne la parte cognitiva. Puede seguir haciendo la vida ordinaria como cualquier persona, pero desde su realidad, que es la de ser gato".
Siempre de acuerdo a lo expuesto en un programa de radio, y en el marco de la declaración del conductor que se presentó como testigo, Gilad Pereg hace mención a su madre y lo ocurrido con ella. "Ella desapareció. Vino y desapareció. Estaba conmigo y luego se fue y ahí yo no la vi más. Yo estoy escuchando en mi cabeza que me habla, que dice que la secuestraron", se lo oye decir al israelí. Sobre este punto, el profesional que lo entrevistó y registró ese encuentro dijo: "el de la madre es un tema que debería seguir. Se le hace una confusión que no hace al diagnóstico forense. Es un enfermo mental, un psicótico. Fue, es y será psicótico. Tiene que estar en un sanatorio de alta seguridad porque es un tipo peligroso".
Las cámaras del cementerio
Una empleada del Cementerio Municipal de Guaymallén se presentó como testigo, dijo conocer a Gilad Pereg y tener una relación de trato diario. "Como el cementerio queda frente a su casa, lo ayudaba a llevar bolsas de alimentos para sus gatos y perros. A veces, de hasta 15 bolsas. Le preguntaba cómo estaba, le recomendaba que se bañara y se cambiara la ropa porque siempre vestía remera y bermudas, aunque fuese invierno", comenzó contando.
Luego, se refirió a los días en los que se buscaba a Phirya Saroussy y Lily Pereg, y el propio Pereg había denunciado la desaparición. "Le expliqué que no se pusiera la policía en contra. Que todos estaban buscando y haciendo lo mejor para encontrarlas. Yo misma ordené excavaciones en el cementerio. En esos días también noté que una de las cámaras de seguridad del cementerio, había sido dañada, como si hubieran intentado arrancarla. Esa cámara estaba en la segunda puerta del cementerio y apuntaba a la vereda de enfrente, donde estaba la puerta de la casa de Pereg", detalló la empleada municipal.
"Yo lo trataba como si fuera un hijo"
Un arquitecto que conoció a Gilad Pereg hace unos diez años, señaló ante el jurado que tenía un vínculo muy cercano. Describió haber sostenido varios encuentros frecuentes, haber compartido una fiesta y muchos almuerzos.
Este testigo explicó que Gilad Pereg le contó cómo fue que recaló en Mendoza. "Me dijo haber desertado del ejército de Israel y haber visto a la Argentina como un país ideal para hacer negocios. Estuvo en Buenos Aires y lo estafaron; llegó a San Martín (Mendoza) y alquiló un predio con canchas de fútbol y padel. No le renovaron el contrato y tampoco le reconocieron la inversión que había hecho en él. Finalmente compró ese lote de calle Roca en Guaymallén, donde un arquitecto lo estafó en 300.000 dólares", resumió.
Este testigo explicó que Gilad Pereg puso una denuncia en el Colegio de Arquitectos porque el proyecto deportivo que intentó emprender en ese predio de calle Roca, ni siquiera contaba con la factibilidad municipal. "Él presentó todos los documentos y la denuncia tuvo curso. Tenía razón en que había sido estafado y el profesional fue sancionado, pero él jamás recuperó la plata. Era muy inocente y yo lo trataba como si fuera un hijo. Le recomendé que debía vender todo e irse del país, porque lo vivían estafando. La última vez que lo vi, me contó que estaba prestando dinero a cambio de intereses, pero llevaba el registro en una libreta de almacenero".
La semana próxima
Tras la audiencia de este viernes, la jueza Guajardo dispuso un cuarto intermedio hasta el día lunes, cuando se produzca una nueva rueda de declaraciones testimoniales. Esto se repetirá el martes, mientras que para el miércoles se espera que la fiscalía, integrada por Fernando Guzzo y Claudia Ríos; la querella, en la voz de Claudia Vélez; y la defensa técnica, representada por Maximiliano Legrand y Lautaro Brachetta lleven adelante sus alegatos de clausura (que serán transmitidos en vivo). Luego de esa instancia, el jurado estará en condiciones de pasar a deliberar para arribar a un veredicto.