El empresario mendocino denunciado por su sobrina por supuestos abusos sexuales comezados cuando ella tenía 11 años, rompió el dispositivo en la prisión domiciliaria. La fiscal consideró que hay peligro de fuga y lo encerró.
Abuso: D'Ascanio, enviado a la cárcel por romper la pulsera magnética
El empresario Diego D'Ascanio, acusado de haber abusado sexualmente durante varios años de su sobrina desde que tenía 11, fue enviado a la Penitenciaría porque mientras cumplía prisión domiciliaria rompió la pulsera magnética. La alarma sonó en la Policía y de inmediato fueron a arrestarlo. Lo llevaron a una comisaría y fue imputado por daños al Estado (el dispositivo es un bien Judicial). En ese momento, se produjo una situación muy extraña y llevaron al sospechoso a otra vivienda, donde tiene prohibido estar. Por ello, la fiscal Virginia Rumbo decidió enviarlo a la cárcel.
El caso de D'Ascanio salió a la luz luego de que el POST publicara que la denuncia hecha por la sobrina del sospechoso no había tenido movimientos durante un año y ocho meses. Esta llamativa demora generó un rápido movimiento en el expediente en marzo de este año y a los pocos días el empresario fue acusado de abuso sexual agravado y corrupción de menores.
En el mundo empresarial la noticia fue una bomba. Diego D'Ascanio posee estaciones de servicio, locales de ropa, una empresa constructora y otros negocios más. Juega al golf y era uno de los padres encargados de enseñarles a chicos ese deporte en el Club de Campo Mendoza. Al enterarse del caso, los padres de los chicos se asustaron.
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Una vez que fue detenido e imputado, su abogado defensor, Juan Day, presentó una serie de estudios médicos que le permitieron obtener la prisión domiciliaria por problemas de salud cardiovasculares. De este modo, fijó como domicilio del arresto una casa en Vistalba, de una amiga de él, lejos de su esposa e hijos, al parecer por prohibición de la fiscal Rumbo de acercarse a los menores.
El pasado miércoles 7 de julio la alarma de la pulsera magnética de D'Ascanio sonó. Fueron a buscarlo y corroboraron que la había roto para quitársela. Lo tomaron "de las pestañas" y lo llevaron a una comisaría. Allí le imputaron el delito de daño agravado y ordenaron su libertad. Pero la libertad era para esa causa del daño pero debía continuar con la prisión domiciliaria. Según fuentes ligadas a la causa, allí se produjo una extraña situación.
Los policías lo subieron a un patrullero para llevarlo al destino fijado y D'Ascanio les dijo que debían dejarlo en una vivienda de calle Julio A. Roca, de la Quinta Sección. Allí vive su esposa e hijos, donde tiene prohibido ir.
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A raíz de este hecho, rotura de la pulsera magnética y aprovecharse del desconocimiento de los uniformados, la fiscal comprendió que existe peligro de fuga y le revocó la prisión domiciliaria. Virginia Rumbo decidió enviarlo al penal, mientras que su defensor aguarda que los estudios médicos que le realizará el Cuerpo Médico Forense lo depositen fuera de la cárcel a su cliente nuevamente, hasta que llegue el juicio.
Diego D'Ascanio la tiene muy complicada para volver a obtener ese beneficio, también porque en el expediente obran otros sucesos. Uno de ellos está referido a que en una ocasión le robaron, según él 100 mil dólares de la caja fuerte de su casa. Primero culpó a su empleada doméstica, luego a su suegro y por último a un carpintero. Enojado porque no había pruebas contra ninguno, fue al local de éste último, que tenía un minimarket, y le habría roto un vidrio con un ladrillo. En otra ocasión fue a una sucursal del Banco Macro para realizar un depósito. Como había paro bancario, lo demoraron en la atención. Esto lo enojó y comenzó a romper cosas. El gerente lo denunció.
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