Quiero una enorme grieta, no entre partidos, la quiero entre los que amamos, y por eso, sufrimos y nos da vergüenza este país y los corruptos de toda la historia argentina.
¿Quién mató a Sofía Aucachi?
Sofía Aucachi murió hace aproximadamente dos años, tenía alrededor de cincuenta, luchó mucho y como pudo con un cáncer de mama, no se entregó, padeció cirugía, radioterapias y muchas quimioterapias. Semanas antes de su muerte la fui a visitar pero no estaba, ya saliendo del largo pasillo de la calle Juan B. Justo, donde estaba su casa, nos encontramos, ella volvía de una clase de yoga en el parque, fue ese día cuando me preguntó por el tiempo que le quedaba, sabía que no le mentiría, sólo pude decirle que me constaba que no había dejado de hacer, antes y después del diagnóstico, nada por salvar su vida.
Fue por muchos años la empleada de mi casa, cuidó con infinita paciencia de mi mamá, luego de mi familia, amaba a mis hijos y por último de mi, cuando enfermó podría haberse quedado en su casa por indicación médica, pero no lo hizo, disfrutaba de su trabajo y de nuestra amistad, se encargaba de todo, yo no tenía que decirle nada, todo estaba bien, la limpieza, la comida, las compras, los momentos que compartíamos siempre eran alegres, risueños, su humor era dulce y gracioso, no se quejaba de nada, sin salirse de su modo suave y reservado se ganó el cariño de los vecinos.
Había nacido en el monte de Jujuy y como lo sugiriere su apellido, era aborigen, a veces me decía algunas palabras en quechua. Esto le hizo ganarse el tan constante y larvado racismo nacional, tenía una vecina de su casa que le gritaba, con frecuencia, "Boliviana de mierda" ella intentó, muchas veces, denunciarla en la comisaría, más por defender la dignidad de sus dos hijas que la suya, pero nunca recibió ayuda alguna.
Siempre quiso superarse, quería estudiar enfermería. Todos sus estudios ginecológicos los cumplía en tiempo y forma, un día me dijo que le habían indicado realizar una biopsia de un nódulo sospechoso. Ahí comenzó el infierno, meses para llegar a la biopsia, meses para la cirugía, meses para conseguir los medicamentos de la quimioterapia. No recuerdo fechas, pero sé que la vi ir venir a la Obra Social con sus papeles, ordenes y estudios. Yo creo que se perdieron entre seis y ocho meses, para entonces ya había metástasis.
Hoy tengo tengo otra empleada, también se ocupa de todo, nos llevamos bien y su presencia me es agradable, creo que también ella se siente cómoda. Está, hace meses, intentando lograr obtener el servicio que tiene que prestarle la Obra Social ( OSPAC ), pero lo único que ha conseguido hasta ahora, es haber sido puesta en la demoledora burocracia de la estupidez, cada vez que va le dan una cucharada de ese veneno: "No, todos los meses tenés que traer, del 1 al 10, el último bono de sueldo", la siguiente, "No, te falta traer constancia de pago del aporte jubilatorio que hace tu patrón (¿no sería hora de que dijeran empleador?), que también tiene que ser llevado del 1 al 10", la siguiente, "No, también tenías que traer el pago que tu patrón hizo a la ART, del 1 al 10 todos los meses", la siguiente "No, te falta el CUIT de tu patrón", la siguiente , "No, te falta fotocopia del D.N.I. de tu patrón", la siguiente, "No, te falta la baja ante AFIP de tu anterior patrón", la siguiente, "No, te falta el alta ante AFIP que hizo tu patrón cuando entraste a trabajar". Además, mi empleada tiene tres hijas, una es menor y le correspondería la cobertura de la Obra Social, pero, si la solicita, perdería la asignación que le otorga el Estado para la educación de la niña.
¿No podrían tener todos estos requerimientos impresos en una hoja y ahorrarle tanta humillación a la gente?
Desgraciadamente creo que todo esto me da más bronca a mi que a la persona que, todos los meses, del 1 al 10, tendrá que hacer la larga cola que, en nada, le asegura no recibir el trato que sufrió la adorable Sofía, es triste, pero se está acostumbrando.
Confieso, quiero una enorme grieta, no entre partidos, esa le sirve, entre acciones y reacciones, al largo camino de deterioro que llevamos encima. La quiero entre los que amamos, y por eso, sufrimos y nos da vergüenza este país y los corruptos de toda la historia argentina, los que usufructúan de sus lugares de poder, públicos y privados, los que tienen la boca llena de la palabra justicia pero no ven la tragedia.
¡Que la Justicia, si existe, se ocupe!