Para contribuir (otra vez) a la confusión general

El discurso del primer año de gestión de Milei mostró puntas a tener en cuenta en el debate de ideas. Se enriquece si se acepta que hay un desorden propuesto a otro desorden. Muchos añoran y piden un orden que nunca existió.

Para contribuir (otra vez) a la confusión general

Por:Jaime Correas

 "El estilo de Milei, que a mucha gente le cae mal, es clave para que esto salga bien".

Martín Varsasky, empresario argentino (64 años). Creó cinco empresas unicornios en Estados Unidos y España que superaron la cotización de 1.000 millones de dólares.

Otra de las muchas excepcionalidades que ha producido la cultura argentina es Aldo Pellegrini. Nacido en Rosario en 1903, este poeta, ensayista, dramaturgo y crítico de arte, además fue médico, profesión que ejerció hasta casi el final de su vida. En 1941 publicó el libro sobre teoría de la medicina "Los mecanismos de la curación". En 1926, apenas dos años después del célebre "Manifiesto del surrealismo" del poeta francés André Breton, fundó con unos amigos un grupo surrealista en Buenos Aires. Cuando en 1961 apareció su notable "Antología de la poesía surrealista", el propio Breton la calificó como el trabajo más importante publicado sobre el tema hasta ese momento. También fue un gran traductor y a él se deben las "Obras Completas", con prólogo y notas de su autoría, del conde de Lautréamont. En ese volumen se destacan sobre todo "Los cantos de Maldoror", prosa poética decisiva en algunas corrientes estéticas del siglo XX, como el surrealismo. Pellegrini en 1965 recopiló un pequeño volumen con sus ensayos. Tituló "Para contribuir a la confusión general" a esas inquietantes piezas de pensamiento. En tiempos de gran confusión y de debates encendidos sobre casi todo la profundidad del pensamiento pellegriniano puede echar luces y sombras, según como quiera vérselo, para interpretar el presente: "Es tan impresionante el amontonamiento de las ideas más contradictorias no sólo en mentes distintas sino en una misma mente, que cuando se trata de tomar distancia para ser testigo de esa barahúnda con cierta objetividad surge la pregunta de si el destino del hombre no será crear una infernal telaraña para aprisionarse a sí mismo y propender a la propia destrucción, mediante la organización del desorden. Pero hablar de contribuir a la confusión general equivale justamente a propiciar el desorden, dirán algunos. De todos modos, no se trata de un desorden contra un orden, sino más bien de un nuevo desorden contra un viejo desorden. El desorden, al envejecer, se fija, se fosiliza y adquiere así la apariencia del orden, pero sólo porque está inmóvil, porque está muerto. Un desorden muerto se corrompe, hiede, contamina la vida con su podredumbre. Entonces es necesario crear un desorden totalmente nuevo que lo sustituya. Pero no cualquier desorden, sino uno que consuma lo viejo y purifique la vida: un desorden creador, por el cual circule la sangre siempre renovada de lo vital".

La Argentina vive en un desorden corrompido que apesta, como el descripto por Pellegrini. Y, como también argumenta con lucidez, crea en su putrefacción la ilusión de que es un orden. Ante esa aparición de un nuevo desorden son muchos los espantados. Quieren permanecer o retornar a lo conocido, que está muerto y podrido, pero les resulta familiar, aún cuando no les guste. Esto, metafóricamente, es lo que les sucede a quienes, aunque lejanos al kirchnerismo, hoy ven alarmados la irrupción de Javier Milei. Disparan un debate infinito y denuncias sobre formas y fondos, excesos, insultos, catástrofes que sobrevendrán o que ya están aquí. Se despierta en ellos una ansiosa nostalgia proyectada en un futuro venturoso de orden que sucederá si ofrecen una tenaz resistencia a esas inconductas insoportables. Omiten el desorden de origen, el que se descompuso y huele mal. Añoran un orden inexistente e improbable y pierden de vista el complejo devenir y porvenir de lo real. Siempre conjetural, pero imposible de alcanzar si no se advierte que la corriente sigue. Los aturde el ruido y la furia. Es razonable y entendible. Pero, a pesar de sus alarmas, la nave va.

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Esta semana el discurso en cadena nacional del presidente Javier Milei por el primer año de gestión tuvo algunas claves para observar. Un dato inusual para el folclore mileista es que fue la primera intervención presidencial que no terminó con el grito de guerra de "Viva la libertad, carajo" y se desarrolló con una formalidad presidencial que le resulta extraña. Tampoco hubo espacio para improvisaciones y digresiones agresivas. Las pocas agresiones estaban escritas y fueron livianas en relación a las habituales. Desplegó un guión estricto, seguido al pie de la letra. El entorno tenía la instrucción de ni pestañear. Y no pestañeó. Entre los variados desórdenes (en términos de Pellegrini) que aparecieron en el discurso para reemplazar a otros desórdenes putrefactos se pueden elegir algunos al azar para rastrear novedades. Son centrales para indagar en qué dirección van ciertas acciones gubernamentales.

Dijo Milei, entre muchas otras cosas: 1) "Mi equipo está terminando en estos días una reforma impositiva estructural que reducirá en un 90% la cantidad de impuestos nacionales y le devolverá a las provincias la autonomía impositiva que nunca debieron haber perdido. Así, el año próximo veremos una verdadera competencia fiscal entre las provincias argentinas para ver quién atrae más inversiones." 2) "Lo que representa capital humano, la debacle económica, social y cultural de las últimas décadas, ha dejado un sistema donde millones de chicos comienzan su vida desprotegidos y con hambre, atraviesan su infancia y adolescencia sin aprender a leer ni escribir y nunca logran insertarse correctamente en la sociedad. Con el Ministerio de Capital Humano, tenemos el desafío titánico de reconstruir los lazos sociales y dotar de herramientas a nuestras futuras generaciones, al servicio de lo cual trabajaremos con distintos programas de alfabetización, capacitación y de fortalecimiento del rol de las familias." 3) "Como les digo, la cruzada desregulatoria de este gobierno nos ha puesto en el mapa mundial. En materia tecnológica esto augura un futuro de enormes oportunidades, porque el giro a la libertad y el optimismo tecnológico que está dando la Argentina contrasta con muchos países desarrollados, que cada día están más cerca de ser un infierno regulatorio." 4) "Nosotros tenemos energía de sobra, tierras frías e inhóspitas de sobra, y recurso humano de calidad, también de sobra. No por nada somos el país con más unicornios tecnológicos per cápita de la región. Estos tres factores combinados forman una tormenta perfecta para atraer inversiones de altísimo grado en inteligencia artificial. Que nadie se sorprenda si la Argentina se convierte en el próximo hub de inteligencia artificial del mundo. De hecho, no es casualidad que las mayores empresas del mundo estén evaluando proyectos en Argentina. Lo interesante es que el aumento de demanda de energía que implica la Inteligencia Artificial va a generar en el mundo entero un resurgimiento de la energía nuclear después de décadas de declive, y nosotros no nos vamos a quedar atrás. Vamos a diseñar un plan nuclear argentino que contemple la construcción de nuevos reactores, así como la investigación de las tecnologías emergentes de reactores pequeños o modulares, manteniendo los máximos estándares de seguridad y eficiencia. Este plan será presentado en los próximos días por el doctor Reidel y nos pondrá, una vez más, a la vanguardia en la materia".

Son trazos gruesos, intenciones, porque una cosa es decir y otra concretar. Reforma impositiva, devolución de autonomía a las provincias, niños pobres desprotegidos, con hambre y mal alfabetizados, desregulación y proyectos tecnológicos, plan de producción energética para captar inversiones en desarrollo de inteligencia artificial con especial atención en la energía nuclear, con investigación en las tecnologías emergentes, son todas acciones estatales, más allá de que se vayan a hacer muchas con intervención de privados. Se requiere para todo esto más que un topo esmerado en destruir el Estado, un Sarmiento del siglo XXI: el arquitecto de un nuevo Estado. ¿Puede serlo Milei? Enigma. Empezó por plantearlo y en la cancha se ven los pingos. Estos deseos muestran la presencia de un estado fuerte para comandar una reforma impositiva conjugada con un cambio en el juego fiscal de las provincias, que hoy está congelado por la injusta coparticipación federal de impuestos. Pero también por la discrecionalidad con la que el estado nacional maneja buena parte de la caja para determinar un mapa político que ya mostró sus resultados nefastos. Valga ver la hegemonía peronista en el Senado desde 1983 para comprender por qué hay tantas provincias sumidas en el retraso pagando el precio de canjear su subsistencia eternizando dinastías leales a un poder central (la Formosa de Insfrán es un ejemplo paradigmático, pero no el único, los hay más sofisticados, como San Luis). El caso de Kueider y de otros cleptómanos es anecdótico con respecto a esto. Sin embargo lo callan hasta los "peronistas republicanos", si se admite el oxímoron. Y el resto en general también lo omite, aunque apeste como otros desórdenes muertos convertidos en orden. Atado a esto, va el retraso social, sobre todo de la infancia y el drama de la no alfabetización, emblema de la Argentina que fue y que ya no es. Hace años que Formosa es una de la provincia que más invierte en educación por alumno con los peores resultados. Como telón de fondo de este panorama existe una maraña regulatoria que garantiza clientelismo corporativo, con especial intensidad entre sindicalistas y empresarios, con la política de garante, y su correlato de ineficiencia y corrupción. Por ejemplo, esta semana se disolvió la Comisión Nacional de Coordinación del Programa de Promoción del Microcrédito para el Desarrollo de la Economía Social (CONAMI) que creó el kirchnerismo en 2006. A pesar de los registros poco transparentes se pudo determinar que el organismo tenía un gasto anual en personal de $1.307 millones, 74% más que el valor de la cartera de créditos activa. Gastaba más en administrarse que en su presunto objeto promocional. Le habría costado al Presupuesto $469.880 millones a pesos de hoy y su cartera activa es de $715 millones. Es decir que el 99,85% del dinero de "promoción" se esfumó, se regaló o se prestó mal. Sin resultados visibles, salvo militancia y corruptela. Esas desregulaciones apuntan en última instancia a generar inversiones como la planeada para el desarrollo de la Inteligencia Artificial, satisfaciendo la energía que se necesita y que el país está en condiciones de generar. Si no gasta sus presupuestos y esfuerzos en engendros como la CONAMI.

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Aldo Pellegrini avanza en su ensayo con líneas que quizás valga la pena considerar: "La vida no responde a leyes fijas; lo único realmente fijo es la inevitable transformación del mundo, y ningún pretendido orden puede detenerlas. Pero también es fija la enorme estupidez humana. Esta estupidez es la verdadera enfermedad del medio social en que vivimos y a ella hay que atribuir la mayor parte de los males de este mundo. No debe confundirse con la inocencia, de la que dependen las más puras cualidades creadoras... Aquel que trate de iluminar el panorama del mundo no hará más que poner en evidencia esa gran confusión en que vive el hombre de hoy. Pero entonces, ¿qué hacer? Solo nos resta plantarnos frente a las ideas, a las pretendidas idea, removerlas y actuar apasionadamente sobre ellas. En la lucha dialéctica, las ideas más poderosas demuestran su debilidad y los esquemas caen postrados; esos esquemas a los que son tan afectos los hombres porque, aunque falsos, les dan la sensación de seguridad que su desamparo exige".

La búsqueda de un nuevo desorden que suplante al desorden muerto que finge ser un orden está en marcha. Los debates de ideas son imprescindibles para no caer una vez más en la estupidez que denuncia Pellegrini con lucidez de poeta, de ensayista, de crítico, de dramaturgo pero también de médico buscando los mecanismos para curar. Porque los desordenados vigentes son especialistas en los mecanismos de currar.