Ni bien se cayó la Ley Ómnibus, en el Gobierno reflotaron la idea de una consulta popular que otorgue legitimidad política al presidente y la reforma que impulsa. Oportunidades y riesgos.
Milei y el peligro de otras "nubes de Úbeda"
En 1984, el flamante presidente Raúl Alfonsín sometió a plebiscito el tratado de paz firmado con Chile por el Canal de Beagle; en realidad, fue una consulta popular no vinculante, figura que sería ratificada en la Constitución de 1994 y con una posterior ley en 2001. El radical sería el único jefe de Estado en utilizarla, con excelentes resultados: más del 80% votó por el "sí", lo que le dio legitimidad política y dejó en offside a un peronismo que igualmente se opuso en el Congreso a la sanción de la ley, aprobada finalmente en el Senado por apenas un voto.
Como difícilmente Javier Milei consiga que el Congreso llame a una consulta popular vinculante, principal objetivo de parte de su equipo, sin dudas que aquella decisión que tomó Alfonsín y su desenlace sería un gran argumento para realizar una consulta popular no vinculante de la Ley Ómnibus, lo que podría hacerse con la firma del presidente y sus ministros. En ese caso, como en el acuerdo por el Canal de Beagle de 1984, si el paquete de reformas del Gobierno es apoyado por la población, el jefe de Estado tendrá la legitimidad para reclamar un acompañamiento en el Congreso, el mismo que diputados y senadores les dieron a Carlos Menem y Mauricio Macri en el arranque de ambas gestiones, sin necesidad de plebiscito.
Sin embargo, un vistazo del escenario actual y de los actores políticos que se ubicarían de uno y otro lado, sobre todo tras el fracaso de la Ley Ómnibus en el recinto, sugerirían que un eventual plebiscito podría terminar siendo contraproducente para Milei. En este sentido, una consulta popular, vinculante o no, implica un proceso similar al de una elección general: campaña política a favor del "sí" y por el "no" e incluso debates públicos, como si se tratara de candidatos a presidente. Por lo tanto, surge una primera pregunta: ¿quiénes serían los voceros de Milei por el "sí" a su paquete de reformas?
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Hace 40 años, en un histórico debate televisivo, el entonces canciller Dante Caputo justificó con solidez los puntos centrales del acuerdo con Chile, siendo portavoz no sólo del presidente Alfonsín, sino de un equipo de gobierno que -con aciertos y errores- compartía lineamientos claros. Pero el entorno de Milei es diverso, contradictorio y muta rápidamente, apenas unos meses después de asumir, lo que podría jugar en contra en una campaña de un hipotético plebiscito de la Ley Ómnibus. Más bien, sería esperable que del equipo del libertario surjan otras "nubes de Úbeda".
En aquel mano a mano televisivo en el que participó el excanciller Caputo, del otro lado estuvo el catamarqueño Vicente Saadi, presidente del bloque del PJ en el Senado, vocero del "no" al acuerdo con Chile. Aún hoy se recuerda -y seguirá recordándose- cuando el dirigente peronista le pidió al funcionario de Alfonsín que respondiera una pregunta y que no se fuera "por las nubes de Úbeda". Nadie comprendió el origen de aquella pronunciación y el legislador fue ridiculizado; hoy en día, se habrían inundado las redes de memes. Y el "no" perdió por paliza.
Saadi falleció en 1988 y nunca explicó qué quiso decir. De todas formas, se presume que confundió "nubes" con "cerros": en España, principalmente, cuando alguien divaga o es elusivo, suele decírsele "no te vayas por los cerros de Úbeda", a partir de una antigua obra literaria.
Las urnas le dieron una trompada al Partido Justicialista, una más después de la derrota en los comicios presidenciales de 1983 (sólo algunos pocos acompañaron a Alfonsín, como el entonces gobernador riojano Carlos Menem). Y en una consulta popular, es probable que el presidente Milei reciba un golpe similar o mucho más fuerte, ya que la ley que se pondría a consideración de los electores sería un paquete de medidas que resumen el espíritu del primer gobierno libertario de la historia.
Sí, Milei puede plebiscitar la Ley Ómnibus si quiere
Ni la Constitución de 1994 ni la ley de Consulta Popular sancionada en el gobierno de Fernando de la Rúa impedirían que el Congreso o el presidente Milei plebisciten la Ley Ómnibus, ya que ninguna de las reformas propuestas por el Gobierno están incluidas en las excepciones que marca la Carta Magna y la legislación vigente.
La Constitución argentina establece que no podrá someterse a consulta popular "lo que se encuentre especialmente reglado por la Constitución Nacional mediante la determinación de la cámara de origen", por ejemplo, la ley de Coparticipación que nunca se sancionó en el Congreso, ya que prevé que la cámara de origen sea el Senado.
"Sí, se puede llamar a consulta popular por la Ley Ómnibus", respondió un exsenador nacional por Mendoza, aunque agregó: "Lo lógico es que reduzca la pregunta al pueblo a algo más concreto". En este punto, la consigna para el elector debe ser clara y precisa, y elegir entre una boleta que diga "sí" y otra que diga "no". Pero, ¿cómo hacerlo ante una ley que tiene centenares de artículos?: "Sería lógica que se plebiscite una parte, que la gente diga sí o no a la delegación de facultades, por ejemplo".
Si efectivamente la posibilidad de un plebiscito sigue bajo análisis del Gobierno de Milei, más allá de las bravuconadas de algunos actores satélite, es una decisión que conllevaría riesgos considerables. Una victoria fortalecería el liderazgo y legitimidad, pero una derrota sería desastrosa para su corta gestión en la Casa Rosada, debilitando su posición política y capacidad de implementar medidas económicas. Y ni hablar de la dolarización prometida.