El perfil populista de Javier Milei, que lo llevó a quedarse con un tercio de los votantes en las PASO y las generales, tiene ahora entre sus puntos de apoyo a la visión republicana que fue derrotada en las generales.
Milei sacó afuera el Caballo de Troya justo a tiempo para ganar
"El discurso requiere separar la opinión propia de la identidad propia. Los individuos que no poseen esta capacidad discursiva se aferran desesperadamente a sus opiniones, porque, de lo contrario, su identidad se ve amenazada. Por ello, el intento de hacerles cambiar de opinión está condenado al fracaso. No oyen al otro o no lo escuchan. Pero la práctica del discurso consiste en escuchar. La crisis de la democracia es ante todo una crisis del escuchar."
Byung-Chul Han, "Infocracia, la digitalización y la crisis de la democracia", 2022
Una de las historias más repetidas de la mitología griega es la del Caballo de Troya. Suele visualizarse la historia con la guerra ya en marcha, obviándose a veces el origen del conflicto. Los relatos cuentan que a raíz del casamiento de Peleo y Tetis se produce el resentimiento de Eris, la diosa de la discordia, por no haber sido invitada al festejo. Con su habilidad para crear peleas envía como regalo una manzana de oro como obsequio "para la más hermosa de la fiesta". Tres deidades se disputan el presente: Hera, Atenea y Afrodita, la diosa del amor. Luego de un tiempo sin encontrar solución a su diferendo recurren a Paris, un pastor, hijo Príamo, el rey de Troya. El apuesto joven, dudoso, elige a Afrodita como la más bella. La diosa le promete un premio por su elección: se casará con la mujer más hermosa de Grecia. Resulta ser Helena. Pero el problema es que ya está casada con Menelao. Marchan Paris y Afrodita a Esparta y son recibidos en su palacio por Menelao. Estando allí secuestran a Helena, quien por otra parte se fuga gustosa con Paris porque la diosa del amor ha hecho lo suyo y ella se ha enamorado de su captor. Por ese robo del corazón se desata el conflicto en Troya. Su objetivo es recuperar a Helena. Los troyanos resisten en su ciudad amurallada y los héroes van muriendo. Hartos de esas interminables batallas que no terminaban con la guerra ni permitían recuperar a la secuestrada, Ulises decide hacer un regalo a los troyanos con una trampa. Fue así que construyen un caballo de madera hueco y lo dejan a las puertas de la ciudad. Adentro hay guerreros escondidos. Al mismo tiempo, la mayoría del ejército se sube a sus barcos y finge partir. Los habitantes de la ciudad salen a mirar al curioso equino y aunque son advertidos por Laocoonte de que contiene un peligro se distraen. Tentados por el obsequio, lo introducen ellos mismos detrás de la muralla. A la noche los soldados salen del vientre del enorme animal de madera y terminan esa larga guerra matando a los troyanos.
El proceso vivido en los últimos años que llevó a Javier Milei a la presidencia el domingo hicieron pensar en una reversión del mito del Caballo de Troya a la argentina. La noche del último debate, el excéntrico Carlos Maslatón, que fuera ladero de Milei y terminó junto a Massa, cual un clásico doble agente, confirmó que el actual ministro de Economía había financiado al libertario. Con dinero y difusión alentó su crecimiento y luego incluyó su gente en sus listas cuando llegó la elección. La operación, siempre según Maslatón, había comenzado con José Luis Espert y su candidatura presidencial. A ella se subió un ascendente Milei como furgón de cola. E inesperadamente se transformó en un fenómeno que nadie imaginó en su potencialidad electoral. Lo más curioso fue su carencia de historia política. Su inexperiencia se transformó en un atributo. Él, como un superhéroe, contra la casta. Su precariedad, contra todo pronóstico, potenció su posibilidad de acceso al poder. Una proeza hecha en dos años, donde a partir de un trampolín mediático, llegó a la presidencia. Hasta su zarpazo final fue una operación del manual peronista del Chueco Mazzón consistente en dividir a la oposición para ganar. Luis Barrionuevo y su "entrismo" en las huestes mileistas con fiscales y otras ofrendas fue parte de esa pantomima. Y curiosamente intenta retornar luego de su grotesca actuación. Pero lo original del fallido intento peronista de ganar una batalla perdida fue que a último momento los libertarios sacaron a las apuradas el Caballo de Troya que les habían metido adentro de su ciudadela. En esta versión vernácula del viejo mito griego el regalo que escondía el desastre se desactivó a tiempo y los troyanos no perdieron la guerra. Cuando los guerreros salieron a dar batalla ya estaban perdidos.
Si hubiera ganado Massa, como muchos creían, Milei habría quedado como un simple Caballo de Troya utilizado para sacar del paso a Juntos por el Cambio y la candidatura de Patricia Bullrich. Con el triunfo de Milei se hace factible el análisis de Carlos Pagni post elecciones: "La estrategia central fue demostrar que Milei está loco. Pero toda la secuencia electoral parece dar la razón a William Shakespeare: hay una lógica detrás de esa locura. Debajo de los arrebatos y la intemperancia asoma un maquiavelismo inteligente. El presidente electo utilizó primero a Massa, con quien se financió, contra Juntos por el Cambio, es decir, contra Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Y después se sirvió de Macri y de Bullrich para aplastar a Massa. Tan outsider no parece." Un ejemplo extraordinario de consecuencias que iluminan causas. Milei ganador se convirtió en un genio de la estrategia que usó primero a Massa para sacar a Macri y Bullrich de la cancha, y no al revés como se pensaba. Y después usó a la pareja del Pro para destrozar a Massa en las urnas. ¿Es Milei un genio o un solitario que se subió a una ola y la surfeó como pudo con enorme intuición? Las conjeturas en el papel resisten cualquier creatividad y el triunfo permite ver cuerdo al loco y bello al feo. El propio Homero se habría maravillado de las posibilidades conjeturales que da la política argentina.
Ver: El FIT de Mendoza avisa que enfrentará en las calles "el ajuste" de Milei
Luego de estas vicisitudes están llegando tiempos en los que la historia se acerca a la definición de Dante Panzeri del fútbol: "dinámica de lo impensado". La prolijidad de lo real se da sólo en los análisis posteriores a los hechos. El presente siempre es tumultuoso y confuso. Los sucesos de estas horas parecen correr por ríos turbulentos y encaminarse por donde los llevan las pendientes. Los jinetes se mantienen como pueden sobre los lomos de hipocampos desbocados en las turbulentas aguas. Milei los lidera carajeando con la libertad.
Hay algunos elementos de esta elección que merecen ser tenidos en cuenta, aun cuando el futuro sea impredecible. El sistema político ha mostrado fortaleza. A pesar de los ruidos de fraude y otras anormalidades, como la pornográfica campaña peronista con fondos públicos, el comicio estaba definido a las 20.30 con un ganador claro. Es muy auspicioso que el electorado haya dado a la persona elegida una diferencia de más de 11 puntos. El hartazgo con el peronismo y sus pésimas gestiones travestidas a lo largo del tiempo en una gesta liberadora, reunió al voto no peronista. Casi desapareció el voto en blanco y hasta la abstención bajó un punto. Macri en 2015 ganó por poco más de un punto a Scioli y eso significó una debilidad de origen.
Otro elemento destacable es el amplio triunfo de Milei en el interior. Tuvo un buen desempeño en PBA, a pesar de haber perdido estuvo cerca. Pero la diferencia la marcó como candidato del interior contra el kirchnerismo abroquelado en el Conurbano. Y lo hizo sin ir, sin recorrer, sin "territorio". A puro TV y redes sociales. Barato y efectivo. Y en ese contexto adquieren significación las grandes elecciones de Milei en Mendoza, Córdoba y Santa Fe. Un matiz a tener en cuenta es que los votos de Milei puros, de adherentes suyos, son el 30%. Fue lo que obtuvo en las PASO y en las generales. El otro casi 25% se lo dieron sobre todo votantes de JxC y de Schiaretti. Y ellos le pedirán cuentas antes porque no lo votaron deseándolo sino rechazando a su oponente. Las expectativas de cambio de ambos grupos son distintas y en esto jugará un papel preponderante, como ha sido hasta ahora, el binomio Macri-Bullrich. El flamante presidente electo los trata entre algodones y ellos le responden con mesura. En ese esquema se fortifica un activo que todavía tiene lo que queda de JxC: los 10 gobernadores, los 500 intendentes y los bloques legislativos. Son parte de la gobernabilidad futura. El capital político de una elección arrasadora, que tiene fecha de vencimiento, se deberá apalancar en ese activo que puede aportar la porción de JxC que se mantenga unida. Finalmente, la derrota del peronismo en general y del kirchnerismo en particular cambia el panorama a futuro. Ha perdido muchos votos en los últimos años. La reconfiguración es absoluta y requerirá de política de alto vuelo para enfrentar el cambio que país espera.
El perfil populista de Javier Milei, que lo llevó a quedarse con un tercio de los votantes en las PASO y las generales, tiene ahora entre sus puntos de apoyo a la visión republicana que fue derrotada en las generales. De ese modo la agenda se amplía para él a un diseño institucional más sólido y amplio y a la búsqueda de resultados de gestión. Ya no alcanza con motosierra y denuncia de la casta. Por eso en su discurso del domingo a la noche invitó a todos los que se quieran sumar, si adhieren al cambio y a las "ideas de la libertad", una fórmula flexible. El gran presente griego que le preparó Massa y el peronismo fue manipulado a tiempo por el libertario y con holgura le permitió ganar la presidencia. Ahora le queda en primer lugar, y como ya ha anunciado, hacer un inventario del desastre que el peronismo kirchnerista ha dejado en el país, agravado por la rifa del estado para intentar retener el poder. Y en segundo lugar construir las alianza políticas que le permitan cambiar a una Argentina en decadencia tras 40 años de democracia. Como testigo está el enorme Caballo de Troya abandonado a las afueras de la ciudad. Si se lo mira bien, esboza una sonrisa socarrona.