Fiesta de la Cerveza 2024: un gran paso adelante

No fue una edición más. Esta vez, la Fiesta de la Cerveza se animó a grandes cambios. El resultado final fue exitoso: cuatro días de pura celebración.

Fiesta de la Cerveza 2024: un gran paso adelante

Por:Laura Romboli

Comencemos por el final, que en realidad marcó el inicio de todo. María Becerra deslumbró a cerca de 30.000 personas que el domingo se acercaron al Hipódromo de Mendoza para disfrutar de la primera vez de este fenómeno, la Nena Argentina. Con apenas cinco años de carrera ha llegado tan lejos como el Empire State de Nueva York.

Su presencia no solo cerró la fiesta sino que la inauguró simbólicamente. El anuncio de su participación agotó las localidades con una rapidez abrumadora.

La número 17 no fue una edición más para este evento que, año tras año, demuestra cómo se fortalece y consolida definitivamente. 

Un paso adelante entre lo público y lo privado

"Un paso más para el fortalecimiento de lo público y lo privado" fueron las palabras de Costarelli, intendente de Godoy Cruz.

Estrictamente, no sé qué quiso decir con "fortalecimiento", pero debemos aceptar que lo que se vivió desde el escenario hacia afuera fue un gran evento, con cambios y propuestas que solo la parte privada se animaría a realizar.

Desde una grilla con artistas que demandan precios de entrada acordes a un festival de cuatro días, con bandas nacionales de las más populares y reconocidas, hasta el coraje de cambiar el lugar de la fiesta, desafiando los malos augurios y las dificultades que semejante hazaña parecía traer.

Lo cierto es que el espacio terminó cautivándonos a medida que pasaban los días. Le dio a la Cerveza una impronta de "gran festival" que venía pidiendo desde hace tiempo. Entrar al predio, ver el despliegue de stands y food trucks, rodeados por una zona de confort marcada por una alfombra verde de césped sintético al pie de un escenario gigante, cumplió con la imagen que siempre soñamos para la Fiesta. Ahora sí: podemos compararla con las grandes celebraciones del país.

El nuevo lugar tenía un objetivo claro: recibir a más gente. Y mucha gente es, precisamente, la mejor respuesta a esta apuesta "público-privada".

Si hasta la modalidad de utilizar el sistema de pulsera como única forma de pago también le dio a la Fiesta un aire de evento de lo que vemos afuera.

Mucha gente pero menos en el rock

Paradójicamente, aunque la Fiesta de la Cerveza siempre se quiso asociar con el rock, año tras año amplía su horizonte hacia otros géneros musicales. En esta edición la cumbia, el cuarteto y María Becerra se llevaron los días más convocantes, mientras que las noches dedicadas al rock fueron las más tranquilas. Para pensar...

Turf la rompió el viernes en la primera noche de rock (Foto: @Pintosrf)

¿Y las bandas locales?

Algo que pasó desapercibido fue la presentación de las bandas locales. Desde la organización, se comunicaba cada día su participación pero separada de la información sobre los grandes artistas. Así, muchos asistentes apenas se enteraron de qué bandas mendocinas participaron en la Fiesta.

La inmensidad del lugar y del escenario diluyeron sus presentaciones. Ni siquiera los locutores recordaban, en vivo, qué bandas habían tocado el día anterior, y peor aún, no promocionaban lo que vendría al día siguiente.

Los locutores: un párrafo aparte

Desde que se anuncia la Fiesta de la Cerveza solemos compararla con otros eventos como el Lollapalooza o el Cosquín Rock. Este juego de asociar "birra" con rock ha hecho que la Fiesta tenga algunos problemas de identidad.

Si queremos parecernos a esos grandes festivales, debemos tomar nota: ellos no tienen locutores.

Eliminar esta figura sería un gran paso. Esto no es un ataque personal hacia quienes asumieron esta difícil tarea este año, sino a la costumbre de incluirlos. En eventos de esta magnitud, las pausas son necesarias y están permitidas. No pasa nada si el público espera mientras se proyectan videos informativos sobre salidas de emergencia o recomendaciones.

Sin un guion claro ni información relevante, los locutores subían al escenario a improvisar e interactuar con un público que -por suerte- no respondió a premisas como "¿Quién es de Boca, de River o del Tomba?". Este tipo de juegos podrían haber desatado caos imprevistos entre los que se reconocían hinchas.

El domingo, por ejemplo, preguntaban: "¿Quién vino a ver a María Becerra?" a miles de fans con coronitas de flores. En las noches de rock, frases como "¿Están manija?" sonaban tan fuera de lugar que parecía subestimar al público con un ego en el micrófono difícil de controlar.

Además, ¿por qué todo lo gritan? La contaminación sonora que generan no le suma ni a la Fiesta ni a los asistentes.

Conclusiones

Un festival de varios días siempre será vivido de manera única por cada asistente. Para quienes fueron el jueves y padecieron las fallas de conexión y la desprolijidad inicial, la experiencia fue diferente a la de quienes disfrutaron de Las Pelotas en la noche fresca del sábado.

Tal vez alguien que sufrió el sonido aturdidor de Babasónicos no entenderá cómo María Becerra sonó impecable.

Por eso, quizá el domingo fue el último y mejor día de la Fiesta: mucha gente, buen sonido y la cerveza perfecta para disfrutar.

Lo cierto es que con el cambio de lugar, entradas más caras y una participación fuerte del sector privado, esta edición de la Fiesta de la Cerveza convocó a mucho público en un espacio que podría convertirse en la casa de una celebración con potencial para ser una de las mejores del país.