La nueva serie, disponible en Disney+, relata la experiencia que vivió el escritor Hernán Casciari durante un viaje a Uruguay.
Por qué hay que ver "El mejor infarto de mi vida"
Esta comedia dramática es ideal para quienes pasan mucho tiempo buscando qué ver en las plataformas. Incluso, aquellos que se resisten a "maratonear" lograrán dejarse llevar por los seis episodios de esta primera temporada.
La historia, que muchos ya conocen, le sucedió a Casciari en diciembre de 2015 durante un viaje a Uruguay. El escritor sufrió un infarto mientras se encontraba en una casa alquilada junto a una mujer que acababa de conocer. Pero, como pasa con las buenas historias -o mejor dicho, con las buenas maneras de contar una historia- siempre hay algo más por descubrir. Y es lo que ocurre en cada capítulo de este estreno que nos ofrece detalles sorprendentes y nos presenta a otros protagonistas (como los anfitriones que hospedan a la pareja) cuyas historias también buscan salvar vidas.
El actor, Alan Sabbagh, interpreta a un escritor (Ariel) en plena crisis laboral y personal y, lo hace con tanta naturalidad que, por momentos, parece superar al propio Casciari en la vida real.
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Lo acompaña un elenco sólido y preciso. La exquisita Olivia Molina (hija de Ángela Molina) juega el papel de la mujer que acompañó a Ariel en ese viaje y cargó con la culpa de haber sido, en parte, la causa de semejante tragedia.
Rita Cortese es Roberta, la madre del protagonista, y su presencia es tan marcada que resulta imposible de ignorar, especialmente tratándose de un relato basado en la vida de Hernán Casciari.
La serie cuenta con la participación de Imanol Arias, lo que la convierte en un verdadero placer y confirma lo acertado de realizar una coproducción argentino-española.
Con una combinación de humor y emoción en una dosis justa, El mejor infarto de mi vida -sin querer- consigue que reflexionemos sobre cómo la vida nos pone en situaciones límite de maneras inesperadas y que, cuando las almas se encuentran, el resultado puede ser transformador. A lo largo de sus seis episodios de 30 minutos, esta ficción nos recuerda que dar a los demás es, muchas veces, una forma de ayudarnos a nosotros mismos.
La estadía en esta temporada es tan placentera que el espectador se entrega totalmente. La dirección, a cargo de Pablo Bossi y Mariana Wainstein, junto al guion, se destacan a tal punto que dan ganas de volver a verla. Muy recomendable.