El exalcalde de Nueva York, junto al equipo legal del Partido Republicano, mostró a la prensa las pruebas y declaraciones que los lleva a sospechar de un fraude organizado.
La tintura le ganó a las sospechas de fraude
El equipo legal del presidente Donald Trump y del partido Republicano, encabezado por el abogado y ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani, dio ayer una conferencia de prensa de más de una hora en la cual mostraron todas las pruebas y declaraciones que presentarán en la justicia para que se investigue si hubo un fraude o no en las elecciones del pasado 3 de noviembre.
En la presentación, Giuliani pidió a los periodistas que también investiguen, los retó por exigir pruebas que, en todo caso, han presentado a la justicia y recordó sobre la gravedad que significaría mirar para otro lado frente a la sospecha de que se pudiera haber fraguado una elección democrática.
Sin embargo, los medios se centraron en la tintura de canas que le corría por la cara a Giuliani mientras enumeraba las pruebas que llevan a los republicanos a denunciar un fraude electoral.
El ex alcalde, famoso por haber desbaratado las mafias italianas en Nueva York, bajar estrepitosamente la inseguridad y, más que nada, recordado con muy buena imagen por su manejo de la crisis durante y después de los atentados contra el World Trade Center, es ahora blanco de burlas mediáticas por un detalle tan banal como "el tinte del pelo".
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Mientras sudaba por la mezcla del calor del salón y seguramente también por la típica efusividad italiana, Giuliani contó cómo se encerró a los fiscales en corralitos lo suficientemente alejados como para poder ver el recuento de votos, cómo personas declararon "bajo pena de perjurio" que les cambiaban la fecha a los sobres o que pasaban un mismo voto tres veces por las máquinas, o que no se les pedía identificación a las personas que votaban presencialmente, los fotógrafos le sacaban fotos a la línea negra que bajaba de sus patillas.
Si en Argentina cualquier abogado de cualquier candidato en cualquiera de las elecciones de los últimos 50 años hubiera denunciado apenas el 10% de lo que ayer denunció Giuliani, hubiera estallado medio país.
La imagen en la política es fundamental. Mostrar la tintura de Giuliani, o escribir únicamente sobre las cifras de muertos de Covid y pasar por alto que Trump no inició ningún conflicto bélico en 4 años, que acercó a los líderes de Corea del Norte y corea del Sur y logró que familias separadas durante 65 años volvieran a verse, o que fue el presidente con la tasa de desempleo récord de la historia de Estados Unidos y, particularmente, en cuanto al desempleo de afroamericanos y latinos, crea una imagen.
También crea una imagen el hecho de que Facebook y Twitter censuren a un presidente. Y también que los periodistas no investiguen si las sospechas son o no fundadas, si las cientos de declaraciones juradas que dicen tener los republicanos contando distintas maneras de fraude son o no ciertas.
La justicia (en Estados Unidos y en casi todo el mundo) comienza a actuar cuando existe una sospecha, aunque sea mínima, de que un derecho ha sido vulnerado. Si la justicia no actuara frente a una sospecha, estas crecerían.
Pero mientras el equipo legal de Trump denuncia decenas de irregularidades, la noticia es la tintura.
La conferencia de Giuliani
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