En una columna de opinión publicada en el diario español, afirman que Argentina se divide entre quiénes creen que la Vicepresidenta es víctima de una persecución y entre quiénes afirman que ella representa la quiebra de la República.
El País refleja la grieta por Cristina como la puja de dos bandos decadentes
En Argentina es el tema más caliente de la agenda política del momento. La grieta por Cristina está que arde. A un año de las elecciones, la Vicepresidenta es juzgada por presunta corrupción en la obra pública, en una causa conocida por Vialidad.
Tal como acostumbra a hacer el peronismo, en eso de poner a sus referentes en altares canónicos bajo el lema "si la tocan a Cristina que kilombo se va a armar", los militantes hacen vigilia en los alrededores del departamento de la Vice, en el coqueto barrio de Recoleta.
Toda la semana se han replicado las movilizaciones a favor de ella, y la cúpula política camporista y del Frente de Todos ha acompañado la movida, dando un espaldarazo a quién es su referente más fuerte, en imagen y poder.
El país dividido se tira de las mechas favor y en contra de la Vice. Los devotos argumentan que la quieren proscribir para las elecciones del año que viene ya que la fiscalía pidió inhabilitación para cumplir cargos públicos (además de los doce años de cárcel). Por su parte, los opositores dicen que es un juicio que respeta todos los procesos jurídicos y que puede ser sometida a un tribunal como cualquier ciudadana sospechada de cometer un ilícito.
Sin embargo, la prensa internacional tiene una mirada más global y pesimista. Federico Rivas Molina publicó una nota de opinión en el diario El País de España titulada Cristina Kirchner, una mujer en pie de guerra. Allí el periodista expresa: "La vicepresidenta argentina vive días de vértigo. Una petición de condena puede inhabilitarla de por vida. Para la mitad del país es víctima de una persecución. Para la otra, representa la decadencia".
Ver: Militantes de Cristina hacen guardia en los alrededores de su casa
"Recoleta es un barrio de ricos. Sus edificios de estilo francés y las tiendas de lujo dan a este sector de Buenos Aires ese aire parisiense que tanto enorgullece a los argentinos. Desde hace una semana, un centenar de personas acampa en la esquina de Uruguay y Juncal. Son en su mayoría muy jóvenes. Esperan a Cristina Fernández de Kirchner, la vicepresidenta, que vive en un quinto piso con ventanas a las dos calles. Cuando Kirchner llega o se va, la multitud se enciende. Si la tocan a Cristina, qué kilombo se va a armar", dice parte del texto.
El corresponsal en Argentina del diario español expone una mirada en la cual parece no haber salida en ninguno de los bandos de la grieta. Unos representan el fantasma de la proscripción, evocando las interpretaciones de la historia de su máximo estandarte, Juan Domingo Perón. En ningún caso, discutir esto es señal de futuro y progreso para el país. El otro bando, el que dice encarnar los valores republicanos, tampoco tienen la cabeza en construir un país mejor, sino más bien en defenderse de lo que consideran es la amenaza de su status quo.
Cómo en el cuento de García Márquez "Algo muy grave va a ocurrir en este pueblo" que relata una aldea que entra en pánico y se somete al caos total ante un peligro que nadie sabe describir, los argentinos vivimos amenazados, todos contra todos, y hemos hecho del miedo una forma de vida: a la pobreza, a la inseguridad, a la decadencia y también al funcionamiento de las instituciones, dependiendo de que lado de la vereda se encuentre cada uno. ¿El futuro, el progreso? Bien, gracias.
Ver: Cristina acusó que la Justicia encubrió negocios de Macri con el Estado