Donde la Internet no llega, llegan las "seños"

Las docentes recorren kilómetros de huellas en 4x4 para llegar a cada uno de los puestos a llevarles la tarea a sus alumnos.

Donde la Internet no llega, llegan las "seños"

Por:Ana Paula Negri
Periodista

La tarea de los docentes ha sido ardua durante toda la cuarentena. Lejos de estar "panza arriba", han hecho lo imposible por mantener conectados a sus alumnos. Hasta el ministro de Educación de la Nación Nicolás Trotta resaltó el rol de los educadores a pesar de la falta de herramientas en la apertura del Congreso Pedagógico que organizó la Dirección General de Escuelas: "Se hizo notorio el compromiso de los docentes durante la pandemia logrando la continuidad educativa".

La virtualidad se constituyó como el mayor desafío dentro de la tarea diaria de los docentes pero donde internet no llega, los celulares no tienen señal, las familias no tienen agua ni luz y no hay transporte público, el desafío se convirtió en una misión casi imposible.

En el secano de Lavalle, más específicamente en la Reserva Natural Bosques Telteca sobre ruta provincial 142 km 95, hay una maestra que hace lo imposible por llegar a cada puesto de cada alumno para entregarles los cuadernillos y que ellos hagan la tarea.

Lorena Simionato es la seño del primer ciclo de la Escuela 1-736 Palac Eyena Tamari a la que sus alumnos pertenecientes a comunidades huarpes asistían a caballo o en el transporte que les proporcionaba el gobierno cada día desde sus puestos, pero este año fue ella junto a la directora María López y un grupo de docentes y celadores quienes llevaron la escuela a los chicos.

Seño Lore esperando ayuda para sacar la camioneta de la arena bajo los chañares.

La travesía

Cada quince días, el equipo hacía tres recorridos diferentes por 24 puestos en los que entregaban los cuadernillos a los chicos. Lo único que puede detenerlos es una tormenta fuerte o viento zonda. Allí los recibían las familias felices con mates, tortas fritas y un gran cariño. Se demoran un día entero en repartirlos todos, incluso muchas veces se quedan enterrados en la arena durante la travesía.

La única forma de transitar por ahí es con una camioneta 4x4. La tarea requiere cierta fortaleza porque no se sabe cuándo es el regreso, incluso las maestras contaron que hacen 14 km en 40 minutos, a veces una hora.

Se quedó la camioneta y el celador estaba sacándole aire a las ruedas para poder transitar por la arena.

El profe Maxi y el celador José tratando de sacar la camioneta.

La seño Lore yendo a buscar ayuda.

La seño se integró en octubre del año pasado: "Yo podía imaginarme los puestos por lo que me contaban, pero ir en persona a ver las casas hechas de cuatro palos y una lona es impresionante. El año pasado tenía una alumna de 6 años que llegaba todos los días descompuesta a la escuela, con ganas de vomitar, no era la única, me pedía quedarse conmigo hasta que se le pasaba, y yo no entendía si era un problema de alimentación o de salud, pero cuando te subís a la movilidad del gobierno y vas por la huella, el movimiento del vehículo te revuelve el estómago. Ahí me di cuenta por qué mis alumnos llegaban descompuestos".

Papás y mamás analfabetos

Todos los docentes acuerdan en que los padres han sido pilares fundamentales para transmitir conocimientos, pero en el desierto la situación es más compleja: "Lo primero que me pasó es que los papás y mamás no sabían leer ni escribir pero les daba vergüenza decirle a la seño nueva. Cuando me fui enterando empecé a alfabetizarlos a ellos para que puedan ayudarle a sus hijos".

Las tareas

En cuanto a las rutinas de trabajo, la seño contó: "Lo primero que hago en la mañana es saludar a las familias por mensaje de texto, porque no tienen internet, pero ellos tienen que subir el médano para contestar entonces me responden cuando tienen señal para colocarle la asistencia a los chicos. A veces pasan media hora o más esperando que les conteste el mensaje".

Entregando las tareas y los juguetes del día del niño en los puestos.

Este es el primer año de la seño Lore como docente y le tocó atravesarlo con una pandemia que la sacó del aula. A pesar de que ella asegura que es feliz con lo que hace, reconoce: "No estábamos preparados para esto" y comentó que debió acotar las tareas, hacer consignas más breves y más claras para que los chicos lleguen a resolverlas. Su tarea de alfabetización se vio complejizada por la falta de las explicaciones: "Puedo evaluar a mis alumnos en lo escrito, pero yo no sé si están leyendo o no".

Los docentes adaptan los cuadernillos que elabora el ministerio de educación nacional e imprimen las tareas en sus casas. Una de las propuestas enviadas desde la Dirección General de Escuelas fue la de hacer un campamento en el marco del Día del Estudiante y la Primavera: "Nuestras familias se despiertan con la luz del día, viven de campamento".

Ver también: No se elegirán abanderados este año en las escuelas primarias

Ante esta realidad, las maestras decidieron proponerles otra actividad en la que los chicos pudieran hablar de las semillas, las plantas y las flores que conocían y contarles a sus maestras: "Nosotros aprendimos de ellos también". Las seños le propusieron a las familias crear una huerta que responda a las necesidades de alimentación sustentable de las familias: "Los chicos se comunicaban preocupados porque las gallinas se habían comido los brotes y no podía presentar la tarea", dice Lorena con una sonrisa.

Ella sabe y es consciente de que sus alumnos merecen las mismas oportunidades que los niños que viven en la ciudad: "Se pueden torcer destinos", dice ella y asegura que el cariño que recibe de sus alumnos y las familias es incomparable.

"Seño, ¿me contás un cuento?"

Para fechas especiales como el Día del Niño o del estudiante, las docentes prepararon regalos pero la falta del contacto cotidiano les impedía ver las necesidades reales de los chicos a los que siempre ayudaban con mercadería o ropa, así como un abrazo o un beso.

Ver también: Al contrario de la DGE, la UNCuyo no hará las colaciones de grado presenciales

A cada familia se le entregan los cuadernillos pero también un bolsón de comida y muchas veces son estas docentes las receptoras y gestoras de transportes y turnos al médico para las familias.

"Nunca dejamos de ir"

Una situación similar viven en la escuela Juan Cruz Varela, donde Mariana Camargo, la seño de 5to, contó que si bien tiene internet y la mayoría de las familias también, su celular se saturó de información, con fotos, audios y videos de sus alumnos que le envían para cumplir con las tareas.

La escuela del barrio 3 de mayo tienen 157 alumnos quienes reciben en formato papel cada 15 días las tareas que los docentes imprimen en sus casas desde que la impresora de la escuela se rompió. Camargo asegura que ningún docente dejó de ir a la escuela durante la pandemia siempre con barbijo y guantes así las familias podían ir a buscar las tareas.

La seño Mariana en el campamento virtual.

La seño Mariana sí tenía la posibilidad de conectarse en grupos de WhatsApp y enviar videos explicando algunos temas pero muchas veces los chicos se quedaban sin datos, sin memoria y la mayoría de las veces contestaban en los horarios en que los celulares de sus papás estaban disponibles después de la jornada laboral, muchas veces cosechando ajo.

Así es como Mariana decidió hacer videollamadas con cada uno a la hora que ellos pudieran según la disponibilidad de los dispositivos para poder explicarles o evaluar lectura por ejemplo.

La seño Mariana y el equipo de docentes de la escuela.

"Panza arriba"

Ante la polémica frase que se viralizó en la provincia la semana pasada, las dos maestras consideraron que tanto las seños y las madres sostuvieron la escuela como lo han hecho siempre.

"Me duele que en este sistema me ninguneen mi trabajo o que generalicen que todos los docentes son vagos", dice Mariana y resalta que en las escuelas falta infraestructura para volver a clases: "Yo quiero volver a la escuela pero no hay agua en el baño ni para tomar".

Esta nota habla de: