Con Diego Martínez al frente, Godoy Cruz no ganó ningún partido de los 9 que jugó. En tanto bajo el interinato de Oldrá, el Expreso lleva dos victorias en dos partidos jugados.
El Gato de los milagros: por qué el Tomba cambió tanto con Oldrá
Siempre en estos casos lo más fácil de pensar es en la teoría de la "cama". Un plantel no quiere a un técnico, los futbolistas juegan mal "a propósito", pierden y la cabeza que rueda siempre primero es la del DT. Bueno, en el caso de Godoy Cruz esa teoría está totalmente descartada.
En el Tomba ocurrió otra cosa que influyó en el cambio de chip que hubo entre la conducción de Diego Martínez, y este breve interinato de Daniel Oldrá. Las cifras son contundentes y la victoria (ajustada) contra Estudiantes terminó de confirmar que no fue casualidad.
Con Martínez, el Expreso jugó 9 partidos y no ganó nunca. Cosechó un par de empates y 7 derrotas. Con el Gato van dos jugados y dos ganados: el último partido del 2020 contra J.J. Urquiza, por Copa Argentina, y el primero del 2021 contra Estudiantes, por la Copa Maradona, en lo que fue la primera victoria en la actual temporada de transición pospandemia.
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La cuestión no se trata sólo de resultados negativos contra resultados positivos, si no más bien de un cambio profundo en la idiosincrasia de los futbolistas. Y ahí está, quizás, lo más difícil de analizar y explicar.
¿Qué motivó a que el cambio de un equipo en comparación con el otro sean tan grande, siendo que el plantel sigue siendo el mismo? Con Martínez, los jugadores se arrastraban en la cancha, no podían dar un pase correcto a un metro de distancia y tenían una terrible mentalidad perdedora. Con Oldrá, en cambio, los futbolistas corren, juegan, son dinámicos y tienen pasajes de un juego inédito en los últimos años.
Tampoco es que Godoy Cruz pasó de ser un equipo de barrio a ser Liverpool, pero la diferencia es notable. Lo fue contra J.J. Urquiza y lo fue en los primeros 30 minutos contra Estudiantes.
Además de la motivación extra y de un mensaje más simple a la hora de jugar adentro de la cancha, que puede aportar un cuerpo técnico genuino con ADN bodeguero, hay otras cuestiones tácticas que definitivamente han influido en este renacer tombino.
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La dupla de centrales compuesta por Goñi y González se afianzó rápidamente. Contra el Pincha, además, Oldrá acertó con la presencia de último momento de Ian Escobar, que fue una de las figuras del partido.
En el medio fue clave la libertad de Jalil Elías y la reaparición de Juan Andrada (lesionado) para fortalecer una zona que estaba perdida en el anterior ciclo de Martínez. Pizarro marca muchísima diferencia con su descaro a la hora de encarar y sigue siendo inexplicable la presencia de titular de Martín Ojeda en el equipo. Como dicen en la jerga, el ex Huracán sigue jugando "gratis" y sin demasiados motivos que justifiquen su titularidad sistemática.
Arriba, Oldrá "revivió" a Ramis de entre las cenizas y junto con Badaloni han compuesto la mejor dupla ofensiva de todas las que se probaron durante este torneo.
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El técnico interino, además, acierta con los cambios y tiene un par de ases bajo la manga que han influido notablemente cuando entran desde el banco, incluso mucho más de cuando estos mismos jugadores comenzaban de titular.
Quizás los jugadores no entendían la idea de Diego Martínez. O el técnico pretendía ese lirismo bananero que en el fútbol argentino en general, y en planteles tan limitados como el de Godoy Cruz en particular, ya no garpan.
Ahora Daniel Oldrá se va a despedir contra Vélez, el próximo sábado a las 19.20, y la posta caliente la va a tomar Sebastián Méndez. No obstante cuando asuma, el Gallego se encontrará con un equipo renovado, que salió de perdedor y que durante el breve interinato del Gato volvió a recordar lo lindo de jugar al fútbol.