Un hecho de abuso policial, ya repetido, contra un periodista del POST, marca una grave falla de conducta y profesionalismo de policías de Mendoza.
Mano dura en seguridad sí, patota policial... No
El lunes por la noche, después de las 20:00, un grupo de efectivos de la Policía de Mendoza que realizaban una identificación rutinaria a tres jóvenes en apariencia sospechosos de un delito en flagrancia, cometieron un grave caso de abuso policial contra el periodista editor de este diario, Leonardo Otamendi, quien filmaba a varios metros de distancia y sin interferir en absoluto con la tarea policial, lo que ocurría en Peatonal Sarmiento, a pocos metros de nuestra oficina.
Otamendi salió de su trabajo y se topó con la escena de los policías palpando de armas e identificando a jóvenes que venían corriendo desde la Plaza Independencia. El grupo de policías era importante, unos ocho entre quienes se movilizaban en una Traffic y los bicipolicías. El periodista, entrenado en su tarea profesional, sacó inmediatamente el celular para filmar cuanto ocurría, con la sola intención de reflejar una noticia, un acontecimiento muy probablemente de inseguridad pública.
Lo hizo a 10 metros de distancia, sin interrumpir la labor policial y sin interferir en absoluto en el procedimiento.
Uno de los policías lo advirtió, y de inmediato trató, junto a otros dos efectivos, de interrumpir la tarea del periodista. Le acusaron de interferir -lo que es falso-, trataron de impedir con las manos que Otamendi filme, y lo trataron de muy mala manera. El tono de Otamendi, frente a los policías que le ordenaban no filmar, hay que reconocerlo, tampoco fue amable.
Los policías evidenciaron falta de conocimiento legal, de profesionalismo, y una actitud patotera que nada tiene que ver con la mano dura -si se quiere- en seguridad, que incluso hemos defendido desde nuestra editorial. Hay que ser duro con los delincuentes. Pero no con los ciudadanos comunes que están haciendo su tarea.
Surgen de inmediato varias preguntas: ¿qué fue lo que realmente les molestó a los policías? ¿De qué manera un periodista filmando a 10 metros de distancia de un procedimiento puede interferir con el accionar de los efectivos?
Antecedente: Otamendi (a la izquierda de la imagen) discute con el Comisario Roberto Favaro, meses atrás, por un incidente similar. Se lo quiso llevar preso por sacar fotos para el Post.
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El trabajo periodístico tiene protección y rango constitucional. La libertad de expresión, la publicidad de los actos de gobierno, el derecho a la información, son normas legales vigentes en la Argentina. Todo cuanto sucede en un ámbito público, en la vía pública, es de acceso público. Y no puede haber limitación alguna a que alguien filme, grabe, o tome fotografías. No hay violación a ningún derecho de intimidad, como se puede ver en el video que se transmitió en directo por Facebook:
El principio republicano de la publicidad de los actos de gobierno establece -justamente- que los actos de los funcionarios no pueden ser privados ni secretos, salvo orden judicial específica, lo que no era el caso. Aquí, lo que hubo fue un acto de patoterismo policial, un atropello, un abuso de policías mal entrenados, y mal preparados para el trato con los ciudadanos. El caso de Otamendi, y el abuso contra personas accidentadas en Las Heras lo demuestran, por más que cientos de personas insulten y se quejen en las redes sociales tanto del periodismo, como de las víctimas de aquel incidente.
No es la primera que nos ocurre un caso de esta naturaleza. Ya tuvimos un incidente grave con el comisario Roberto Favaro, tiempo atrás. Y no recibimos una explicación satisfactoria, ni sabemos qué fue de las actuaciones que inició la Inspección de Seguridad por ese abuso.
El uniforme y el arma son una herramienta que el Estado confiere a los policías para velar por la seguridad de todos nosotros. No pueden ser un escudo para que grupitos de patoteros policiales intenten asumir derechos que no tienen, pasando por encima del derecho de la población a informarse. En este caso en particular, insistimos, el periodista Leonardo Otamendi no interfería de manera alguna en el procedimiento.
No se entiende por qué los policías dejaron de hacer lo que hacían, para reprimir al periodista. Una actitud absolutamente condenable, que merece nuestro repudio.
Como decimos en el título. Sí a la mano dura con los delincuentes. No al atropello policial a los ciudadanos.