Preocupación por dos turistas chilenos que enfrentarían la pena de muerte
Felipe Osiadacz y Fernando Candia habían decidido recorrer el mundo tras terminar sus estudios. Pero la primera noche en Malasia terminaron presos tras verse involucrados en un confuso incidente donde murió un hombre. Llevan más de siete meses tras las rejas y sus familiares piden ayuda urgente al gobierno de Sebastián Piñera, ya que podrían ser ejecutados.
Los hechos
Osiadacz y Candia, de 27 y 30 años, llegaron de vacaciones a Malasia en agosto de 2017 tras pasar un año trabajando en Nueva Zelanda. La primera noche en el país asiático fueron a un bar y luego decidieron regresar al hostel. En el camino, un hombre malasio bajo los efectos de las drogas los abordó y les pidió dinero. Los jóvenes se lo negaron pero el sujeto los siguió, insultándolos.
Cuando llegaron al hostel, los jóvenes pidieron al recepcionista que llamara a la Policía. Pero el acosador se puso más violento y los agredió.
Según el relato de las familias chilenas, los dos forcejearon con el agresor en defensa propia para contenerlo e inmovilizarlo "sin ninguna intención de causarle daño" pero el hombre sufrió un paro cardíaco y murió.
Desde entonces, Osiadacz y Candia están en una prisión de Kuala Lumpur acusados de homicidio, delito por el que podrían ser condenados a la horca.
Osiadacz y Candia, que dejaron Chile al terminar sus estudios, llevan más siete meses en esa cárcel malasia y se comunican con sus padres a través de cartas. Pocas semanas atrás recibieron un trato especial: por primera vez pudieron hablar por teléfono con sus familias, sin evitar romper en llanto.
El padre de Osiadacz pidió a la Cancillería chilena agilizar el apoyo diplomático de cara al juicio que arranca el próximo 29 de mayo y explicó que, de no lograr rebajar el cargo por el que están acusados, los jóvenes arriesgan la pena capital.
Fernando Osiadacz afirmó que es esencial contar con el apoyo del Estado de Chile para evitar que tanto su hijo como su amigo Candia, que ya han bajado 15 kilos en prisión, sean condenados a la horca por un lamentablemente accidente, en el que "claramente ellos no tenían intención de matar a nadie".
El caso mantiene en vilo a Chile y el temor de la mayoría tiene que ver con las leyes malasias: en el país asiático no hay mucha diferencia entre un "cuasidelito de homicidio" –cargo menor que buscan los abogados defensores- y un acto homicida realizado con premeditación.