La reunión entre Cornejo y la senadora kirchnerista Fernández Sagasti, una fina jugada a varias puntas. Cambio de interlocutores.
La foto que recalentó al peronismo
Fue un plan de esos dignos de Alfredo Cornejo.
Fue una maniobra urdida por La Cámpora.
Fue una operación de cirugía de Carlos Ciurca.
O fue un plan de todos, o de algunos. O de nadie. No importa. La imagen resultó tan potente, que sacudió el tablero del peronismo mendocino cuando se supo –y el gobierno se ocupó de difundir profusamente- que la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti se reuniría con el gobernador ayer al mediodía, para hablar sobre proyectos de justicia y seguridad. Los gestos y las imágenes valieron más que los contenidos. Y sirvieron para que el PJ se sacudiera la modorra de una larga siesta de reuniones abúlicas y conversaciones poco alentadoras.
Todas las teorías conspirativas tuvieron lugar. Lo mismo da que la senadora de ADN cristinista y el gobernador “más peronista” de los radicales mendocinos, hubiesen estado hablando del clima, o de los partidos de la Champions. Nadie podía –en el PJ- abstraerse de la foto, y de sus múltiples significados.
La historia –brevísima- de cómo Alfredo Cornejo se las ingenió para hacerse de nuevos interlocutores en el peronismo, de cara a un nuevo período legislativo con nóveles actores en la Casa de las Leyes; comenzó apenas el domingo. Afecto a la lectura, el gobernador puso su atención en el reportaje que un medio local había hecho a la senadora. La nota no mostraba nada fuera de lo común, más que una dirigente buscando hacerse de cierta plataforma como para la gran aventura electoral del año que viene. Pero Sagasti se mostró “propositiva”. Habló de no negarse a todo, y de proyectos propios de seguridad y justicia, justamente dos de los temas preferidos de Cornejo. “Esta es la mía…” habrá pensado el mandatario. El lunes a primera hora, antes de partir a reunirse con el presidente Macri para pedirle que aflojen un poco con las tarifas de gas, Cornejo envió a algunas secretarias a “campear” a la senadora. Si habrán estado lejos los camporistas y Cornejo, que el mandatario no tenía el número de celular de la legisladora preferida de Cristina en el Senado de la Nación. Luego de una breve charla, acordaron la reunión, que ocurrió ayer a las doce y media del mediodía. Y la bomba explotó en el peronismo “territorial”. El de los intendentes y los caciques departamentales, que vieron cómo el monopolio de la relación con el gobierno, se hacía trizas en apenas una reunión, y una foto.
La cuenta que sacan en el gobierno es simple. Todo el mundo puso los ojos en las candidaturas. Muchos especularon… “Anabel es la candidata de Alfredo para el PJ, para dividirnos…”. Pero la conspiración no tenía metas tan ambiciosas. Simplemente, Cornejo vio la oportunidad de cambiar de interlocutores, o al menos de abrirse nuevas puertas en el peronismo, distanciado como está el gobierno de los intendentes peronistas Alejandro Bermejo, Roberto Righi, Jorge Giménez, Emir Félix y Martín Aveiro, únicos sobrevivientes del hasta hace apenas un puñado de años, poderoso peronismo territorial. La jugada fue a varias bandas. “Lo que hizo Cornejo fue subirle el precio a Anabel, ponerla en el escenario y complicarnos más el problema interno que tenemos, que es la falta de referentes…” dijo uno de los dirigentes del PJ, que no es del Gran Mendoza. Agregó una puntada con un largo carretel de seda: “Esta operación huele a una maniobra entre el ciurquismo y La Cámpora” remató. El ex vicegobernador Carlos Ciurca permanece tan alejado como puede de las luces y de los líos del peronismo. Sigue conversando con todos, pero difícilmente haya tenido que ver con la reunión entre Cornejo y la senadora. “…Bueno, pero si no fue él… seguro le hubiese gustado…” dijo un intendente del peronismo. No pudo aventar las suspicacias.
Fue un día difícil para el justicialismo. La jueza María Romilda Servini les intervino el partido, con el folclore de resistencia, sillazos, forcejeos y alguna piña ayer en la sede partidaria nacional, para poner al gastronómico Luis Barrionuevo al frente. Y aquí, la representante más selecta del peronismo más combativo, se reunía tranquilamente con Cornejo. Ya hubo un acuerdo, que sirve para dotar de un paraguas institucional la nueva relación. El subsecretario de Justicia Macelo D’Agostino se sumó a la reunión unos instantes. Se llevó carpetas, y la expresa instrucción del gobernador para poner en marcha uno de los proyectos de la senadora Fernández Sagasti: el juicio por jurados, tal como rige en Córdoba y en la provincia de Buenos Aires. Muy probablemente el gobierno presente ese proyecto antes de fin de mes, como para que la nueva Legislatura tenga en qué entretenerse.
La relación entre el PJ habitual y el gobernador venía atravesada. Aunque en general el peronismo anda silencioso, producto tanto de las derrotas electorales como de la ausencia de liderazgos categóricos que contengan a todos; cada vez que pueden, algunos dirigentes “atienden” al gobierno provincial, o a Macri, por la marcha de la economía, especialmente. Adolfo Bermejo suele ser de los más activos en este sentido. Durante el proceso, Cornejo sintió que se quedó sin interlocutores en el PJ, cuando el año pasado en una sesión partidaria que tuvo hasta corte de luz y algún grito, el peronismo local decidió poner freno a cualquier intento de reforma constitucional. La relación quedó tan sensible, que no hubo forma –luego- de sumar voluntades a otro de los proyectos sensibles para el gobierno: la reforma integral de la Suprema Corte y la ampliación del número de jueces del alto tribunal.
Pero ahora hay nuevos actores. Y un puente recién asfaltado entre la senadora camporista –que intentará ser candidata a la gobernación el año que viene- y el gobierno. Las cuentas son simples. Aunque los intendentes, si juntan fuerzas, reúnen un buen puñado de legisladores, Unidad Ciudadana (el partido de Cristina) tendrá cinco diputados propios y tres senadores provinciales a partir del 1 de mayo. A ello se suman aliados circunstanciales como Jorge Tanús (azul, aunque fue candidato de la lista ciurquista el año pasado), u Omar Parisi, el ex ganso convertido a la fe peronista. Esto quiere decir que Cornejo tendrá en los jóvenes kirchneristas nuevos interlocutores, que le servirán para mantener a raya a los caciques departamentales del PJ, y algún ex aliado. Como dijo un radical ayer, en conversación reservada: “Saludos a Niven”. ¿Alcanzará la nueva relación para que Cornejo “gambetee” a los peronistas clásicos, a la hora de los presupuestos, endeudamiento, o leyes de transformaciones profundas? ¿O para una postrera reforma constitucional? Todo puede ser. Y a más de un dirigente peronista le temblará la pera.
Ganancias para “los pibes”
Los camporistas de Unidad Ciudadana ya no son unos bebés de pecho. Terminaron de amamantar hace rato y conocieron las mieles del poder, y la amargura del destierro y el llano. Ya llevan unos ocho años militando en política, y han aprendido muchas lecciones. Tienen otra virtud: estudian los temas. Cuentan que Cornejo quedó agradablemente sorprendido en la charla con la senadora. “Es la primera vez que la oposición nos trae propuestas serias, temas estudiados, útiles…” dijeron, endulzando de paso el oído camporista.
Los kirchneristas saben que Cornejo “usó” a la senadora para abrir la grieta interna del PJ. Pero usarán esa fuerza a su favor. No están pensando tanto en 2019, como en 2023 o 2027, cuando tengan todos cerca de 45 años y estén maduros para un nuevo ciclo político. “Que se enojen los dirigentes, y que pataleen todo lo que quieran. Que muestren voluntad de hacer cosas, como hacemos nosotros” dijeron ayer, anoticiados del revuelo que había generado la reunión Cornejo-Fernández Sagasti.
2019
La “cumbre” que para Cornejo tiene una utilidad práctica, pensando en una vía con la oposición, tiene para el peronismo proyecciones 2019. Omar y Emir Félix piensan aun que uno de ellos puede ser gobernador de la provincia, y que si la economía sigue como va (en un breve sumario, anotan altos déficits comercial y fiscal, endeudamiento, pobreza aún alta, inflación, dólar alto pero que no es suficiente para exportar, y retracción del consumo masivo de la clase media) el PJ tendrá una oportunidad. Difícil, pero chance al fin. Los Félix tomaron con pinzas la reunión de Cornejo con Fernández Sagasti. Suponen que no es una operación aislada, sino una escalada en la que meten a camporistas y ciurquistas. Creen además que el “discurso” de La Cámpora es “setentismo” en boca de jóvenes inexpertos aun, y que el votante peronista les dará la espalda.
Los peronistas del sur andan con el cuchillo bajo el poncho. No quieren, por ejemplo, que ciurquistas o kirchneristas se hagan de ninguno de los dos bloques de legisladores del peronismo y anticipan posibles fracturas, con más probabilidades de tormenta en Diputados que en Senadores. Otros de los enclaves peronistas, los azules de Maipú conducidos por Adolfo y Alejandro Bermejo –uno senador provincial electo, y el otro intendente hasta 2019, de momento- creen que “falta mucho” para el año que viene, pero han dicho por allí que no van a regalarle la cancha -ni el peronismo- a nadie. En el habitual tono conciliador maipucino, ni siquiera descartan que Adolfo Bermejo pueda ser nuevamente candidato a gobernador por el PJ. “Hay mucho por andar” dicen los azules. De Jorge Giménez, el intendente de San Martín, no caben sorpresas. Sus límites son La Cámpora, y Cristina. En pocos días, trae a Mendoza al senador rionegrino Miguel Pichetto, además.
Los kirchneristas alienados con Cristina, y con la dupla política Fernández Sagasti-Lucas Ilardo saben de la urticaria que generó la reunión con Cornejo, pero celebran –como casi todos, a fin de cuentas- que haya algo de movimiento en el peronismo, aunque fuere para enojarse. Son escépticos del camino que quedan recorrer sus rivales internos, a quienes enfrentaron en las PASO del año pasado. “Van a patalear dos días, y nada más. No tienen voluntad. Están cansados…” dicen de los dirigentes con experiencia y más de dos décadas de política sobre los hombros.
Finalmente, los jóvenes emprendedores del peronismo saben que lograron la noticia más importante que produjo la oposición en meses. No es poco. Y se quedaron con un gusto extraño tras la reunión, por las coincidencias con Cornejo. Mucho más que las diferencias. Casi no existieron a la hora de criticar la marcha de la economía, sobre todo por las tarifas, y el devenir complicado de las economías regionales.
Por lo pronto, Cornejo tendrá en pocas semanas el primer “presente” para sus nuevos contertulios: el proyecto de juicios por jurados de La Cámpora, pronto será ley. Y después de mayo, se verá qué tan flexibles son unos y otros, o si los intendentes del PJ buscan recuperar para sí la relación con el gobierno, por donde pasan obra pública, fondos, políticas de Estado, y hasta la fecha de las elecciones. Mientras tanto, alguien les ocupó el escenario.