La misiva fue publicada en Facebook y cuenta con mucho cariño la historia que transcurre en la localidad de Las Catitas, en Santa Rosa.
La conmovedora carta de una nieta a su abuela santarrosina con Alzheimer
Dominga es una mujer de 80 años, edad que no es muy avanzada para una abuela. Generalmente las mujeres llegan en mejor condición que los hombres a esos momentos. Pero no es el caso de alguien que vive en Las Catitas, en Santa Rosa, como Dominga Antonia Márquez , que por estos días debe convivir con una enfermedad insoportable como el Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer (EA), también denominada demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA) o simplemente alzhéimer.
Si bien la señora es el centro de la historia que trascendió a través de Facebook, su nieta también es protagonista. Porque la joven fue quien publicó, con mucho amor, lo que siente por una de las personas más importantes en su vida.
Y esa historia un poco más tarde fue motivo de una publicación periodística en Diario Diez, por Gabriela Sosa.
Con el título "El amor en los tiempos del Alzheimer: "El emocionante caso de una abuela de Las Catitas"", Dominga trascendió los límites de su campo familiar gracias a la iniciativa de Nadia Domínguez.
“Todos los días es un personaje distinto, a veces es una nena, otras una adolescente, pero en realidad es mi abuela, tiene 80 años y usa pañales como los bebés", inicia contando en su amorosa carta la nieta Nadia.
Y continúa: "Siempre escuchas por ahí decir mi mama o mi papá se me va de la casa, no sé qué hacer con ellos, se olvidan de todo. Jamás le di importancia, pero me hablaban del Alzheimer o Demencia Senil; realmente es muy triste. No he leído nada al respecto, según el diagnóstico del Doc solo podemos darle calidad de vida, lo que si tengo entendido es que no tiene cura. Cuando era chiquita la nona decía: "prefiero morirme antes de que mis hijos o nietos tengan que cambiarme los pañales".... fue tan silenciosa esa enfermedad, a lo mejor daba señales y no nos queríamos dar cuenta, no sé. Ya hace casi un año que ella no sabe quién es, al principio fue muy duro, ver a una mujer de carácter fuerte y cuerpo grande consumida por la cama, frágil, con la mirada perdida de a ratos, por momentos gritando y queriéndose arrancar los pelos producto de los nervios".
Aunque en sus comentarios deja entender su tristeza, en el fondo de su letra la joven nieta comunica la alegría que significa recordar los buenos momentos que vivió en familia con Dominga como el pilar que supo ser.
También ventila los momentos fuera de la realidad de Dominga, cuando conversa con seres queridos que ya no están pero que en la mente de la abuela siguen vivos.
Finalmente Nadia comienza a despedirse porque presiente que Dominga comienza a apagarse y el recuerdo de los mejores años vuelve con la ida inminente de la señora que sigue contando con el amor inconmesurable de sus nietos.
"Ahora pide irse, dice que ya está cansada. Sus amigos invisibles vienen a visitarla todos los días, llama por su nombre a personas que ya no están (al principio me daba mucho miedo), aprendimos a convivir con ellos y seguirle el juego para hacer más divertida su estadía. Por lo menos 5 veces me pregunta quién soy y a los segundos se olvida y me vuelve a preguntar. Me voy, la saludo con un beso en la frente y le digo hasta mañana, me agarra la mano, me mira y otra vez ¿Vos quién sos?Así, van pasando los días y esa luz se va apagando, nacemos débiles, indefensos y este caso, uno más, como el de mi abuela espera el día de su partida como un bebé”, cierra en su carta.



