Mientras el Gobierno intenta que los productores mejoren la competitividad, ellos apenas pueden vender el 30%. La fruta se pudre en el piso.
La crisis del durazno en Mendoza
La baja rentabilidad y los altos costos de producción está dejando a la actividad frutícola al borde de la desaparición y la única manera de salir de esa situación es mejorando la calidad.
Claro que, para eso, hace falta mucha plata. Entonces se ven cada vez menos campos. Ya desde la Federación Económica de Mendoza advirtieron que cada año hay menos superficie cultivada.
Lo cierto es que la Argentina, y también Mendoza, lleva años de atraso en la actividad y eso hace que se pierda competitividad.
“Hoy tener una pequeña finca y no estar integrado a otros es inviable”, señaló Alejandro Zlotolow, subsecretario de Agricultura. Y no está lejos de la realidad. En casi todos los países del mundo los pequeños agricultores se integran o cooperativizan buscando una forma de mejorar la rentabilidad, bajando costos de producción e intentando mejorar el rinde.
Todo el durazno en el piso
María Angélica Martín Ferreira tiene una finca de 4 hectáreas de durazno en Santa Rosa. Su padre la trabaja desde que ella era chca y aseguró al Post que la situación es tan grave que, a los 92 años, el padre llora cuando ve que se pudre la fruta.
“Las pulperas están pagando muy poco. Ofrecieron $1,50 el kilo pero yo lo tengo que llevar. Y a nosotros cosecharlo solamente nos sale un peso el kilo. Ya perdimos una parte de la cosecha y tuvimos que dejar los duraznos en el piso. Mi papá está desolado”, lamentó.
“El año pasado gastamos unos $30 mil en poda y curaciones y vendí sólo $4 mil. Este año ya hubo una parte que no pudimos curar”.
Lo cierto es que, como explicó Zlotolow, la pulpa de fruta (durazno o damasco) tiene un precio internacional porque se vende para endulzar, como azúcar, es una commodity, y el precio está en baja.
Por otro lado, el durazno para enlatar se pagó este año por encima de los $10 el kilo que es un precio muy bueno. Pero como los pequeños productores no tienen recursos para ir cambiando la variedad de durazno dependiendo de la demanda del mercado externo, continúan cultivando fruta destinada a pulpa, y perdiendo la posibilidad de competir por un precio más alto.
Paralelamente, el gobierno provincial ofrece créditos para cosecha y acarreo pero muchos productores ni siquiera se enteran. El caso de María Angélica muestra claramente la falla en la información ya que fue varias veces al municipio de Santa Rosa a buscar alguna solución y nunca le informaron que podía acceder a esos créditos.
“Lo que me dijeron fue que se les dio un subsidio a las trituradoras para que nos mejoren el precio pero eso no pasó. Yo quisiera saber entonces cómo va a seguir esto.”
Para rematar, la mujer contó al Post que ha ofrecido regalar la fruta “todo el mundo te dice traeme, pero vos le decis que vaya a buscar y no va nadie. Ahí tenemos la segunda tanda de fruta toda en el piso. Yo nunca pedí préstamos ni subsidios, pero cr3o que voy a terminar erradicando los frutales porque no es rentable”.
Sin mercado y sin ideas
La explicación de Zlotolow para el bajo precio del durazno para pulpa es clara y tan real como que es necesario mejorar la calidad de la producción para poder obtener más rentabilidad.
"Los pequeños productores de Mendoza son Mac Gyver. Han sobrevivido a todos los embates económicos del país y del exterior de una manera increíble, en un mercado que hoy va para acá y mañana para allá. Yo los admiro muchísimo", enfatizó el subsecretario.
Pero también es cierto que la economía no se trata sólo de números sino también de ideas: es necesario crear mercados nuevos para ir delante y no detrás de demandas caprichosas. Los imperios capitalistas lo saben e invierten dinero en crear una necesidad que se convierta en demanda.
Si Mendoza tiene una enorme superficie cultivada con durazno para pulpa, tal vez lo mejor sería invertir en una campaña que ponga de moda algún trago de vino con durazno.
Como hicieron los productores vitivinícolas de Napa Valley para imponer el Pinot Noir a través de la película “Entre Copas”. O como hizo Branca que, aliado con Coca Cola, logró ascender al fernet como la tercera bebida alcohólica más consumida en Argentina que, de paso, es el único país fuera de Italia que produce el amargo extracto de hierbas.