Hace siete años quedaron atrapados bajo la tierra por 70 días en la mina San José. Hoy les envían apoyo a los 44 marinos argentinos que están en el submarino desaparecido.
El aliento de ''Los 33'' mineros de Chile a los 44 tripulantes del submarino
Los 33 mineros chilenos que estuvieron 700 metros bajo tierra en la mina San José de Chile durante 70 días, revivieron en estos días la agonía que significó para ellos el querer “volver a vivir”. Apenas recibieron la noticia de que el submarino ARA San Juan, se hundió se vinieron a la mente de cada uno de ellos aquellos días de desazón donde sentían que estaban “enterrados vivos”.
“Estamos bien en el refugio los 33”, rezaba el mensaje que los mineros pudieron transmitirle a las autoridades desde lo profundo de la tierra en aquella oportunidad. Ahora, ellos esperan algo similar que pueda llenarlos de optimismo.
Incluso, los ex trabajadores de la minera San José aseguran que están dispuestos a viajar al país para ver a los submarinistas cuando los encuentren y “darles la mano” para sobrellevar el shock que podría afectar la psiquis de los tripulantes después de esta situación de vida o muerte.
“Estos 44 hermanos hoy en día están en un espacio tremendamente muy distinto a lo nuestro", explicó Mario Sepúlveda, que se desligó de la minería y hoy tiene una empresa de charlas motivacionales.
Y continuó: "Ojalá que los tripulantes se acuerden de nosotros. Que se aferren a nuestro milagro y no pierdan las esperanzas", sigue. "Si pudiesen escucharnos les diríamos que estén bien organizados, haciendo caso a todo lo que decidan. Eso también fue lo que nos salvó”, añadió.
Además, Sepúlveda recordó la importancia de tener personas que puedan levantarle el ánimo a los compañeros: "En el submarino debe estar pasando lo mismo. Existen los líderes por contrato, los líderes natos. En ese grupo debe haber alguien que tira para arriba a los compañeros. En estos casos es cuando necesitamos a esos líderes”.
También el ex minero se refirió a lo que significa la falta de oxígeno y quedarse sin comida. “El caso de ellos es infinitamente peor. Nosotros, afortunadamente, teníamos 2,5 kilómetros para caminar y los lugares eran tremendamente altos, de 100 o 200 metros. Por eso, las posibilidades de tener un poquito de oxígeno estaban. El tema era cómo cuidarlo”.
Según confirmó Enrique Balbi desde la Armada, los tripulantes entraron a la "etapa crítica" al cumplirse hoy los 7 días de oxígeno disponible en caso de que el submarino no hubiese podido emerger nunca para que el snorkel libere los gases de los motores y renueve el aire del ambiente.
"Enseguida se me vino a la mente todo"
Además de inyectar oxígeno artificialmente (con oxígeno gaseoso de alta presión y químicamente con unas candelas), los submarinistas están entrenados militarmente para seguir el protocolo de dormir o permanecer en reposo.
"Enseguida se me vino a la mente el principio de todo. Cuando se nos vino la roca y nos vimos encerrados sin saber si en algún momento íbamos a salir", dijo a Clarín Omar Reygadas, otro de los mineros atrapados en 2010.
Con Franklin Lobo -el minero 27- pudo lamentar en persona lo que le pasa a "los 44". Trabajan juntos en Servel, el Servicio Electoral de Chile. Viudo, padre de 5 y de novio hace 20 años con su "compañera", hoy es chofer.
"Recordamos esos momentos críticos en los que bajaba el nivel de oxígeno en la mina. Es desesperante. El cuerpo te empieza a pesar, es todo un trabajo que entre esa cuota de aire que necesitás para respirar. Nosotros sabíamos que arriba nos estaban ayudando, que nos habían encontrado. Eso nos mantenía fuertes. Para ellos es mucho más difícil pensar claramente para manejar el tema de la respiración", remarcó.
"Vivir la ansiedad de no saber dónde están es tremendo"
Se pone en el lugar de los familiares que esperan en Mar del plata y recuerda lo que le dijeron los suyos. "Vivir la ansiedad y la angustia de no saber dónde están, es tremendo. Hay que darle lucha, hay que estar, no perder la fe".
El papelito histórico lo escribió José Ojeda. "Por una capacitación que le hicieron en otra empresa, sabía que si había un accidente tenía que enviar un mensaje lo más corto posible, pero preciso", explica Omar, de 63 años y con más de 30 años de experiencia como minero. Con la de la mina San José, tuvo 3 "encierros" en su vida bajo de la tierra.
Todos juntos aplicaron un protocolo para cuidar ese oxígeno: "usar lo menos posible las máquinas, evitar movernos demasiado y buscar una parte donde sea más accesible el aire, aunque era aire tibio [no limpio]".
Omar hace hincapié en que sus familias nunca tuvieron miedo. Pero desde la firmeza, no desde de la seguridad de que nada iba a pasarles.
"Al saber que estábamos vivos, se aferraron al momento en que íbamos a salir a la superficie. Y, sobre todo, por la experiencia de muchos de nosotros como mineros", cierra.
Por eso entiende que los familiares de "los 44" a veces flaqueen en su fortaleza. Falta ese mensaje esperanzador que, esta vez, ellos también esperan.