Se está por cumplir un año de la seguidilla de hechos criminales que conmovieron a Mendoza. Julieta González, Janet Zapata y Ayelén Arroyo fueron asesinadas por hombres, parejas en dos casos y el padre en uno.
Los femicidios que sacudieron la primavera mendocina en 2016
Hace casi un año, la primavera mendocina era sacudida por una seguidilla de femicidios que conmocionaba a todos. Janet Zapata (29), Julieta Arroyo (19) y Julieta González (21) eran asesinadas en distintas circunstancias. Tres vidas quedaron en manos de asesinos. Los mendocinos, no todos (lamentablemente) reaccionaron. Salieron a las calles a marchar en reclamo de justicia por las jóvenes asesinadas. Los sospechosos están detenidos pero ninguno condenado.
Ha pasado casi un año de aquellos terribles días en los que mataron a las chicas. El reclamo por políticas estatales amplias y profundas para evitar femicidios continúa. Más allá de los avances judiciales o críticas que se puedan realizar, hoy faltan Janet, Julieta y Ayelén.
Por estos días pero del año pasado, Janet estaba en plenos preparativos para festejarle el cumpleaños a su hija de 5 años. No desapareció. Fue asesinada por sicarios que contrató su pareja, Damián Minati.
Este hombre, a quien estaba por dejar Janet, contrató le pidió a un amigo, Juan Manzano, que contratara a un hombre para matar a su pareja. El amigo contrató por $15.000 a un sicario, Claudio Quiroga, que trabajaba como peón para él. Planearon todo y asesinaron a la joven. La golpearon y luego le dispararon. Posteriormente, enterraron el cadáver en un descampado de El Algarrobal.
Cuando fue hallado el cuerpo, los investigadores llegaron a Minati y también a Quiroga, gracias a la denuncia de una vecina de éste que se había enterado a través de su esposa que le habían ofrecido la suma mencionada para matar a una chica.
Cuando fue detenido, Quiroga se puso a llorar y contó todo. El instigador o ideólogo del crimen sería Damián Minati y los autores materiales Manzano y su peón Quiroga.
Minati está acusado por el delito de homicidio agravado por el vínculo, por el pago para cometer el crimen mediado por femicidio en el grado de instigación primaria. Mientras que su amigo, Juan Manzano y Claudio Quiroga fueron acusados por homicidio agravado por el precio (dinero) con arma de fuego en calidad de co autores.
El femicidio de Janet fue elevado a juicio en agosto a la Cuarta Cámara del Crimen y se espera la fecha para llevar adelante el debate. Los tres imputados arriesgan una condena a prisión perpetua.
El otro caso que conmovió a la provincia fue el asesinato de Julieta González (21). Despareció el 21 de septiembre y su cadáver fue encontrado el 27 en zona de la ripiera de Cacheuta, Luján de Cuyo. La víctima tenía las manos atadas y pies amarrados y murió por un golpe en la cabeza, dos días antes de que su cuerpo fuese descubierto.
Quien está detenido y acusado por el femicidio de la joven es Andrés Di Césare (24). Ambos mantenían una relación.
El día de la primavera se reunieron, estaban en el auto del joven y esa fue la última vez que vieron viva a Julieta.
Aunque fue encontrada muerta seis días después, Julieta estuvo cautiva unos tres días antes de ser asesinada y esto lo confirmó la necropsia reveló que había mantenido relaciones sexuales un par de días antes de que la mataran a golpes en la cabeza.
Di Césare, hijo de un empresario del transporte, fue arrestado en Maipú, donde está el predio de la empresa. Fue acusado del delito de homicidio agravado por femicidio.
Aunque su causa también fue elevada a juicio, su abogado defensor, Roberto Godoy Lemos, ha realizado una serie de maniobras dilatorias acompañadas de demostrar la inocencia de su cliente.
En ese sentido, el letrado solicitó una inspección ocular en la empresa de transporte donde hallaron sangre. La fiscal Claudia Ríos se lo negó y la jueza de Garantías, Érica Sánchez, le dio la razón a la magistrada.
Entonces, Godoy Lemos, solicitó el testimonio de la médica forense y que sea agregado como una nueva prueba. El argumento es que de acuerdo al día que fue asesinada Julieta, Di Césare estaba con unos amigos. Esa reunión social del sospechoso está fotografiada y esas instantáneas pretende que funcionen como prueba.
La jueza Sánchez también le negó esta incorporación de prueba, porque la instrucción ya está clausurada y la causa elevada a juicio, pero las dos instancias fueron apeladas por el abogado defensor.
Quien también aguarda encerrado juicio es Roque Arroyo (55) por asesinar a su hija Ayelén (19) luego de haberlo denunciado por abuso sexual.
Sobre él pesa la acusación de homicidio agravado por el vínculo, mediado por violencia de género y con desobediencia a la restricción de acercamiento hacia sus hijos impuesta por la Justicia.
El 28 de septiembre, Roque ingresó furioso a la mañana a la casa del barrio Las Rosas de Luján cuando se enteró que Ayelén lo había denunciado. Él había abusado de ella unos cuatro años atrás y Ayelén finalmente lo expuso en la justicia.
Llegó a la vivienda y comenzó a discutir con su hija, luego la golpeó y finalmente la apuñaló, al menos en cuatro oportunidades, en el tórax. La mató.
Este caso fue el que más incomodidad causó en la Justicia. El fiscal Fabricio Sidoti no detuvo al padre de Ayelén y el debate social y político fue muy fuerte. Tal es así que solicitaron un Jury para el magistrado que finalmente solo fue sancionado por algunos meses sin percibir su salario. Luego, fue metafóricamente enviado al ostracismo como fiscal correccional al Valle de Uco.
Roque Arroyo, Damián Minati, Juan Manzano, Claudio Quiroga y Andrés Di Césare esperan entre rejas los juicios que se llevarán adelante en la Cuarta Cámara del Crimen. Probablemente todos sean condenados a reclusión perpetua porque las pruebas contra ellos son abundantes.