Trafics blancas de vidrios polarizados, hombres que sacan fotos a la salida de la escuela y gente que regala golosinas con droga. Ante el mito urbano, ¿cómo reconocer el peligro real?
Secuestros: decálogo para no caer en la leyenda urbana
La camioneta blanca marca Trafic con vidrios polarizados parece ser infaltable en toda leyenda urbana, ya sea para el siempre improbable tráfico de órganos, hasta el secuestro de colegiales. Nunca hay una patente anotada, nunca existe una foto o video y jamás se puede llegar hasta el o la testigo principal del flagrante delito en la puerta de un establecimiento plagado de padres y chicos.
Siempre sabemos de estos casos por lo que nos contó "la amiga de un compañero de trabajo", "la tía de un vecino", o el audio de Whatsapp que no logramos saber bien de dónde proviene, pero que reenviamos por las dudas.
Los condimentos de las leyendas urbanas que hablan de secuestros parecen obvios, y quien aún conserva algo de escepticismo lee este tipo de mensajes y noticias falsas sin alterarse. Hasta que aparece un caso como el de Rivadavia, y la "leyenda" parece hacerse realidad, entonces todo cambia.
Fue el lunes pasado, cuando una nena y una testigo puntual denunciaron un intento de secuestro luego de que una camioneta gris se detuviera en la parada de colectivos y abriera la puerta trasera de la misma mientras le pedían a la niña que se acercara. Por el caso, dos enólogos están imputados y casi se produce una pueblada.
¿Hasta dónde llega la veracidad de las denominadas leyendas urbanas? ¿Qué tan improbable es que alguien se atreva a secuestrar un chico a la salida de una escuela? Ante el miedo y la duda, ¿reenviamos el mensaje?
En un contexto donde el año pasado Mendoza ostentó la mayor cifra del país -866- en cuanto a casos ingresados al Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, pensar que alguien desconocido ha querido llevárselos por la fuerza es lo primero que un padre piensa. Y si a eso se le suma la cantidad de historias y advertencias sobre el tema que se difunden en los grupos de Whatsapp, el temor aumenta de manera indudable.
Sin embargo, hay maneras de chequear correctamente la información para evitar caer en el pánico de las leyendas urbanas.
¿Qué es una leyenda urbana?
Se trata de un relato mítico, perteneciente al folclore contemporáneo, que tiene mucho de leyenda o tradición popular. Lo curioso es que, pese a contener elementos inverosímiles, las leyendas son presentadas por quienes las cuentan como hechos reales, acaecidos en la actualidad. Normalmente, no tienen una fuente identificable. Son cuestiones que le ocurren al “amigo de un amigo”. Y suelen circular de boca en boca, hoy en día, magnificado ese concepto por las redes sociales.
La red de mensajería instantánea Whatsapp es actualmente el medio donde más proliferan advertencias e historias -ambas de procedencia incierta- sobre el secuestro de chicos en escuelas o supermercados, pedófilos merodeando en las inmediaciones de los colegios o jóvenes que regalan stickers o algún tipo de juguete o golosina con droga también en la puerta de las escuelas.
Hay que decir que este tipo de cuestiones genera una innecesaria psicosis en la sociedad e impulsa el consabido “efecto contagio”.
No solo es secuestro...
En 2015 se viralizó en el Gran Mendoza el temor por un "pelado pedófilo" que sacaba fotos a las niñas de los colegios mendocinos. El caso calcado ya se había dado un año antes en Buenos Aires. Todos juraban verlo, pero nadie lograba sacarle una foto. La única imagen que pudo captarse del supuesto depravado fue la de un hombre que había ido a acompañar a su madre a la oficina de Anses que estaba enfrente de una escuela. El hombre estuvo detenido luego del pánico que generó en la zona, y fue liberado a las pocas horas. Durante semanas efectivos de la Policía hicieron guardia a la salida y entrada de los chicos de los colegios de la provincia. Lo cierto es que en Mendoza nunca se hizo una sola denuncia policial al respecto.
No es solo Mendoza...
Marzo y abril, casualmente los "meses escolares", parecen ser los elegidos para difundir y denunciar casos de secuestro que terminan no siendo tales. Y van en aumento. De hecho, los últimos meses han proliferado por todo el país distintos audios y advertencias sobre presuntos secuestradores. Algunos son tan ajenos que hasta están escritos en español latino, aunque en otros hasta se aporta la patente de los autos y camionetas supuestamente secuestradoras. Los medios locales que chequearon la información con las respectivas comisarías y oficinas públicas obtuvieron la negación fehaciente de esos datos.
Mar del Plata: «“Muchachos cuiden a sus hijos porque Mar del Plata está prendida fuego con ese tema”, alerta un hombre por Whatsapp. Una mujer da detalles de un hecho en el que un “motochorro” quiere secuestrar a una nena de 4 años en la zona del Estadio Mundialista. Los audios se propagaron por grupos de Whatsapp con notable velocidad y llegaron a todos lados. Pero hay una cuestión: los episodios referidos nunca existieron».
Necochea: «“Durante los últimos días en Necochea, una sucesión de testimonios en redes sociales y cadenas de audio a través de celulares mediante WhatsApp, pusieron en alerta a la población por presuntos secuestros de menores, realizados por cuatro sujetos que venden perfumes y que se movilizan en una camioneta blanca tipo Traffic con una calcomanía de un toro en un guardabarros delantero. La Policía lo desmintió».
Buenos Aires: «Una serie de audios de Whatsapp alertaron a los vecinos de Pergamino, Rojas y Ramallo sobre varios intentos de secuestros de niños a la salida de los colegios. Las autoriadades policiales de los distintos municpios negaron los rumores y pidieron calma a la población».
Las cifras reales de desaparición de chicos en Mendoza
Desde el área de Comunicación del Poder Judicial explicaron al Post que cerca del 90% de los casos por averiguación de paradero de menores suelen quedar sin efecto, ya que se trata de chicos (de entre 13 y 17) que por cuestiones familiares se fueron de su casa de forma voluntaria, y finalmente regresan por sus propios medios o bien fueron encontrados a los pocos días, y en buenas condiciones de salud. "Un porcentaje menor, y dentro del total de pedidos, tiene que ver con casos donde los niños han sido llevados por uno de sus padres, sin poner en conocimiento al otro", aseguraron desde ese área.
"Ante estos mitos urbanos, se dan dos reacciones: la de la descalificación de la precaución, y la de la paranoia"
La experta en poblemática adolescente y ex coordinadora del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, Cristina Fernández, expresó en una entrevista a Télam que ante la desaparición de un chico, "en principio la familia niega tener alguna responsabilidad, y el discurso recurrente es: 'Mi hija ha sido víctima de una red de trata', 'hay una combi blanca que levanta chicos en la esquina de tal y tal calle'. Les cuesta mucho asumir responsabilidades".
Cuando la opinión le gana a los datos fehacientes
La psicóloga, psicopedagoga y magíster en psicología social, Nancy Caballero, aseguró al Post que ante estos mitos urbanos, se dan dos reacciones: la de la descalificación de la precaución, y la de la paranoia, y dio pautas para diferenciar estas noticias falsas. "Hay que generar la precaución, porque los adolescentes tienen una mirada omnipotente, de que 'a mí no me va a pasar', por lo que cuesta que sean precavidos".
"Hay que tener en cuenta que ya sea con el caso de Rivadavia, donde hay testigos y detenidos puntuales, o con el caso del bebé mutilado en Buenos Aires, presuntamente por un rito umbanda, los casos toman relevancia total y se movilizan todos los medios. Entonces, si hubiese habido un solo secuestro de estos que se difunden en las cadenas, saldría en todos los medios y habría detalles puntuales", consideró la especialista.
Caballero recordó el caso del niño de seis años que en 2013 fue presuntamente secuestrado en la parada del colectivo frente a su escuela por un hombre que se lo llevó en bicicleta, y lo dejó en otro lugar, solo, y 20 minutos después. La denuncia provocó la decisión de mandar más policías a las escuelas y hasta se les pidió a las maestras desarrollar tareas de control en el protocolo que deben cumplir los docentes a la entrada y a la salida de los estudiantes. Finalmente los datos fueron desmentidos a los pocos días y se descubrió que el niño se había ido por su cuenta, asustado, al ver que su madre discutía violentamente con la maestra.
Ver: Cada vez más chicos mendocinos desaparecen los fines de semana
"En ese momento me imaginé imposible que un niño de seis años se esté quieto en la parrilla de la bicicleta mientras alguien se lo lleva contra su voluntad", recordó Caballero, y agregó: "Cuando viralizamos un relato que no tiene sentido común, significa que hemos entrado en una lógica que parte de una opinión y no de una estadística. No hay pensamiento analítico".
"Las cadenas truchas y datos falsos se viralizan con gran rapidez y generan temor en las personas"
Desde el Ministerio de Seguridad de la provincia brindaron información para tener precaución ante estas falsas cadenas que terminan propagándose, y recomendaron "no compartir o reenviar información que no haya sido corroborada".
"Las cadenas truchas y datos falsos se viralizan con gran rapidez y generan temor en las personas", aseguraron desde el área.
Los riesgos
-Desinformación: cuando la información que comparte no encuentra respaldo en fuentes fidedignas.
-Afectación de la reputación: la difusión de información vinculada a la esfera privada o íntima de las personas daña el prestigio tanto de la víctima como del autor.
-Posible comisión de un ilícito civil o delito penal: la difusión de información en forma malintencionada, o sin autorización o falta del consentimiento de la persona a quien ella se refiere, puede dar lugar a la comisión de un ilícito penal si de la vulneración del deber genérico de no dañar al otro resulta un daño o bien si se arremete algún bien jurídico tutelado por la ley penal.
Cómo no caer en la leyenda
1) Tener e inculcar precaución siempre, más allá de la veracidad o no de la cadena.
2) Verificar la fuente de la cadena antes de alertarse y reenviarla. Saber cuál ha sido el emisor principal de la imagen o historia.
3) No difundir "por las dudas". Las falsas cadenas terminan haciendo perder la credibilidad a las alertas verídicas.
4) Verificar el tipo de léxico en el que está escrita la cadena o grabado el audio.
5) Googlearla para ver si ya ha sido desmentida, está desactualizada, es falsa o no corresponde a la zona que dice ser.
6) Si el aviso tiene una imagen, buscarla en Google Images y comprobar si son imágenes genéricas. (Desde Web Whatsapp, con el botón derecho del mouse sobre la imagen).
7) No es suficiente tomar como real una cadena solo porque nos la envió alguien conocido.
8) Cuando el aviso viene del tío de un amigo de un compañero de trabajo que nadie sabe cómo se llama, lo más seguro es que no sea verdad.
9)
Hacer la denuncia policial o llamar al 911 si se es testigo de un secuestro o intento de.
10) A veces lo más solidario, es cortar la cadena.