La Suprema Corte de Mendoza le dio la razón a Sofía Rivera, quien presentó certificados médicos para no trabajar y se la pasó haciendo montañismo y viajando a Chile. Cómo burlar a la Justicia.
La increíble impunidad de la "jueza viajera" de Mendoza
Finalmente, zafó Carolina Rivera, la jueza viajera que, bajo pretexto de ser pasible de un cuadro psiquiátrico, se la pasó viajando y haciendo actividades que nada tienen que ver con su labor.
Su caso fue revelado por el Post el pasado 2 de enero y allí se expuso cómo la magistrada, para justificarse, presentó una batería de certificados médicos psiquiátricos otorgados por el Dr. Ricardo Sardi.
Al mismo tiempo, mientras aportaba esos documentos ante la justicia, Rivera se la pasó reuniéndose periódicamente con su grupo de montañismo e incluso viajó a Chile para pasear.
No se trató de un fin de semana o dos, sino de una constante que se dio durante meses. De hecho, desde que fue nombrada al frente del Segundo Juzgado de Flagrancia en la que se desempeña, en junio del año pasado, jamás se presentó a trabajar. En buen romance, se tomó 242 días de licencia.
Sin embargo, a pesar de todo lo dicho y comprobado, la Suprema Corte dispuso archivar las actuaciones sobre Rivera. Los que refrendaron la decisión fueron los integrantes de la Sala III de la Corte, Pedro Llorente, Omar Palermo y Julio Gómez, sobre la base de supuestos informes enviados desde la Secretaría Legal y Técnica, la Dirección de Recursos Humanos, la Junta de Reconocimientos Médicos del Poder Judicial y la sede Mendoza de la Dirección Nacional de Migraciones.
El expediente 100.263, al cual el Post tuvo acceso en exclusiva, reconoce que la investigación se inició luego de la revelación de este diario.
Ver además: Luego de la fiscal Orozco... ahora la viajera es una jueza mendocina
Allí, los jueces concluyen que “no surge la existencia de irregularidad que merezca reproche administrativo” ni “hecho pasible de sanción”. Cuando se recuerda el caso de la fiscal viajera, Anabel Orozco, pareciera que algo no encaja. ¿Cómo es que un caso amerita hasta un jury y el otro ni siquiera una amonestación administrativa?
Simple: para la Suprema Corte, Rivera padece un cuadro denominado “trastornos del estado de ánimo” y “existe coherencia y correlatividad entre la patología certificada, la sintomatología que presenta y la terapéutica aplicada”.
Y ahí aparecen los primeros interrogantes: ¿Qué tienen que ver los viajes de la jueza a Chile con su tratamiento médico? ¿Es casual que su “enfermedad” apareciera justo después de que fue nombrada al frente del juzgado de Flagrancia? ¿Por qué jamás tuvo antecedentes similares en el cargo que ocupó anteriormente, entre 2014 y 2016, en el Sexto Juzgado Correccional?
La explicación es simple, y la explicó este diario oportunamente: Rivera se negó a hacerse cargo de su nuevo puesto apenas “aterrizó” en Flagrancia. Lo revelaron al Post los mismos empleados de ese juzgado.
“Vino una sola vez y se indignó; dijo que en esa mugre no iba a trabajar, a partir de allí presentó licencia psiquiátrica”, confió la fuente de información ad hoc.
Por las dudas, este diario le preguntó a un familiar de Rivera: “¿Tiene algún tipo de afección real que pueda justificarla?”.
La respuesta fue tajante: “No, de hecho ella hace su vida normalmente. Sale con su grupo de amigos, va a la montaña e incluso viajó a Chile con sus sobrinos la semana pasada. También estuvo en Europa mientras estaba bajo permiso médico”.
Como puede verse, burlar al máximo tribunal de Mendoza es sencillo. No obstante, debe mencionarse que algunos de los informes profesionales que aparecen en el expediente de marras aconsejan a la Suprema Corte “el seguimiento de la evolución de la patología” de la jueza a efectos de hacer una valoración de las alternativas posibles en caso de que su recuperación no permita la inserción en el ámbito laboral.
Incluso se habla de la posibilidad del pedido de renuncia a Rivera y el acogimiento al beneficio de una jubilación por invalidez.
Como sea, por ahora la magistrada zafó, es la única verdad. Es una mujer de suerte, ciertamente. Por lo pronto, sabe escapar de los escándalos con gran eficacia. Hay toda una historia de estafa familiar, que la complica y que involucra a su propia hermana a la cual le habría birlado sus bienes. Se contará en una próxima nota, con lujo de detalles.
Mientras tanto, Rivera puede seguir festejando. Sabe que ha ganado un round importante. Seguramente haya exteriorizado su alegría charlando con su amiga, la fiscal viajera Anabel Orozco.