Historia confidencial.
La trama feroz a 25 años del atentado contra Carlos Menem Junior
El 17 de noviembre de 2016, Cristina Fernández de Kirchner movió el avispero al declarar ante la Justicia que la muerte de Carlos Menem Junior fue producto de un "atentado".
"Pienso sinceramente que no ha sido un accidente el hecho de que haya aparecido, de acuerdo con pericias de Gendarmería que se publicó en los medios y nadie desmintió que dan cuenta del hallazgo de perforaciones de bala en el fuselaje del helicóptero, como así también pude leer en distintas publicaciones sobre la presencia de una ambulancia en las inmediaciones del lugar que se hizo presente casi de inmediato", dijo.
Anteriormente, el expresidente Carlos Menem hizo lo propio a través de un escrito, donde mostró convencimiento de que su hijo fue asesinado.
"Ratifico saber que mi hijo murió en un atentado criminal" sostuvo Menem en el escrito, y agregó conocer "quiénes, cómo y por qué lo asesinaron", y que esa información la obtuvo cuando era presidente de la Nación.
Expedientes cruzados
En agosto de 2015, Menem aseguró que, si declaraba lo que sabía respecto del atentado a la AMIA, afectaría intereses del Estado argentino y podría "provocar el rompimiento de la convivencia pacífica con otras naciones".
El comentario no es casual: lo sucedido en el edificio de la mutual israelita en 1994 tiene una estrecha relación con la muerte de su hijo.
Como sea, ¿qué sabe en su fuero íntimo el expresidente de la Nación? ¿Qué sospecha? Que intereses árabes se cobraron una venganza contra su persona por no haber cumplido una serie de acuerdos refrendados en Damasco en el año 1988, junto al entonces presidente sirio Haffez Al Assad.
A cambio de cerca de ocho millones de dólares para la campaña presidencial, Menem aseguró a su par que le vendería un reactor nuclear y ayudaría a blanquear dinero del narcotráfico de Siria, una de las principales fuentes de ingreso de ese país.
Ello provocó que ocurriera el primero de los atentados, el que hizo explotar la embajada de Israel el 17 de marzo de 1992. El mensaje fue claro y su ejecutor también: en esos días se encontraba en Buenos Aires Monzer Al Kassar, ministro sin cartera de Siria. El dato llegó a manos del entonces ministro del Interior, José Luis Manzano, pero este decidió ocultarlo a pedido de Menem.
El 18 de julio de 1994 ocurrió el segundo atentado, esta vez a la mutual israelita AMIA. Entonces Menem dijo una frase reveladora: "Esto me lo hicieron a mí". Sabía de lo que hablaba: inmediatamente exigió que no se investigara a ningún ciudadano sirio.
Ver además: Menem aseguró que sabe quiénes mataron a su hijo
En realidad, el exmandatario creía que atentarían contra alguno de sus hijos. Por ello, apenas supo de la explosión en la AMIA, llamó a Zulemita Menem para preguntarle si estaba bien.
Luego llegó lo peor: la muerte de Carlos Menem Junior, acaecida el 15 de marzo de 1995.
El mensaje era claro y había sido anticipado un mes antes por un agente de inteligencia que estaba preso, Mario Aguilar Rizzi. El entonces recluso envió una carta certificada -número 8804- al exministro del Interior Carlos Corach advirtiendo que matarían al hijo de Menem mientras volara en su helicóptero.
"Está vinculado con el tema AMIA", aseguró lacónico el espía. No obstante la advertencia, Menem diría en esos días, una y otra vez, que lo sucedido con Carlitos se había tratado de un "lamentable accidente".
Al mismo tiempo, Zulema Yoma comenzaría una cruzada solitaria, asegurando que su hijo había sido asesinado. Quienes la trataron de "loca" en esos días, no advirtieron en una frase que solía pronunciar y que se ha vuelto crucial a 20 años de sucedido ese hecho: "La muerte de Carlitos fue el tercer atentado".
Entonces... si sabía que el fallecimiento de su hijo no había sido un hecho fortuito, ¿por qué Menem decidió decir públicamente que había sido un "mero accidente"? Por muchos motivos, aunque principalmente dos: como se dijo, en la trama aparece él mismo involucrado y, si decía la verdad, se inculparía a sí mismo. Por otro lado, el expresidente temía que, si hablaba, le hicieran algo a Zulemita.
Un exministro del menemismo que supo gozar de la confianza de Menem como pocos, lo explicó a este cronista de la siguiente manera: "Carlos los cagó a los sirios, los sirios se lo cobraron y quedaron a mano. Si Carlos subía la apuesta, quedaba otra vez en deuda y podían matarle a Zulemita. Así opera la mafia".
Dicho esto, aparece la siguiente pregunta: ¿Cómo es que esta verdad podría afectar intereses estatales? En primer lugar, porque existió un claro encubrimiento por parte del Estado para que no se llegue a los verdaderos culpables del atentado a la AMIA. En segundo lugar, porque existieron increíbles complicidades a la hora de ejecutar y encubrir el mismo hecho.
En esa cadena de responsabilidades aparecen importantes referentes de la política, agentes de inteligencia, policías e incluso reputados funcionarios judiciales. Si a ello se suma que hubo una certera presión por parte de Estados Unidos e Israel para que no se investigara la denominada "pista siria", el escándalo llega a niveles superlativos.
En realidad, la trama es mucho más escalofriante de lo que aquí se cuenta y, como puede verse, supera a los mejores libros de ficción (Continuará).