Como casi toda su familia política y sus hijos, la suegra también tenía un contrato.
La suegra de Luis Lobos, "ñoqui" en la Legislatura provincial
María Elena Fernández (77), suegra del ex intendente imputado Luis Lobos y madre de la ex funcionaria Claudia Sgró, fue empleada “ñoqui” de la Legislatura de Mendoza hasta diciembre de 2013, cuando Lobos accedió a la intendencia de Guaymallén.
Nadie recuerda haber visto a la agente pública María Elena Fernández en los pasillos de la Casa de Gobierno en aquel entonces (habría estado algunos meses en administración central), ni en la Legislatura provincial. Allí tuvo un contrato de locación de servicios desde junio a diciembre de 2013 por un monto bastante bajo, pero con un dato llamativo: Fue contratada a pedido del ahora ex diputado del Partido Demócrata Jesús Riesco. Ello demuestra el accionar de la “cooperativa de beneficios mutuos” en Guaymallén, donde políticos de los tres partidos principales administraron una jugosa “caja” a través de la contratación de ñoquis, entre otros negocios.
No es la primera vez que la suegra de Lobos es noticia por un caso de gente que “trabaja” sin aparecer por las oficinas, y que en la mayoría de los casos deben entregar su tarjeta de débito a quien les “gerencia” el cobro. Esta semana, el POST reveló la historia completa de cómo una mucama del clan Lobos, que trabajaba en la casa de María Elena Fernández y Juan Carlos Sgró, fue convertida en ñoqui y esquilmada durante años, sin saberlo. Hizo una denuncia acompañada de funcionarios municipales de la nueva gestión en la fiscalía de Delitos Complejos que conduce el fiscal Juan Manuel Bancalari.
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El caso de la “suegra ñoqui” de Lobos agrega un dato más a la lista de trabajos oficiales del clan, que este diario publicó en 2014 en la investigación “Así se enriquece un intendente”. Muchos de ellos tuvieron “cobertura” con empleo público mientras Lobos gobernó el departamento.
Facundo Lobos, hijo de Luis Lobos, trabajó en el Centro de Documentación Rápido del Registro Civil UNIMEV. Lucas Ignacio Lobos, nacido en Canadá e hijo Lobos, trabajó en una Subdelegación de la municipalidad. Laura Silvina Alcaraz es sobrina de Luis Lobos, ocupó el cargo de Subdirectora de Administración del municipio. Fue la Jefa de Personal. Alberto Ruiz, ex cónyuge de Claudia Sgró, fue jefe de la Unidad de Atención Integral (UDAI) de la ANSES en Guaymallén. Juan Carlos Sgró (h), hermano de Claudia Sgró, fue Subdirector de Servicios Públicos. Alejandra Sgró, hermana de Claudia Sgró, fue Secretaria Privada de Intendencia de Luis Lobos. Facundo Ruíz, hijo de Claudia Sgró, fue Jefe de Subdelegaciones del municipio. Adriana Ruíz, hermana de Alberto Ruíz (ex cuñada de Claudia Sgró) también trabaja en el municipio. Su esposo Daniel Alberto Calanoce también, en Rentas de la Municipalidad. Dos hijas de Adriana Ruiz y Daniel Calanoce se llaman Ianina Daniela Calanoce Ruíz y Carolina Calanoce Ruíz. Ambas trabajan en la comuna.
Denise Alejandra Pena y Antonella Bavetta Funes, ambas relacionadas a Facundo Ruíz, Renzo Emiliano Bavetta Funes, hermano de Antonella Bavetta Funes; Sandra Raquel Funes, madre de Antonella; también son del clan y tienen o han tenido trabajo oficial. “Muchos de ellos estaban en blanco y volvieron a sus puestos originales y los hemos conminado a trabajar” dicen en la comuna, donde Luis Lobos volvió a su cargo municipal original recorriendo plazas planilla en mano y su esposa Claudia Sgró, hizo lo propio a una oficina de Turismo de la comuna en la Terminal de Ómnibus, aunque ahora están con licencia. Claudia Sgró se cayó en su oficina y ya lleva un mes y medio de reposo, aunque está muy activa en las redes sociales. Y a Lobos se le concedió una licencia para que pueda cuidar de su esposa, según se informó.
Ahora, la madre de Claudia Sgró que estaba jubilada desde 2007 con un sueldo de $ 4299, engrosa la lista de integrantes del clan Lobos a sueldo de todos. Sin embargo, habría dejado de trabajar para el Estado en diciembre de 2013. En la Municipalidad de Guaymallén, adicionalmente, informaron que no sería empleada de la comuna. “Hemos hechos el rastreo y no hemos encontrado nada, por lo menos con el sistema algo precario que tenemos en Recursos Humanos” dijo una fuente.
Mamá Sgró
María Elena Fernández (77) está casada con Juan Carlos Sgró (77 años, también) y tenía 73 años cuando dejó de “trabajar” en la Legislatura, aunque legisladores peronistas y radicales consultados no recuerdan haberla visto jamás en ninguna de las dos cámaras.
Las informaciones respecto del paso oficial de “Mamá Sgró” –que es monotributista- son confusas e insuficientes. En registros públicos como la AFIP y la ANSES figura dada de alta en el Estado Provincial, por cuenta del Gobierno de Mendoza, el 1 de enero de 2012. Pero su presencia no pudo ser rastreada. En el Senado de Mendoza la tenían registrada como “adscripta” en ese tiempo, pero no hay suficiente documentación oficial respecto de su lugar de origen y quién la adscribió. “Sólo sabemos que estaba adscripta y que con los decretos de fin de las adscripciones debió volver a su lugar de origen” dijeron fuentes de la cámara. Pero no pudieron precisar el destino estatal de la suegra de Lobos.
Los datos más certeros aparecieron en la Cámara de Diputados. Allí, un rastreo “cruzado” permitió establecer que “Mamá Sgró” tuvo un contrato de locación de servicios, a cuenta del cupo del bloque del Partido Demócrata y por pedido del entonces diputado Jesús Riesco. Si había alguna duda respecto de la participación de Riesco en la “cooperativa” política de Guaymallén, la contratación de la suegra de Lobos para hacer “nada” durante siete meses por cuenta de los fondos del Estado, lo prueba.
El monto del contrato de la suegra de Lobos es llamativo también. 30.000 pesos en siete meses no es mucho. “Menos de lo que cobra un ordenanza de la Legislatura” reflexionó un diputado justicialista, divertido con el dato. Por supuesto, jamás había visto a la madre de Claudia Sgró y suegra de Lobos en la Legislatura.
¿Pudo ocurrir que esta mujer haya sido estafada en su buena fe, y su yerno o su hija la hayan transformado en “ñoqui” para hacerse de unos pesos más, como ocurrió con la mucama de papá y mamá? Difícil. En esa época, en la Legislatura se pagaba con cheques para evitar que hubiese pases de manos con las tarjetas de débito. “Se pagaba con cheques y se hacía efectivo en el banco contra registro de firma. Si había sospechas, no se pagaba” dijo una fuente. Cuando le preguntamos si los cheques de María Elena Fernández habían sido correctamente pagados, dijo “Sí”. La mujer estaba en la más informal de las categorías, por debajo de los empleados permanentes y de los temporarios.
Lobos y Claudia Sgró
El clan Lobos-Sgró ha caído en desgracia. A las causas penales, media docena, y las investigaciones administrativas, se suma el riesgo cierto de acusaciones mayores y de penas de prisión efectiva –por lo menos en el caso del ex intendente- en caso de que se pruebe que hubo una asociación ilícita para enriquecerse con fondos públicos.
Claudia Sgró sublima su bronca posteando en Facebook acusaciones de traición, y advertencias de venganza y resistencia a la adversidad. Y Lobos aguanta con los dientes apretados, la ropa de operario municipal y la planilla para anotar las novedades en las plazas departamentales, aunque ahora ambos están de licencia.
Los dos perdieron la mayor dedicación, los extras que cobraban, y los beneficios no remunerativos. A Claudia Sgró su sueldo le bajó de 28.000 pesos a cerca de 10.000 pesos.
Los casos de ñoquis los complican aún más. Sobre todo en los que se demuestra la metodología corrupta, como hicieron en el caso de Laura Fara, la empleada doméstica de “Mamá Sgró” y su esposo Juan Carlos Sgró.
Son cada vez más los casos de fraude que se descubren de la gestión Lobos. Aun por fuera de la imputación que pesa sobre el intendente, de las auditorías del Tribunal de Cuentas, de los alquileres fraguados que se descubrieron, o de los negocios inmobiliarios y las riquezas mal habidas. Los registros de ñoquis son muy llamativos. Este diario ya dio testimonios de arrepentidos contratados que contaron la operatoria para cobrar. El año pasado, se supo de la denuncia de una mujer, suegra de la ex diputada Lorena Meschini, que declaró en la justicia haber sido ñoqui del aún concejal Daniel Centeno. Además, integrantes de la oficina de Centeno están siendo investigados por haber estafado a la mujer, obteniendo créditos apócrifos con su documentación. Esta semana, dimos a conocer la historia de Laura Fara, la empleada doméstica del clan que fue ñoqui sin saberlo e hizo una denuncia penal. Su hijo, jardinero de la familia, también era ñoqui y renunció en cuanto fue convocado a su “trabajo”. Tampoco estaba enterado. Otro “empleado” de los convocados a la Municipalidad por la nueva gestión confesó, días atrás, que cobraba sin trabajar y que lo hacía “gerenciado” por el entonces concejal demócrata Ariel Rinaldi. El hombre denunció el “robo” de su tarjeta de débito al Banco Nación, y desde entonces parece que el concejal no pudo cobrarle más el sueldo. Rinaldi pertenece al riñón del ex diputado Riesco. Es la misma rosca.
Y ahora, Mamá Sgró tenía un contratito en la Legislatura. De 30.000 pesitos.
¿No será mucho?