Vio el debate, desapareció y murió: la esposa, de testigo a sospechosa

Un caso aberrante que toma un nuevo giro. La columna de Mauro Szeta para el Post.

Vio el debate, desapareció y murió: la esposa, de testigo a sospechosa

Por:Mauro Szeta
Periodista-Policiales

El asesinato del abogado Miguel Angel Gómez, en La Plata fue brutal por donde se lo mire. 

No sólo lo golpearon, sino que lo ataron, quemaron, apuñalaron y hasta lo torturaron con la técnica del submarino seco.

De arranque fue todo un enigma.

Gómez, de 66 años, vivía con su tercera pareja, Paola Irala, en una casa de City Bell. Lo que se sabía por la declaración de la mujer es que Gómez había visto el debate por la candidatura presidencial y que luego a las 22:38 de aquel día 15 de diciembre, había conversado por teléfono con un pariente al que lo conminó a encontrarse al día siguiente.

Según el relato que hizo la mujer, luego de esa charla, el abogado le dijo: “Ya vengo, vuelvo en un rato”. Nunca más apareció.

A la mañana siguiente, y a 8 kilómetros de la casa, Gómez apareció asesinado, con el cuerpo recostado en el asiento trasero de un auto Gol Trend blanco.

Los forenses detectaron alevosos signos de violencia contra la víctima.

La jefa de la pesquisa Virginia Bravo entendió que Gómez había sido atacado en otro sitio, y que lo habían llevado hasta allí en estado de agonía.

Lo cierto es que a los criminales el plan les salió mal. Intentaron prender fuego el auto con Gómez adentro, pero no pudieron.

La investigación se centró en dos frentes: determinar si Gómez tenía conflictos o enemigos latentes, y rastrear con las cámaras por donde lo habían paseado hasta descartar su cuerpo a unos 8 kilómetros en una zona aislada y de difícil acceso para los que no son de la región.

Descartados conflictos comerciales o laborales, la fiscal puso el ojo en la casa de Gómez y en su vida de pareja.

En paralelo, declararon testigos que detectaron llamativas manchas de sangre lavadas en la casa de Gómez. Los rastros estaban en la puerta, en un colchón y en una almohada. Aún se espera el resultado completo de la prueba de Luminol.

La sospecha es que el abogado fue atacado en su propia casa. Se estableció que “noqueado”, fue atado con corbatas de su propiedad, tapado con una manta y cargado en el auto.

Antes, durante el ataque, le quemaron los pies con agua hirviendo y para subirlo al auto, le pusieron medias y zapatos en un intento por disimular el momento de las quemaduras.

A estos indicios, se sumó que luego de las 22.38, Gómez no hizo, ni le hicieron un sólo llamado más. Sus anteojos y un celular quedaron en su casa. Su otro celular se lo robaron los criminales.

Un testigo de identidad reservada vio pasar el auto Trend con dos hombres, una mujer y un bulto.

Todas las miradas se centraron entonces en la esposa. 

Si el ataque fue en la casa y todos los objetos que se usaron para sujetarlo son de la casa, la mujer tuvo que haber visto algo, o tuvo que ser parte del plan.

Con esta prueba, Paola Irala quedó detenida por el delito de homicidio agravado por el vínculo, alevosía, ensañamiento y por la participación de más de dos personas.

Lo que inquieta es el móvil del crimen. “¿Irala se lo quería sacar de encima a Gómez? ¿La mujer tenía una relación con un hombre vinculado al delito? ¿Fue un crimen que perseguía un fin económico?

Por ahora, sólo preguntas que no tienen respuesta. Lo único claro es que la esposa pasó de testigo a sospechosa, lo que no es poco.