La gestión, el Estado, Macri, y más... mirada en la cabeza del gobernador electo.
Quién es Cornejo, "bio" no autorizada en 8 claves
Alfredo Cornejo es un duro. No resulta inflexible -político al fin- pero su modo de relacionamiento político es así, desde la dureza incluso extrema. Aunque últimamente se ha “acostumbrado” a que sus tiempos no serán sencillos, quienes le conocen mejor dicen que sus muestras de malhumor suelen tenerlo a salvo de la larga lista de reclamantes de todo tipo que hay en Mendoza, y del acoso partidario ante la perspectiva de completar la enorme cantidad de “casilleros” del gobierno provincial, cargos nacionales y los municipios del Gran Mendoza. Ese modo de relación, la dureza, no distingue aliados de adversarios. Puede no darles lugares atractivos en las listas a dirigentes del PRO -como ocurrió este año- tanto como no recibirles dinero en la campaña ni darles ni una reunión a algunos empresarios. O enviarles destemplados mensajes de texto a sus colaboradores a las 7:00 de la mañana, si no está conforme con algo.
El “miedo al carácter del Alfredo” será un buen aliado en los primeros tiempos de un gobierno que difícilmente tenga luna de miel si no consigue un financiamiento generoso del Banco Nación o del pool de bancos que atienda los servicios financieros de la provincia. Y luego, dependerá de cómo le vaya en la gestión. Se le volverá en contra si la gestión se pone pesada.
Alfredo Cornejo es claro cuando habla. Pero hay asuntos que el gobernador electo se reserva incluso ante personas cercanas a quienes le confía tareas sensibles. Muchos no los hará explícitos hasta después del balotaje, y otros, sólo se sabrán una vez asumido el gobierno.
Cornejo cree que la información es poder y la comparte sólo en porciones, a cada uno, lo que él cree que deben saber. Es parte del secreto de su éxito como dirigente.
Falta muy poco para el diez de diciembre y apenas cuatro días para saber quién será el presidente de la Nación. Aun así Cornejo se las ha ingeniado para no dar demasiadas pistas sobre el futuro a pesar de la larga y exasperante transición. Sin embargo, una reconstrucción de sus acciones, algunos de sus dichos y lo que apenas suelta a quienes le rodean, sirven para arrojar luz al “Estilo Cornejo” y a las posibles direcciones que dará a su gobierno.
Leé: Seis claves del triunfo de Cornejo
1. El Poder
Cornejo tiene claro desde siempre que el gobernador de Mendoza empieza a perder poder el mismo diez de diciembre, al momento de asumir. Por eso se ha esforzado en construir una “pirámide” desde la que gobernar sus cuatro años, ejerciendo sus porciones de poder con dureza. Incluso extrema, como cuando no cedió en darle a Francisco Pérez y al PJ el endeudamiento que reclamaban, o –más cera en el tiempo- cuando envió una carta explosiva al Banco Nación en medio de una transición delicadísima y con la provincia pagando sueldos atrasados. Nadie les ha dicho a los peronistas cosas tan duras como Alfredo Cornejo, en público, en privado, e incluso en discusiones mano a mano. El “Estilo Cornejo” es ejercer el poder al máximo. Con premios y castigos. Ha ido deglutiendo a sus rivales internos del radicalismo, algunos ahora son aliados y los que no, se quedaron afuera de todo. Los bajaba, los aislaba, y luego los rescataba. Así definió a su sucesor en Godoy Cruz. Muchos tenían aspiraciones, incluso algún dirigente con pequeño poder territorial o de militancia.
Supo construir alianzas útiles con Julio Cobos, Ernesto Sanz, los intendentes territoriales, y luego alineó a todo el radicalismo en sus estrategias. Su último gran éxito ha sido la construcción del Frente Cambiemos en Mendoza, donde ha sido más heterogéneo que en el resto del país, salvo Jujuy. En ese manejo del poder, para Cornejo es clave la administración de la información, un insumo sensible.
Alfredo Cornejo -en sus construcciones políticas- también dialoga. En sus enfrentamientos con Pérez, mantuvo canales de comunicación muy fluidos con intendentes del PJ -sobre todo Bermejo y Félix- y con Patricia Fadel.
2. La información
Es muy habitual, al hablar con sus colaboradores o con funcionarios y dirigentes encargados incluso de la transición, escuchar la frase “Alfredo no me lo dijo” o “no sé…” sobre asuntos que cada uno maneja. Incluso respecto de la situación financiera de la provincia, ni Martín Kerchner –seguro ministro de Hacienda- ni Enrique Vaquié tienen en su cabeza el 100 % de lo que planea Cornejo. “Él es así… reparte a cada uno lo que cree que tiene que saber… es una forma de concentración de información y de manejo de poder que le ha dado resultados” dice alguien que le conoce bien. Tal vez por eso la estructura y la conformación de su gobierno son casi un misterio incluso para colaboradores cercanos. Nadie en su círculo tiene el mapa completo.
3. La autoridad
El principio de autoridad rige la conducta política de Cornejo, y planea trasladarlo a la gestión. Cuando le preguntan por educación, suele decir que los chicos tienen que estudiar y hacer caso a los maestros, que además tienen que estar en las aulas. Reconstruir el principio de autoridad en el Estado partiendo de la propia, la del gobernador, es una de sus ambiciones. En Educación, en la administración misma, en Salud y en la Policía. Lo mismo hizo en la UCR, donde ha hecho sentir su autoridad política.
4. Macri
Fue de los primeros en creer en Mauricio Macri aun cuando en el radicalismo eran Ernesto Sanz y Julio Cobos quienes aspiraban a una candidatura presidencial. El candidato a presidente de Cambiemos y el gobernador electo mendocino se conocen desde hace varios años, se dispensan confianza, y hablan seguido. Se comunicaron varias veces después de las elecciones generales de octubre.
Comparten la pasión por “la gestión”. Puede que el viaje a Estados Unidos le haya dado a Cornejo una visión más completa de lo que se piensa afuera del país y sus fuerzas políticas, ya que en todas las reuniones le preguntaron por la “gobernabilidad” en caso de que Macri sea presidente. Pero algo le tranquiliza. El candidato le llama seguido para hablar de política. Y mientras Macri escuche a los políticos nacidos justamente en la política, Cornejo se va a sentir más seguro.
5. Los gremios y los empleados estatales
"El Alfredo" tiene un conflicto real con los gremios. Si les afloja la billetera no tendrá plata para gobernar. Y partir de allí construirá la relación. no tiene una buena opinión de los dirigentes gremiales de ATE y del SUTE (los cree cómplices del PJ en el problema financiero de la provincia), los respeta y no quiere conflictos ahora. Por eso los convocó a una primera rueda de conversaciones. Pero guarda en su manga una encuesta que les da pésimo a casi todos los dirigentes de los gremios, con lo que adivina alguna licencia social para avanzar “contra la vagancia” como suele decir en forma reservada. Es decir, lo que quiere es que los trabajadores del Estado trabajen, y que lo hagan bien y “preocupadamente” por el resultado de su tarea. Por lo tanto planea avanzar. Y si en el camino se tiene que llevar puestos a los dirigentes de los gremios, lo va a hacer. En cuanto le planten un paro, va a resistir y a intentar doblegarles a todo o nada.
6. La Gestión
Será su cometido principal. Sobre todo en salud (planea un sistema de trazabilidad para seguir la distribución de los medicamentos, en Educación irá contra las “misiones especiales” y revisarán adscripciones. Los aumentos salariales serán muy por debajo de los que en su momento dio el gobierno de Pérez, y planea meter presión en “la diaria” del trabajo estatal todos los días. Menos ministros y funcionarios y decisiones centralizadas.
No se sabe bien cómo, pero por lo pronto metería la mano en las “misiones especiales” de la DGE, una especie de festival organizado que permite a muchos maestros estar haciendo cualquier cosa en cualquier lado, menos frente al aula. Varias veces se quejó Cornejo de la masa docente (dos tercios del total) que no está en el aula. Así es que el primer remezón sería que cada uno vuelva a su lugar. Luego apuntaría a las adscripciones, y cerraría el grifo de ingresos al Estado. Por eso se habla de un número de funcionarios políticos y de ministerios sensiblemente menor al actual. La austeridad, ante todo.
7. La economía de Mendoza
El gobernador electo no cree en los grandes planes económicos. Y cree firmemente que la prolijidad administrativa y financiera, y lo que llama “la calidad del gasto” serán suficientes para impulsar el crecimiento de Mendoza, con “las pocas” –lo ha dicho muchas veces- herramientas que tiene un estado provincial, que demás ni siquiera tiene un banco propio. Tal vez por eso escuchó con paciencia a los referentes de la producción que le advirtieron sobre la necesidad urgente de contar con 1.000 millones de pesos para levantar la cosecha, y ello, sin tener en cuenta que además hay que inventar qué hacer con el stock excedente de vino in-ven-di-ble en el exterior; antes de trasladarles la misma preocupación y arrancarles compromisos de alguna asistencia a Macri y a Scioli. Por lo demás, su visión del desarrollo económico pasa por lo que pueda hacer el gobierno nacional respecto de las grandes variables macro que afectan a las economías regionales: Impuestos, retenciones, inflación, y muy especialmente el tipo de cambio. No piensa meterse con el intento de desarrollar la minería, ni con grandes transformaciones económicas, sino con eficientizar lo que hay y tal vez fondear un poco más el Fondo Para la Transformación y el Crecimiento.
8. Seguridad
Ya estuvo allí, por lo tanto conoce el paño. Si hay un funcionario en el gobierno de Cornejo que tendrá el poder acotado, será el futuro Ministro de Seguridad. El verdadero ministro será el propio gobernador. Y el funcionario “de línea” más importante, el Director de Inteligencia Criminal. La gestión en seguridad se apoyará en el manejo de mucha información de Inteligencia sobre las bandas de Mendoza, y presión política sobre jueces y fiscales para que “vayan a buscar a los 2.000 delincuentes que hay en Mendoza a sus guaridas” como ha repetido muchas veces en campaña. Cree que antes que crimen organizado el problema es un estado desorganizado que no sabe combatirlo. Los otros aspectos importantes serán la “comunicación de Buenas Noticias” –esclarecimientos. Allanamientos exitosos- y el restablecimiento de la autoridad adentro de la Policía, jaqueada por la malaria económica y la falta de equipamiento suficiente.